Una mirada rápida sobre la situación social suele sumergir a mucha gente en el “mar de la indignación”. Las noticias más aberrantes inundan los grandes medios masivos de difusión. Crisis de migraciones o hambrunas masivas, políticos insensibles, gobiernos inhumanos, conflictos bélicos, peligro de ataques nucleares, y otras noticias similares compiten a diario por ocupar la “primera plana”. Sufrimos este bombardeo las 24 horas del día.
Entonces, desde esta atmósfera mental contaminada, uno se pregunta:
¿la sociedad humana evoluciona, o por el contrario, a medida que la vida pasa pareciera que la violencia y el sufrimiento aumentan…?
Muchos dudan en la respuesta. Otros responden rápidamente.: “Si, el ser humano avanza, la sociedad humana evoluciona…. Estas son crisis que pronto pasarán”.
De todos modos, unos u otros, cuando vuelven a observar la indígnate situación social, sienten una extraña sensación interna que no coincide totalmente con la afirmación inicial. Como si el cuerpo y el corazón les hiciera dudar de aquello en lo que creen profunda y esperanzadoramente. ¿Porqué estas sensaciones un tanto ambivalentes?
Seguramente habrá varias razones que lo explican. Quisiera destacar una de ellas:
la contaminación mental que generan las grandes cadenas de medios masivos de difusión”.
Se vive cotidianamente sumergido en una atmósfera mental contaminada por un tipo de información que sólo destaca los hechos de violencia y sufrimiento, los hechos que “impactan” negativamente. Se minimizan y no se difunden las acciones lanzadas en todo el mundo para superar el dolor y la violencia de todo tipo. Para estos grandes medios, al servicio del poder económico, la violencia “vende” más que las noticias positivas y solidarias.
Hay otra mirada y otro enfoque de lo que ocurre en el mundo que es degradado u ocultado por los grandes medios masivos. Nuevas propuestas educativas que tienden a transformar los viejos sistemas ya obsoletos y que integran los aspectos intelectuales, emocionales y espirituales de los niños, se multiplican en todo el mundo. Los trabajos en dirección a una “nueva medicina” que integra el avance científico con los conocimientos de las medicinas llamadas “alternativas”, generalmente ligadas a culturas milenarias. Los millones de voluntarios que actúan en todo el mundo generando proyectos humanizadores, colaborando para superar las crisis puntuales en cada rincón del planeta. El gran crecimiento de nuevos medios de información independientes que luchan por contrarrestar la “mala información” producida por los medios masivos, destacando las noticias sobre la Paz, la solidaridad, la no-violencia, la ciencia al servicio de la superación del dolor, el rescate y la integración de lo mejor de cada cultura. El crecimiento de una “correntada espiritual” que se expresa de mil formas diferentes en el mundo, pero esas mil formas convergen en un mismo intento: hacer crecer la bondad y la compasión humana. Podríamos seguir enumerando miles de noticias de este tipo.… Son noticias que generan un tipo de atmósfera mental muy diferente a la habitualmente nos acostumbran los grandes medios.
En síntesis.
La violencia nace en los círculos de poder económico y militar, y se expresan a través de sus medios masivos de difusión.
La no-violencia activa y nuevas formas de espiritualidad van creciendo en el corazón y en la acción de muchas nuevas agrupaciones y en la gente común.
Dependerá de cada uno de nosotros saber diferenciar ambos enfoques de la realidad.
Una mirada contamina pesimismo. La segunda, contagia esperanza y moviliza a la acción transformadora y solidaria. Diferenciar las miradas y comprender como operan en cada uno de nosotros no es tarea fácil, pero es una tarea necesaria si queremos salirnos de la “contaminación mental” que generan a diario.
Una vez mínimamente “descontaminados”, la reflexión inicial que motivó esta nota, encontrará una respuesta más contundente y positiva. “Descontaminarse” es también “renovarse y cambiar”. Aparece así un nuevo tipo de respuesta. Una respuesta que reconoce la crisis. Que repudia la violencia y el sufrimiento humano, pero que no se contagia con el pesimismo de las noticias que lo “bombardean”.
Que busca, valora y multiplica con entusiasmo las noticias de lo nuevo y pequeño que va creciendo. Que observa con optimismo, asombro y alegría la multiplicidad de formas y colores que va tomando aquello que llamamos evolución y renovación. En palabras simples de un Maestro:
Y, por tanto, aquellas crisis que sobrevienen y aún sobrevendrán en un futuro próximo servirán, no obstante su infortunio, a superar esta última etapa de la prehistoria humana… y cada cual sabrá si decide o no acompañar este cambio y cada cual comprenderá si busca o no una renovación profunda de su propia vida.” i
[i] Silo: pensador, escritor y guía espiritual. Se puede consultar su obra en www.silo.net