Vivimos en un mundo asediado por la violencia. Choques culturales, enfrentamientos bélicos, inmigraciones masivas, crisis humanitarias, hambrunas y desbordes sociales son moneda corriente en este período histórico donde la violencia es ya una plaga. La violencia que hoy padecen grandes conjuntos humanos, no importa si sean países desarrollados económicamente, o totalmente empobrecidos, en todos ellos algún tipo de violencia, más cruel o más larvada, genera sufrimiento en sus poblaciones.
Sin embargo, se vislumbran nuevas posibilidades en el ser humano. Cuando todo cae, se desestructura afuera, una referencia interna nos puede dar el indicio del nuevo horizonte espiritual, que nos marque el camino de los nuevos tiempos, que nos lleve hacia el anhelado nuevo mundo.
Hay momentos históricos en que el ser humano pareciera encontrarse ante una encrucijada sin salida. Cuando todo pareciera a punto de terminarse, una señal se abre paso en el interior del ser humano. En este convulsionado mundo en el que vivimos, necesitamos captar esa señal con bondad y expresarla en el mundo social ayudando a los demás, colaborando para que avance la sociedad en la superación creciente del dolor y el sufrimiento.
“¿Por qué Alma mía esa esperanza? Por qué esa esperanza que, desde las más oscuras horas de mi infortunio, se abre paso luminosamente”, exclamó Silo en 2005. Y en “El Camino” Silo nos propone “Aprende a reconocer los signos de los sagrado en tí y fuera de tí”.
¿Dónde están esos signos de lo sagrado? ¿En la suave alegría que como agua fresca me renueva cuando se me ofrece como instante único? ¿En la insinuante llamada interna, que nos abre el futuro? ¿En el encuentro en comunión con el otro? ¿En la fuerza interna que irrumpe haciendo vibrar nuestro corazón, mente y cuerpo? ¿En esa cálida sensación del futuro infinito, que nada puede cortar, ni aún la inevitable muerte del cuerpo? Busco el signo sagrado, busco esa esperanza en el Alma mía, que se abrirá paso con bondad aún en las más oscuras horas de mi infortunio.
Nota publicada en blog: ivanovotny.blogspot.com.ar