Por João Flores da Cunha / IHU y agencias | Traducción: Juan Luis Hermida

El martes 05-07-2016 millares de estudiantes protestaron en Santiago de Chile contra el proyecto de reforma educacional que la presidenta Michelle Bachelet envió al Congreso Nacional en el día anterior (04-07). Los manifestantes fueron contenidos por la policía cuando intentaban dirigirse al Palacio de La Moneda, sede del gobierno, y hubo confrontación. Los órganos de seguridad justificaron la represión por el hecho de que los estudiantes no informaron previamente a las autoridades sobre la protesta.

La Confederación de Estudiantes de Chile – Confech, entidad representativa de los alumnos, promete realizar otra protesta el próximo domingo, 10-07. La lucha estudiantil en Chile, que ya dura una década, forma parte de un proceso mayor de demanda por el derecho a la educación que se desarrolla en América Latina actualmente, en especial en Brasil y en Méjico.

El proyecto de Bachelet

La reforma educacional, promesa de campaña de Bachelet, prevé la gratuidad de la enseñanza superior para todos, pero no establece un plazo para eso. Ella extiende el costo cero para alumnos seleccionados en base a criterios socio económicos de forma gradual hasta 2020. Después de eso, la gratuidad puede comenzar a valer para todos, pero será implementada a partir de un cálculo ligado al crecimiento del Producto Bruto Interno – PBI del país. O sea que en la práctica la gratuidad, pasa a valer apenas si Chile consigue alcanzar las metas de crecimiento económico.

La Confech denuncia que «el gobierno está conduciendo una reforma que consolida el negocio de educación a costa de la educación pública como un derecho.” Los estudiantes demandan la gratuidad de la educación para todos y quieren el fin del lucro de las instituciones privadas. Ellos también piden la renuncia de la ministra de Educación, Adriana Delpiano.

Debate público

El gobierno afirma que la gratuidad inmediata de la enseñanza superior que piden los estudiantes costaría a los cofres públicos 3,5 miles de millones de dólares. El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, declaró que «si Chile tuviera ese dinero – vamos a suponer que tuviésemos esa suerte -, sería preciso ver si queremos utilizarlo en educación superior o destinarlo a otras necesidades, como salud y pensiones.” La economía chilena, así como la de otros países latino-americanos, sufre actualmente con la caída del precio de las commodities – en este caso, del cobre.

La propuesta de reforma educacional, que ya pasó por diversas idas y venidas, desgasta la imagen de Bachelet, que terminó su presidencia (2006-2010) con un índice de aprobación superior al 80%, pero sufre de impopularidad en el actual mandato, que se inició en 2014. El proyecto inicia ahora su tramitación en la Cámara de los diputados bajo la perspectiva de extensas discusiones: el debate público sobre el tema está lejos de un consenso.

Reforma después de las protestas

La educación está en el centro del debate nacional en Chile desde 2006, cuando ocurrió una gran movilización de estudiantes de enseñanza secundaria, que presentaban sus demandas a partir de paralizaciones y de protestas en la calle. El movimiento se conoció como la revolución de los pingüinos, una referencia a los uniformes de los estudiantes, y tuvo conquistas como la creación de un pase escolar nacional y la derogación de leyes impuestas por la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) que todavía se mantenían en vigor.

Sin embargo no fueron tomadas medidas estructurales para reformar un sistema educacional cuyos problemas son reflejo de la alta desigualdad del país. Así, en 2011, una nueva ola de protestas de estudiantes tomó el país. En su esencia el movimiento demandaba mayores inversiones públicas en la educación, sector dominado por la iniciativa privada en Chile.

A lo largo de la última década, por lo tanto, el gobierno ha tenido que lidiar con demandas estudiantiles. El gobierno de Bachelet ya había aprobado una ley sobre la educación, que entró en vigor en marzo de 2016. La presidente también retiró de la pauta tres leyes sobre el tema propuestas por su antecesor, Sebastián Piñera.

La lucha latino americana

La lucha por el derecho a la educación en América Latina no se reduce a Chile. En Brasil, hubo en 2015 y en 2016 movimientos de ocupaciones de escuelas en San Pablo, en Río de Janeiro y en Río Grande del Sur. La lucha de los chilenos inspiró a los estudiantes brasileros, que inclusive utilizaron manuales producidos por aquellos con instrucciones sobre cómo ocupar las escuelas.

Aunque los alumnos tengan demandas puntuales, como la investigación sobre los desvíos de la merienda, en el caso de San Pablo, ellos también piden mayores inversiones para la educación. Aunque la presidente apartada Dilma Rousseff haya colocado como lema de gobierno de su segundo mandato la patria educadora, el Ministerio de la Educación fue alcanzado por cortes presupuestarios en 2015 y en 2016, en un contexto de ajuste fiscal.

En Méjico, una manifestación de profesores en huelga fue duramente reprimida por la policía federal en el estado de Oaxaca. Nueve personas fueron muertas por la acción de las fuerzas de seguridad. El país está ahora en un impase: los docentes, contrarios a una reforma educacional propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto, bloquean carreteras en los estados de Chiapas y de Oaxaca. El gobierno se dispone al diálogo, pero impone como condición el fin de los bloqueos.

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