La facilidad con la que se impuso el Brexit es tan sospechosa como las primeras imágenes de los rebeldes libios que se emitieron por televisión, en las que alguno lucía una estética surrealista en medio del desierto: sombrero de bombín a lo Michael Jacson, chaleco y atuendo impecable mientras se mostraban ante la cámara, con el bazuca, desde el Toyota (coche del año en 2011-12 al servicio de la “espontánea primavera”).
El absurdo informativo siguió. Hay quien dice que vio imágenes en Facebook de la plaza de Tripoli con mujeres y niños manifestándose, cuando lo único que se emitió en pleno eco de la propaganda bélica occidental, fue un escaso y difuso primer plano de hombres barbudos en aparente estado de embriaguez, (por supuesto que la narrativa del periodista iba por otro lado). Una vez más se confirma lo que dijo Silo: la conciencia infiere más de lo que percibe.
Luego vinieron los dominicales de El País, mostrándonos un catálogo de indumentarias de los rebeldes sirios, ataviados impecablemente según los criterios de la shaira, con Kalashnikov en mano. En aquel momento pretendían una empatía estética por parte del público progre occidental. Dieron una vuelta de tuerca –afinando en lo que querian transmitir– con las degollaciones de rehenes del ISIS, perfectamente coreografiadas. Algo digno de coleccionistas, como los juguetes y el dentífrico radioactivo de los años 50.
Ante tanto absurdo, lo que queda en el atrofiado cerebro del consumidor de hamburguesas, no son los informes técnicos, no son las opiniones de los expertos, ni siquiera es la propaganda disfrazada de noticia que emiten las conglomerados comunicacionales. Lo que realmente queda es la versión filme de todo ello, que produce Hollywood. Y ese es el motivo por el que se fabrican escenarios como el del 11-S con emisión 24h. por parte de las grandes cadenas televisivas.
Nunca importó tanto en mi pueblo el lejano Irak, ni la lejana Libia, ni la lejana Siria. Ahora, para la inmensa mayoría ya no importan más, dejó de ser hipnotizante, o lo que es igual, dejaron de emitir. Lo que queda es la versión cinematográfica “En tierra hostil” -¡Cómo que en tierra hostil! Pues sí, con todo el descaro, invaden países tranquilos y estables y se lamentan de que no les agradecen por su genocidio.
Esta rememoración viene a cuento de visualizar una vez más en manos de quien está el mundo. Esto no es algo que cambia de un año para otro. Y en este contexto no está de más preguntarse sobre qué significa realmente el Brexit.
El Brexit ocurre en Reino Unido, principal aliado militar de EEUU. De otra parte Europa viene recibiendo desde el año pasado el “regreso de su acción”: la contrapartida del terrorismo que arma y financia en Oriente Medio, los aviones que desaparecen de los radares y una serie de rarezas en el corazón de Europa.
Mientras en EEUU se va imponiendo la visión de Donald Trump. No importará demasiado si finalmente el ganador resulta ser la cruel Hillary o el nuevo rey porky, lo sustancial será la normalización del “estado de excepción” y la “necesaria” guerra de exportación para la industria bélica.
Entre Donald Trump y Boris Johnson hay mucho en común. Los dos son los bufones que el sistema necesita en este momento preciso para canalizar la indignación de las masas. Dos estilos diferentes pero en el fondo el mismo papel. A Trump y a Johnson les toca interpretar el rol de políticos no convencionales, sin escrúpulos, extravagantes, para tomar las decisiones que la demolición controlada necesita. Hay que poner a salvo lo que se pueda antes de atacar.
El Brexit ganó por poquito, como Macri y como Hitler, pero suficiente para llevar todo a la degradación social acelerada.
A pesar de las manifestaciones, a pesar de las firmas, a pesar de la inmensa contrariedad para los europeístas, no hay marcha atrás. Un nuevo referéndum podría revertir la situación, pero eso es algo que EEUU no apoya, porque el Brexit cumple con el objetivo de desmembrar Europa. De ese modo la estrategia militar y los tratados (TTIP, CETA, TISA…) progresarán en cualquier país (o en los nuevos territorios independizados) sin las trabas del parlamento europeo.
Toda Europa podría cambiar profundamente de dirección y signo político si los nuevos partidos y movimiento emergentes de trasfondo humanista siguen avanzando. Entonces una Europa unida sería una mala noticia para el imperialismo americano.
El Brexit supone la retirada de Reino Unido de un territorio económicamente vulnerable. Europa hoy está sometida a una emboscada: de una parte su economía depende de su implicación en la industria bélica para sobrevivir, al tiempo que esa implicación la separa de Rusia y la debilita enormemente en el mundo asiático.
El truco para el sometimiento de Europa, que sufre el Síndrome de Estocolmo y que puede llevarla incluso a su autoinmolación, es: la alianza militar con el maltratador (EEUU), debido a que su economía está en situación de dependencia con el maltratador.
Igualmente ilustrativo es el tratamiento que se da a los refugiados. En sentido práctico, la inmigración sería un factor extraordinario de crecimiento para una Europa envejecida, pero la respuesta que se está dando es inmediatista; inestabilidad a cambio de negocio inmediato. Tal como revela el informe de Transnational Institute, Stop Wapenhandel y Centre Delàs d’Estudis per la Pau (1), todo este asunto está generando sumas millonarias a las corporaciones de seguridad y de tecnología militar.
Se podría resolver humanamente el tema se los refugiados con muchísimo menos dinero, además de canalizar el clamor de solidaridad que mucha gente está expresando en todo el mundo. Pero ¿cómo vamos a esperar una solución humana de aquellos que han destruido los paises de los que ahora se ven forzados a la emigración? La derecha europea no tiene escrupulos y es atroz, lo ha venido demostrando una y otra vez; pero ahora esta demostrando también su cortedad de miras.
La banca europea viene sufriendo perdidas que la colocan al borde del colapso, esto no es algo que podamos esperar leer en grandes titulares, pero es algo obvio cuando la gráficas muestran pérdidas anuales de entre el 50 y el 80 por ciento en la mayoría de bancos. Por ejemplo, una segunda notica de la magnitud del Brexit o quizá no tan notoria, supondría un corralito generalizado en toda Europa, o lo que es peor, el hundimiento en cadena de un banco tras otro, con un etcétera de consecuencias imposibles de predecir.
Como resultado tenemos a una Europa que está en la diana, y el botón de la flecha (o misil) está en manos del imperialismo americano, que accionará cuándo considere oportuno.
“Es hora de llevar esta cooperación a un nivel superior”, ha instado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg en Varsovia, donde la organización celebra su cumbre bienal.
Mientras tanto China ha propuesto a Rusia crear una alianza contra la OTAN para poner fin a ‘las ambiciones imperialistas de Occidente’.
En esta línea, Xi Jinping pronosticó la debacle de la Unión Europea, junto con la economía de EE.UU., hechos que “terminarán con un nuevo reordenamiento del mundo”. “El mundo está al borde de un cambio radical (…) en los próximos diez años, podemos esperar un nuevo orden mundial en el que el factor clave será la alianza ruso-china”, aseguró.
Las declaraciones de Xi tuvieron lugar apenas unos días después de la visita a China del presidente ruso, Vladimir Putin. En la cuarta visita oficial de Putin en los últimos tres años, los líderes de los gigantes asiáticos escenificaron su buena relación bilateral y reafirmaron el compromiso de impulsar la cooperación con la firma de nuevos acuerdos. (2)
En todo caso, a Europa le toca mover ficha en una u otra dirección. Aquí la salida fácil del exministro de interior de Aznar, Sr. Rajoy, que no dudó en ver armas de destrucción masiva en 2002 en Irak, aquí el amodorramiento de todos los partidos del Establishment, es un fracaso garantizado de consecuencias imprevisibles.
1: https://es.scribd.com/document/317415385/Guerras-de-Frontera
2: http://www.hispantv.com/noticias/htv/281066/china-propone-rusia-alianza-contra-otan-eeuu