El presidente interino de la Cámara de Diputados de Brasil, Waldir Maranhao, anuló este lunes la sesión que a mediados de abril aprobó el proceso de juicio político o ‘impeachment’ contra Dilma Rousseff por «prejuzgamiento» y «ofensa al amplio derecho de defensa» de la mandataria.
«Por esas razones, anulé la sesión realizada los días 15, 16 y 17 (de abril) y determiné que se realice una nueva sesión para deliberar sobre la materia», señaló el diputado en un texto distribuido por la presidencia de la cámara.
Esta decisión, sin embargo, no anula de manera definitiva el proceso de ‘impeachment’, sino el ejercicio realizado el 17 de abril en ese órgano.
Por lo tanto, el proceso no se archiva, sino que ahora deberá regresar a la Cámara de Diputados, donde deberá procederse a una nueva votación.
Se esperaba que tras la votación en el Senado, Rousseff fuera suspendida de su cargo por 180 días esta semana, por lo cual la decisión de Maranhao es una nueva oportunidad de demostrar que la presidenta no ha cometido ningún crimen de responsabilidad del cual se le acusa.
Por su parte, la Jefa del Estado brasileño calificó este lunes como un “golpe frío” la pretensión de despojarla de su cargo y rechazó los cargos en un acto protocolario para la entrega de 41 nuevas universidades ante un auditorio que coreaba ¡Golpistas, fascistas, no pasarán!.
El miércoles el Senado brasileño debía votar en sesión plenaria el pedido de juicio político contra la presidenta Rousseff.
La comisión especial aprobó el pasado viernes por 15 votos a cinco el relatorio de Antonio Anastasia, del oposicionista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), según el cual la denuncia presentada contra la jefa de Estado contiene los indicios suficientes para configurar un presunto crimen de responsabilidad por el cual enjuiciarla.
Al intervenir en la sesión, el líder del gobierno en el Senado, Humberto Costa, denunció que se ha llevado adelante un proceso absolutamente viciado por el desvío de poder ejercido por el ex titutar de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, quien admitió la denuncia contra Roussef en venganza contra el Partido de los Trabajadores.