Por Alberto Vargas
“Ya son cuatro años de una continua violación a sus derechos” dijo el jurista español Baltasar Garzón, al iniciar su intervención en la conferencia magistral , “El caso Assange a la luz del Derecho Internacional y los Derechos Humanos”, que se celebró en CIESPAL como parte del encuentro académico –Julian Assange, cuatro años de libertad negada-.
El jurista español consideró que al día de hoy «es de vital importancia que el Ecuador mantenga el asilo político conferido a Assange» porque cada día se conocen más detalles del proceso legal que lleva EEUU en su contra, y de las “acciones sistemáticas de invasión a su intimidad y a la de sus cercanos».
Para Baltasar Garzón, contrario a la afirmación hecha desde los organismos de seguridad nacional estadounidenses, “la seguridad nacional no se ve perjudicada al difundir noticias como las difundidas por WikiLeaks, pues lo que realmente quebranta esa seguridad son las acciones que los gobiernos realizan en detrimento de sus propios ciudadanos”. Concluyó diciendo, que la única seguridad nacional responde a los procesos democráticos de participación que defienden el acceso a la información y el derecho a la difusión, pues la figura de secreto nacional debería aplicarse solo en situaciones excepcionales y no con el fin de encubrir delitos de gobernantes.
Por otra parte, el abogado e historiador experto en derechos humanos Maurice de Zayas, también ponente del encuentro, puntualizó que “cuando existen gobiernos autoritarios, que violan el derecho a la información y a saber, estipulado en el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, con el fin de ocultar su corrupción y las violaciones graves del derecho internacional, a los derechos humanos y a las constituciones de otros países. Es necesario que existan “lanzadores de alerta, como Assange”. Su acoso constituye una violación, no solo a sus derechos, sino a los de todos los ciudadanos, ya que “la información y la transparencia son indispensables en toda democracia”.
Assange está asilado desde hace cuatro años en la embajada ecuatoriana en Londres, Inglaterra, de donde no puede salir pues sería entregado a la justicia sueca, que busca juzgarlo por presuntos delitos sexuales. El fundador de WikiLeaks, según dijo Garzón, “teme que Suecia lo entregue a EEUU, país que podría sentenciarlo a la pena de muerte por haber difundido, desde 2010, cientos de miles de documentos militares clasificados y cables diplomáticos del gobierno norteamericano”.