Por Neeta Lal
Después de que el mar le arrebatara su casa y su familia en el distrito costero de Bhola, en Bangladesh, la agricultora Sanjeela Sheikh quedó desconsolada. Despojada de todas sus pertenencias, con su tierra inundada y sus seres queridos muertos, pensó en el suicidio.
Pero al final, la frágil mujer de 36 años optó por trabajar en el campo de sus vecinos con el fin de ahorrar dinero y emigrar a Nueva Delhi, India, donde vive en la actualidad.
“He aceptado mi destino. No hay futuro para mí en Bangladesh”, dijo Sheikh a IPS, que ahora trabaja como empleada doméstica y vive con una familia india.
Junto con China, Filipinas, India e Indonesia, Bangladesh es considerado uno de los países de Asia meridional más vulnerables al cambio climático. La primera ministra Sheikh Hasina reconoció en 2015 que aproximadamente 30 millones de los 169 millones de bangladesíes podrían llegar a ser migrantes climáticos para 2050.
Las razones para emigrar son conocidas – pérdida de medios de vida debido a desastres naturales como ciclones, sequías, la penetración del mar y la falta de agua dulce para la agricultura.
En su informe Cambio Climático y Migración en Asia y el Pacífico, el Banco Asiático de Desarrollo prevé que el aumento del nivel del mar pondrá en riesgo a unos 37 millones de personas en India, 22 millones en China y 21 millones en Indonesia para 2050.
El cambio climático también repercutirá en la agricultura y en los medios de vida de millones de habitantes, especialmente de las poblaciones pobres y marginadas, añadieron los expertos. El ciclón Phailin, que azotó al estado indio de Orissa en octubre de 2013, provocó una fuerte migración de las comunidades pesqueras.
Lo mismo sucedió cuando las inundaciones de 2013 en la cordillera del Himalaya arrasaron con el empleo de millones de personas, que debieron trasladarse a otro lugar.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos definió al cambio climático como una “amenaza urgente y creciente para la seguridad nacional, lo que contribuye al aumento de los desastres naturales, el movimiento de refugiados y los conflictos por recursos básicos, como alimentos y agua”.
El Centro de Monitoreo de los Desplazamientos Internos, con sede en Ginebra, indicó que al menos 19,3 millones de personas debieron abandonar sus hogares ante estas catástrofes en 2015, de las cuales 90 por ciento eran eventos climáticos.
Lamentablemente, la cuestión de los derechos legales o la ayuda sigue siendo esquiva para los refugiados climáticos.
“A pesar de estar obligados a abandonar sus países de origen, estos migrantes no pueden solicitar la condición de refugiado. Están desprovistos de la protección jurídica que otorga la Convención de las Naciones Unidas para los Refugiados y pueden ser deportados en cualquier momento”, explicó un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores de India a IPS.
Zahida Begum, de 45 años, es una refugiada que vive con el constante temor de ser deportada. La agricultora emigró de Bangladesh en 2014, cuando una inundación anegó su campo. Ahora vive en el norteño estado de Uttar Pradesh, con su esposo y sus tres hijos.
“Cuando recién nos mudamos pasábamos días enteros ocultos. Ahora fingimos que somos del estado indio de Bengala Occidental, ya que hablamos el mismo idioma y nuestras culturas son bastante similares. Sin embargo, nos aterroriza que las autoridades descubran nuestro origen bangladesí. Podrían despacharnos sin preguntas. Pero ese es un riesgo que estamos dispuestos a tomar”, aseguró Begum.
Investigadores de India y Bangladesh calculan que un millón de personas se quedaron sin hogar debido a la erosión de la cuenca del río Bramaputra en las últimas tres décadas. Especialmente sensibles al cambio climático son los Sundarbans, un delta de baja altitud en la Bahía de Bengala donde viven 13 millones de bangladesíes e indios.
Las más de 200 islas de la región forman el mayor estuario de manglares del mundo, compartido por Bangladesh e India, que ha perdido bosques, tierras y hábitats debido a la elevación del nivel del mar en los últimos años.
Los climatólogos afirman que el mar sube en los Sundarbans a un ritmo dos veces mayor que el promedio mundial, y que gran parte del delta podría quedar sumergida en apenas 20 años. “Esa catástrofe desencadenaría un éxodo masivo de refugiados climáticos, creando enormes desafíos para India y Bangladesh”, advirtió Abhinav Mohapatra, del Departamento Meteorológico indio.
Sahana Bose, de la Universidad Central de Assam, afirma en su ensayo “La resistencia al clima y los refugiados climáticos” que las tribus migrantes de los Sundarbans – conocidas en India como ‘adivasis -, que trabajan como peones o cultivan pequeñas parcelas de tierra, son el tipo más vulnerable de refugiados climáticos.
“Su desplazamiento muy frecuente de una isla a otra en un lapso de cinco años generó una diversidad de problemas ecológicos y socioeconómicos que condujo a la crisis humanitaria. Estos refugiados climáticos también son las personas más pobres del mundo, viviendo con menos de 10 dólares por mes”, escribe Bose.
“Todos saben que el cambio climático desplaza a la gente pero ningún gobierno está dispuesto a reconocerlo oficialmente por el temor de tener que reconocer a estas personas como refugiados y asumir la responsabilidad por su bienestar”, explicó Jamuna Sheshadri, profesora de sociología de la Universidad de Delhi.
El problema se agrava porque la comunidad científica aún no llegó a un consenso sobre la definición de “refugiado climático”, aunque el desplazamiento y la migración debido al clima son fenómenos globales.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático prevé que el nivel del mar en India habrá subido 38 centímetros para 2050, desplazando a decenas de miles de personas. Para aproximadamente 25 por ciento de los 1.250 millones de habitantes del país – que viven a lo largo de la costa – el calentamiento global es una realidad aterradora.
La cuestión de los refugiados climáticos también genera tensiones. En Bengala Occidental, la afluencia continua de inmigrantes ilegales de Bangladesh que se instalan en el estado y el noreste indio desde hace décadas, con las presiones resultantes sobre la tierra y demás recursos económicos, provoca enfrentamientos con los residentes locales.
¿Dónde está la solución para el complejo problema de los refugiados climáticos?
La organización independiente Consejo Noruego para los Refugiados sugirió la creación de un fondo internacional para la migración ambiental financiado por los países industrializados. La idea de un pacto de la ONU para compensar a las víctimas del cambio climático es otra sugerencia, un tema que se analizará en la Cumbre Humanitaria Mundial a celebrarse en Estambul los días 23 y 24 de mayo.
Traducido por Álvaro Queiruga