Un estudio de un instituto alemán confirma que sólo una fracción mínima de las ayudas internacionales sirvió para el gasto público no financiero.
La UE debate sobre las condiciones para desembolsar otro tramo a Atenas.
Por Thilo Schäfer para lamarea.com
El próximo lunes, los ministros de Finanzas de los países miembros de la Unión Europea se reúnen en Bruselas para hablar una vez más del rescate de Grecia. Aunque hay mucha presión, no se espera que lleguen ya a un acuerdo acerca de las condiciones que se quiere exigir a Atenas a cambio de desembolsar otro tramo del tercer paquete por un total del 86.000 millones de euros que fue aprobado en verano pasado. La solución se avisa para la siguiente reunión el 24 de mayo.
El Estado griego se ha quedado una vez más sin dinero y en julio debe devolver 3.670 millones de euros a los acreedores internacionales, entre ellos el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En medio del debate sobre nuevas exigencias de recortes y reformas al gobierno de Syriza, esta semana ha llamado la atención un nuevo estudio (aquí en inglés) que confirma la sospecha de que los rescates a Grecia han servido fundamentalmente para ayudar a los bancos acreedores. La European School of Management and Technology (ESMT) de Berlín ha calculado que desde 2010 tan sólo 10.000 millones de euros de las ayudas financieras de la comunidad internacional fueron destinados al gasto para políticas públicas de un país en quiebra. Esta cantidad ni siquiera supone el 5% del total desembolsado hasta ahora por los acreedores (216.000 millones de euros). La inmensa mayoría del dinero sirvió para devolver la deuda y los intereses a los bancos extranjeros, fundamentalmente alemanes y franceses, como Société Générale y Deutsche Bank.
El informe da argumentos a aquellos que defienden una reestructuración con una quita importante de la abultada deuda griega ya que ésta, casi el 180% del PIB, resulta imposible de devolver. “Christine Lagarde, la directora del FMI, admitió en una reunión del Eurogrupo de ministros de Finanzas a la que asistí que la deuda griega no era sostenible”, contó el exministro griego Yanis Varoufakis en una entrevista con La Marea en febrero: “No tengo dudas de que Mario Draghi, el presidente del BCE, está de acuerdo con lo que estoy diciendo. El doctor Schäuble [ministro de Finanzas alemán] fue muy explícito en nuestras discusiones y tampoco se lo creía. El mismo Tsipras [primer ministro griego] lo describió como un golpe de Estado y Angela Merkel [la canciller de Alemania], que es una política muy astuta e inteligente, también lo entiende. Toda Europa y el FMI saben que es un programa fallido pero todo el mundo está comprometido con él”, concluyó.
También el presidente de la ESMT, el profesor Jörg Rocholl, critica los rescates. “En 2010 se rescataron los préstamos de los acreedores anteriores, entre ellos también los Landesbanken alemanes. Pero de esta forma se crearon derechos a cobro por parte de los estados europeos y sus contribuyentes”, dijo Rocholl en una entrevista con el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. “Así se vulneró un princpio fundamental de la economía de mercado, que dice que aquellos que se llevan las gananacias también deben asumir los riesgos”.
Para los gobiernos de la UE, especialmente Alemania, cualquier concesión a aligerar la deuda griega depende del éxito de las reformas que, por su parte, están empeorando la situación de gran parte de la sociedad helena mientras la economía sigue sin recuperarse.