Fotos de Camila Fernández y Pablo Lecaros
En la Mutual Homero Manzi, ayer nació Barbarie. Un colectivo cultural destinado a generar respuestas urgentes, ante el avance de las corporaciones mediáticas en Argentina.
Expusieron Graciana Peñafort, Ari Lijalad, Pablo Llonto y el Chino Zemborain con la conducción de Gustavo Campana y Fernando Borroni.
Los tópicos de la velada estuvieron alrededor del gravísimo descalabro que vive la Argentina desde la asunción de Macri a la presidencia y de cómo se fueron construyendo los poderes que lo cobijan y lo catapultaron a lo más alto del Poder Ejecutivo.
Todos se explayaron con una visión muy crítica del rol del Grupo Mediático Clarín. Para dar cuenta de los desastres realizados en su comunicación hacia el mundo estaban Ari Lijalad director del documental «El gran diario argentino» y la abogada Graciana Peñafort que litigara en la Corte Suprema contra el Grupo defendiendo la Ley de Medios, pero para contar la cara dañina que tiene de puertas adentro dicha empresa, estuvieron los dos ex trabajadores del diario el Chino Zemborain, de quien Magnetto pidiera la cabeza, incluso antes de que las fuerzas armadas tomaran el poder el 24 de marzo de 1976 y Pablo Llonto, quien durante la década de los 90 fuera despedido y perseguido por haber creado una comisión interna sindical en Clarín, algo que estaba prohibido por la patronal.
Por supuesto, que no puede recaer toda la responsabilidad sobre un grupo multimediático, también hubo tiempo para ejercer una autocrítica, tanto sobre la labor del periodismo de investigación, como de quienes se convirtieron en «aliados» mediáticos del gobierno kirchnerista, reconocidos por todos como crápulas solo asociados al propio lucro y beneficio.
Muchas generaciones se entrecruzaban en los relatos y también entre la audiencia, lo que permitía trazar paralelismos entre lo que se vivió en la Argentina de 1955, lo que significó el Rodrigazo y la subsiguiente dictadura cívico-militar hasta llegar al neoliberalismo de los 90 que detonara en el 2001. Y descubrir cómo detrás de estos hechos históricos encontrábamos siempre a los mismos protagonistas, a los mismos ganadores de la historia, a los representantes de la «Civilización».
El Movimiento Emergente de Reunión y Debate de Actores en Acción (MERDA) hizo una breve performance sobre las diferencias que le daban al significado de la palabra libertad los revolucionarios y los neoliberales.
Ari Lijalad estaba también presentando el libro «Macri lo hizo», que reúne diferentes miradas y plumas sobre las primeras medidas tomadas por el macrismo y Pablo Llonto hacía lo propio con «El juicio que no se vio», referido a los testimonios de los testigos y víctimas del terrorismo de estado que declararon en el Juicio a las Juntas.
Finalmente, el buen humor dio lugar al compromiso militante y a la continuación de las luchas, porque cada derecho debe ser defendido y cada necesidad debe ser satisfecha.
Agregamos aquí el documento fundacional de Barbarie, creemos que es lo suficientemente explícito para que quede clara su dirección e intenciones:
“La verdad se milita” – Rodolfo Walsh
Caminando entre los escombros de la furiosa demolición neoliberal, de doce años de derechos y esquivando un manual de estilo repleto de palabras cargadas de revanchismo, nació Barbarie.
Un colectivo cultural destinado a generar respuestas urgentes, ante el avance de las corporaciones mediáticas en Argentina y en todo el continente. Un grupo de trabajadores de la comunicación, unidos para documentar su oposición a la construcción cotidiana de una realidad paralela.
La batalla mediática, es tan desigual, como obligatoria; tan monstruosa como ineludible. Es la pelea por poner de pie a la verdad, por terminar con la zona liberada donde reina la mentira.
La civilización edita tapas que amparan el cambio de “pasado por futuro”, la transferencia millonaria de recursos, despidos, tarifazos y la judicialización de la política.
Horas de radio y televisión, para justificar la muerte de la Ley de Medios, hipotecar tres o cuatro generaciones con deuda externa, contemplar la ingeniería de lavado y evasión del poder y hacer negocios sin intermediarios con la obra pública.
Los voceros del establishment cuentan con permiso vitalicio para deshistoriar, para arrancarle páginas al libro de historia, para intentar enterrar nuestra identidad. Del otro lado del mostrador, la Barbarie carga con la obligación histórica de gritar para prevenir la cercanía del lobo hambriento.
El desafío de Barbarie es contribuir a continuar abriendo espacios de reflexión, debate, participación y encuentro, donde se consolide el pensamiento nacional.
Rodolfo Walsh sentenció que la verdad se milita y ese es el faro que ilumina este proyecto. Medios de comunicación paridos en los barrios, con micrófonos abiertos ante cada palabra, con lentes registrando al pueblo que se organiza para pensar, debatir y actuar.
Barbarie propone recuperar al pasado, para poder entender el presente y el futuro. Barbarie será el grito, de los que hoy no tienen voz…
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 7 de Junio 2016