La aceleración de la inflación se ha transformado en el “talón de Aquiles” del programa económico en curso.

La suba de los precios en junio alcanzó el 43% interanual y acumula un alza del 30% desde el cambio de gestión, según estadísticas provinciales.

La pauta del 25% anual fijada del programa de “metas de inflación” para el presente año ya ha ganado el descrédito de sus propios impulsores.

Ante la evidencia del fracaso de la política monetaria ortodoxa con sus pronósticos de que la devaluación y megatarifazo no tendrían impacto en los precios, la balanza parece inclinarse hacia la contención del dólar y la apertura importadora como herramientas de estabilización. Esa política sustentada en el endeudamiento externo público y privado, podría colaborar con la recuperación del consumo interno y de la actividad de la construcción de cara a las elecciones del año próximo.

El paso del ajuste al “populismo financiero” intenta sacar la economía de la depreflación (depresión productiva con aceleración de la inflación), un camino que no está libre de discordias al interior de la coalición de gobierno.

A la actividad no le llegó el “segundo semestre”

Pese a la llegada del segundo semestre, la actividad económica sigue sin mostrar signos de recuperación. La baja en la producción golpea tanto al sector industrial como a la construcción y el agropecuario. A la combinación de un Brasil que sigue sin levantarcon un mercado interno golpeado por la parálisis de la obra pública y el deterioro del poder de compra delos ingresos provocado por la inflación, se le suma la política cada vez más clara de apertura importadora.

En el mes de mayo las importaciones de bienes de consumo se incrementaron un 44,6% en cantidades y las de vehículos en un 27,9%. Los datos de recaudación de junio, donde los derechos de importación aumentaron un 64,1% en forma interanual, confirman la continuidad de la apertura.

El ingreso de importaciones junto a la estabilidad cambiaria apunta a moderar los aumentos de precios, con el costo de complicar aún más la recuperación de la actividad interna. Como botón de muestra, la reciente mejora en las ventas internas de autos no logró torcer la caída de la producción del sector al ser abastecida centralmente mediante la importación de producción sobrante del mercado brasileño en contracción.

Entre los rubros que encontraron una mayor apertura (acumulado mayo-16/mayo-15) se encuentra el segmento de autos de lijo (pick-ups, +66%), motos terminadas (+239%), química de consumo (+32%), marroquinería (+24%, con un 80% de origen chino), estufas (+44%), además de alimentos como carne de cerdo (+58%), chacinados (+700%), quesos (+138%), pastas (+127%), cervezas (+33%).

En el esquema del populismo financiero, la recuperación del poder de compra de los ingresos obtenida mediante el retraso cambiario y la apertura importadora, impacta centralmente en el sector de los servicios y otros no transables como la construcción ya que las importaciones complican la producción nacional de bienes.

Para apuntalar la recuperación de la construcción, el gobierno parece haber comenzado a poner fin a la parálisis de la obra pública. Tras cinco meses consecutivos de caída en términos reales, en el mes de mayo se registró un aumento interanual del 45,8% en la partida de Inversión Real Directa que aún demorará en hacerse sentir en la actividad del sector, ya que inicialmente irá a cubrir deudas con proveedores. Por su parte, aún se mantiene el freno de las ‘transferencias de capital a las provincias’ (obra pública gestionada por las provincias). El desfinanciamiento de las provincias las impulsa a endeudarse en el exterior, una política funcional al financiamiento del programa de populismo financiero.

Al festival del Bono, ahora se suman las empresas

La política monetaria ortodoxa genera el desfinanciamiento interno de la actividad productiva. Ello se traduce en iliquidez de los Estados, nacionales y provinciales, así como de las empresas. La alternativa al escaso y caro financiamiento interno, es el endeudamiento externo.

A los u$28.740 millones emitidos por Nación y las provincias, se le sumó en el mes de junio la emisión de deuda externa de u$350 millones por ARCOR y de u$500 millones por Cablevisión.

El endeudamiento internacional para financiar gastos e inversiones públicas y privadas, permite al gobierno nacional acumular dólares con los que sostener el valor de la divisa. Ello es así porque sólo una parte de los gastos e inversiones financiados con crédito internacional es para pagar importaciones y obligaciones en divisas, mientras que el sobrante destinado a financiar compras en el mercado local es canjeado por pesos. De esa manera, se genera una oferta de dólares en la plaza local que permite mantener a raya la cotización de la divisa sin pérdidas de reservas.

La estabilidad del dólar en un contexto de elevada inflación trae aparejado un abaratamiento real de la divisa. Ello complica la capacidad de competir de la producción nacional frente a la producción importada en un contexto de apertura importadora, y se transforma en una herramienta de disciplinamiento en materia de precios de los empresarios nacionales e, indirectamente, de las aspiraciones sindicales de aumento de salarios.

Sin embargo, el retraso cambiario no sólo afecta a productores nacionales que compiten con importaciones (de escaso peso dentro de las corporaciones que respaldan a la actual coalición de gobierno). También merman la rentabilidad del complejo agro-exportador, un aliado fundamental de la actual gestión que ha empezado a mostrar sus dientes.

Sojeros aprietan para bajar las retenciones

En el mes de junio, la liquidación de divisas que venía a buen ritmo desde el cambio de gestión se detuvo súbitamente. Según informó la cámara de exportadores de granos CIARA–CEC, la venta de dólares de las exportaciones de productos agrícolas (soja, maíz y sus derivados) totalizó u$s 2.561 millones, u$s 730 millones menos que en junio de 2015, lo que equivale a una caída del -22%.

A pesar de la finalización de fuertes lluvias en Córdoba y Entre Ríos, cierta aceleración en la devaluación y la recomposición del precio internacional (+20% jun-16/jun-15), los 4 montos liquidados de soja cayeron. Según informó la AFIP, alcanzó caídas en la venta de cantidades de soja del 80%, de aceites del 50% y de pellets del 44%.

Las presiones del sector agro-exportador por no quedar afuera de la reconfiguración del programa económico, podrían resultar en una nueva baja en las retenciones a la exportación. La resignación de ingresos del Estado hacia los exportadores de granos, compensaría la menor rentabilidad por el retraso cambiario y permitirían mantener la unidad de los factores de poder en torno al esquema de populismo financiero que empieza a bosquejarse.

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