Este conversatorio forma parte del Foro Latinoamericano y Caribeño de Comunicación Popular y Comunitaria – II Congreso Internacional sobre Comunicología del Sur, durante el martes 28 de junio.
Por Ana Gabriela Molina
Los medios de comunicación privados tienen un alto porcentaje de acción en los países. Relacionados con lo mercantil se encuentran alejados de los pueblos, pues la información que produce está alineada a una agenda mediática determinada que oculta o muestra temas acorde a intereses políticos, económicos que no están alineados con la constitución de una comunicación social, dialógica que refleje realidad, pero sobre todo, está distanciada de una democratización real. Sobre estos puntos, tres pensadores latinoamericanos analizan la situación de la comunicación y cómo se inserta el discurso de lo comunitario.
Aram Aharonian (FILA, Question)
La guerra mediática según el autor es conocida como terrorismo mediático. Los medios de comunicación reproducen información que no se asemeja a la realidad. Para él, el problema de la comunicación no está en crear leyes sino en su aplicación, pero sobre todo en la construcción de redes que posibiliten esa otra comunicación. Por la falta de eso, Aharonian asume como imposible en la actualidad tener mensajes de reproducción masiva, pero la apuesta se encuentra en este lugar, y las formas de hacerlo efectivo.
Por ello, la comunicación debe ser realizada desde abajo. Incluyendo la construcción de contenidos y de agendas mediáticas propias que no ameriten una relación con los medios privados. Ese cambio de contenido es vital para cambiar las lógicas de organización y movilización. El autor considera necesario dejar de resistir, para empezar a construir una agenda que refleje nuestras propias realidades y necesidades. La democratización de la comunicación es base de una sociedad que construya sujetos hacedores de políticas.
La comunicación alternativa no tiene por qué ser marginal, debe buscar formas de masificación de sus mensajes. Una de las formas es la producción de nuevas estéticas, un cambio de semántica, pensando en las actuales generaciones y no pasadas. Entonces, el apostar por nuevos espacios y la masificación de mensaje conjuga diversas opciones que son necesarios en la búsqueda de una comunicación diferente.
Renata Mielli (FNDC- Foro Nacional de democratización de la Comunicación- Brasil)
El papel de los medios privados para Mielli es la concentración de votos e invisibilización de las luchas de grupos sociales. Desde la experiencia de Brasil, el linchamiento mediático es latente. Además de ser medios concentrados en pocas personas relacionadas con la política, la información que producen no se acerca a las necesidades de los pueblos y atacan a los gobiernos que no se alinean con sus intereses. Para ella, es posible hacer frente a la guerra mediática.
Para analizar el problema de Brasil, mostró en las revistas los mensajes indirectos de desestabilización a los procesos políticos alternativos no neoliberales. La guerra mediática contra los medios comunitarios es desigual desde la falta de inversión hasta en los espacios que se difunden. A esta perspectiva se asocian medios y periodistas que mantienen lógicas de mercado y mantienen discursos hegemónicos.
Para Mielli, los medios privados ejercen censura en los ciudadanos, eliminando la libertad de expresión. Sobre todo, al criminalizar a los movimientos sociales. Los gobiernos no comprenden que para cambiar el proyecto político es necesario realizar una lucha por la democratización que debe ser en toda Nuestra América.
Para ella, la libertad de expresión y el derecho a la comunicación son fundamentales en una comunicación más inclusiva y que debe ser una característica de los medios comunitarios y su papel como irruptores en el discurso hegemónico de los medios.
Osvaldo León (ALAI- Asociación Latinoamericana de Internet)
Para León, uno de los avances en la comunicación es la regulación de los medios, en favor de movimientos populares por la búsqueda de una comunicación inclusiva, que produce nuevos sentidos.
En todos los países se han constituido voces que están en contra del poder mediático. Las regulaciones son necesarias y se convierten en un problema por la lentitud de esas políticas y su aplicación. Por tanto, las correlaciones de fuerzas son fuertes cuando los procesos son largos. Frente a esto, se encuentra latente una campaña permanente de los medios con una agenda nacional y extranjera que actúan de forma conjunta y desmitifican discursos no alineados con sus intereses.
La comunicación vista desde lo mercantil y su reducción a medio masivo, se afirman como contrapuestos con la cultura, perdiendo el medio su aspecto dialógico. Para León, un problema de los medios populares es lo panfletario, que no genera una lucha masiva o un reconocimiento vasto. La guerra mediática en el plano de la cultura, las ideas se confrontan, pero al no tener esta característica los medios se vuelven panfletarios, es decir, su relación con un lugar se desvanece y al tener un discurso vacío de contenido, se aleja del reconocimiento de los sujetos y sus prácticas. En este sentido, lo fundamental de lo comunitario es producir otros ejes para pensar esa comunicación desde lo comunitario, que si tiene una relación con la cultura, y se fundamenta en el compartir y producir discursos dialógicos que toman relevancia en la reproducción y producción de sentido. Por esto, la opción es crear políticas y estrategias de comunicación desde El Estado en colaboración con movimientos políticos y sociales.