Entrevista con Zohra Brahim – Asamblea Nuit Debout – Plaza de la República – París
Textos de Mauricio Alvarez
Zohra Brahim es lingüista y especialista en ciencias del lenguaje. Como investigadora se interesa en el tema de la antropología lingüística aplicada al tratamiento de la información, la transmisión de los conocimientos y el acceso al saber, dicho de otro modo, lo que transmitimos y cómo lo transmitimos a través de las civilizaciones y a través del tiempo. Con el apoyo de sus investigaciones de campo, Zohra intenta explicar de qué manera el lenguaje estructura el pensamiento y modela el inconsciente como también el imaginario sociocolectivo.
Mauricio Alvarez: ¿Qué la motivó a venir desde Metz a participar en Nuit Debout París?
Me dedico a la investigación en ciencias humanas y soy humanista, además trabajo en la esfera educacional para combatir las diferentes desigualdades escolares, culturales y sociales en nuestra juventud, en el campo escolar y fuera del sistema escolar. Como lingüista, estoy consciente de la importancia de las palabras, de la fuerza que tienen y de su poder. Las palabras son reveladoras de los males del mundo y constituyen un punto esencial para los réditos políticos. La impostura intelectual mediática es tal que resulta necesario aportar el saber de los expertos al movimiento popular. Hacer su parte, actuar en conjunto para el interés general. Yo hago mi parte en una sociedad donde arden mil fuegos, como la imagen del incendio que devasta el bosque del colibrí. En la convergencia de las luchas, la unión hace la fuerza.
MA: ¿Hay un desfasaje entre lo que pudo leer, escuchar o mirar en los distintos medios sobre Nuit Debout y lo que usted descubrió esta tarde en la Plaza de la República?
Por supuesto que hay un desfasaje. Desde luego, mi intervención de esta noche trataba sobre la manipulación mediática y política a través del análisis de la psicología de masas y la historia de las palabras. A la luz de mis campos de competencia, estudio hasta qué punto la información no es objetiva, y hasta qué punto se instrumentaliza a la gente con la fuerza de las palabras y el poder de los medios. El saber es un punto esencial en el juego de obtener réditos políticos. Y efectivamente, mientras menos se le permita tener una educación de calidad, igualitaria y pluri-informativa, rica y neutra, más fácil se torna dominar a la gente y someterla al poder de turno, mantener el orden social decidido e impuesto por las cúpulas.
En los medios el discurso dominante es criminalizar a todo movimiento contestatario enfocando la atención en el pequeño fenómeno de los matones asociados a Nuit Debout, cristalizando los temores, difundiendo los fantasmas y las fantasías de irresponsables violentos. En cambio, para mí la verdadera criminalidad es la de los mandamases, son ellos los responsables del estado en que está Francia y el mundo, el estado de urgencia sirve para acallar un montón de urgencias. Los medios hablan mayoritariamente de la violencia contra la policía para no mostrar todas las violencias policiales actuales hacia los manifestantes, los periodistas, las personas mayores, las mujeres, los estudiantes y hasta a los niños… ¡En Francia, en 2016!
Nuit Debout no es el lugar de reunión de ociosos descerebrados o partidarios de utopías inactivos, es un espacio de convergencia de luchas que se generan en mayor o menor medida desde una preocupación de interés general para responder al malestar de los franceses y francesas que tienen ganas o necesidad de participación en la vida política. Etimológicamente, la democracia nos retrotrae a demos el pueblo y cratos el poder, el poder en el pueblo. Sin embargo, recurrir en dos ocasiones al 49-3 (cláusula 3 del artículo 49 de la Constitución francesa), a pesar de la oposición de la mayor parte de la opinión pública, ilustra claramente la existencia de una oligarquía, el poder en algunos… Las palabras aparecen en escena para fabricar un relato.
¿Quién cuenta la historia? ¿Qué historia se pone en escena? La propaganda mediática, ideológica y política que alumbran los proyectores (financistas) proviene siempre de los mismos bufones mediáticos y político. ¿A quién beneficia la puesta en escena? Las palabras se manipulan para orientar el “pensamiento”, para condicionar o formatear un tratamiento de la información no objetivo, no neutro, una lectura de un mundo particular y no de la realidad… Se nos habla de la “no integración de los jóvenes de los barrios” en lugar de decir la opresión socioeconómica o la desintegración de esta categoría socioeconómica.
Después de la fácil criminalización y la insistencia de los riesgos psicosociales, de la sobreexposición a los riesgos, de la sinergia de los fracasos y riesgos de las juventudes de las clases populares (hablar de “disturbios” y no de rebeliones populares de los barrios populares, de movimientos contestatarios, de manifestaciones sociales, de un malestar existencial, de una opresión socioeconómica o, aún, un rechazo socioeconómico, facilita el doble castigo: a las violencias socioeconómicas se agregan las violencias policiales…). Hoy nos cuentan los crímenes de los estudiantes (“niños menores a cargo” en el lenguaje institucional, y no niños menores que nos cargamos…) de los que buscan empleo, los obreros de Air France, de Goodyear, los abogados, los pacifistas ecologistas, altermundialistas, los manifestantes de la Cop 21, los opositores a la ley El Khomri, militantes de Nuit Debout…, En concreto, la totalidad de los manifestantes, personas contestatarias al orden establecido… Asistimos a la desintegración mediática de todas esas categorías socioeconómicas…
En realidad, desintegración de todo el mundo… salvo la elite, el opresor común, que se dota de un nuevo superpoder, el 49-3… (Como enunciamos anteriormente, democracia, etimológicamente demos pueblo, cratos poder, es decir el poder en el pueblo). El capitalismo mata todos los seres vivos del planeta, una especie, la financiera junto a la política, ponen en peligro a todas las demás formas de vida. Dividir para reinar, dividir para controlar.
Hablar de la “delincuencia de los barrios” y de la “identidad nacional”, no es hablar de la delincuencia de los mandamases. Es una estrategia para que pueda reinar un orden social impuesto. Hablar de la “identidad nacional” no es hablar del malestar social, socioeconómico, de la sociedad. Hablar de “raza blanca” es envenenar la vida en conjunto, asesinar la cohesión social y la humanidad. Hablar de “migrantes” y no de refugiados, es imponer una visión del mundo. ¿Por qué deben refugiarse? ¿Quién vende las armas? ¿A quién beneficia el crimen? Decir “Los niños de la inmigración” no es neutro, ¿hasta qué edad son niños? ¿En cuántas generaciones?
Decir los “niños de la inmigración” y no decir “los niños de la colonización” modela una visión del mundo que orienta una forma de pensar y niega la realidad histórica de la opresión colonial. Decir “niños o jóvenes de la inmigración”, ¿habla lo suficiente del trato igualitario de los ciudadanos y de la negación de la característica sagrada del ser humano? Hablar de “crímenes pasionales” no es decir que la sociedad patriarcal mantiene su permiso para matar o dominar. No hablar de femicidio es avalar esos crímenes… En Francia una mujer corre más riesgos de muerte no natural, de morir a causa de la violencia de un hombre que de morir en un accidente en la ruta, de un cáncer o de un atentado…
Decir que “lo masculino pesa más que lo femenino” condiciona las representaciones y las prácticas alienantes y opresoras para el 52% de la población, es decir, la mayoría.
Hablar del “fracaso escolar” como un fracaso del niño, del alumno, del estudiante, cuando a juzgar por el número de niños, jóvenes afectados y confundiendo niveles: público, privado, popular, especializado, el fracaso escolar es sobre todo el fracaso de la escuela de la República… Y no podría ser de otra manera. La escuela es reflejo de la sociedad, de una sociedad enferma, por lo tanto, es una escuela también enferma, adultos oprimidos, una juventud que sufre también…
Hablar de un “desarrollo durable” no es hablar de desarrollo sustentable, es impedir que el pueblo elija el tipo de sociedad, el tipo de política, el tipo de escuela, el tipo de modelo económico, el tipo de relación hombre-mujer, hombre-naturaleza, el tipo de alimentación…
Hablar de “matones” es detenerse en una minoría no representativa para criminalizar un movimiento popular, una protesta nacional del pueblo, es acallar la voz del pueblo. Hablar de “crisis” y no del sistema capitalista, es un engaño de destrucción masiva. Hablar de “la izquierda, la derecha”, es no dejar ver que seguimos estando en una relación vertical: la cúpula y el pueblo, los dominantes y los dominados.