Ante la necesidad manifestada por la ciudadanía de renovar la política en Chile, las colectividades: Partido Liberal de Chile (PL), Partido Humanista (PH) y Partido Ecologista Verde (PEV), expresan su voluntad de convocar a otros partidos políticos, agrupaciones y movimientos sociales para construir en conjunto una alternativa democrática, novedosa, inclusiva y diversa.

  1. Nuestro diagnóstico

El duopolio, conformado por la Nueva Mayoría y la Alianza por Chile, no ha sido capaz de superar las lógicas de postergación y abandono para la gran mayoría de nuestro país, propias de la instalación y profundización de un modelo neoliberal, centralista, deshumanizador, vulnerador de las libertades individuales y sin conciencia ecológica.

En lo económico, este modelo extractivista de escaso valor agregado ha tendido a incrementar la brecha entre ricos y pobres, con una concentración de la riqueza en muy pocas manos, sin precedentes en la historia nacional. Las reformas de los sectores: laboral, educación, salud y pensiones, se han cocinado a la medida del capital privado y trasnacional, el mismo que ostenta la propiedad de la tierra y del agua, sin resguardo de la soberanía alimentaria ni la promoción de energías limpias, e instala estos bienes comunes en la balanza de la oferta y la demanda, careciendo de un mínimo resguardo estratégico que nos permita transitar hacia el buen vivir.

En lo político, este modelo ha privatizado lo público, lo cual se manifiesta en la captura por parte del poder político de la mayoría de los representantes electos.  Todo el ordenamiento institucional de nuestra República ha terminado favoreciendo sólo a un determinado sector de la sociedad civil, generado como consecuencia una disminución del tejido social y la participación electoral, producto de una clase política que no se esfuerza en ciudadanizar ni democratizar el quehacer público y social, por el contrario, lo atomiza buscando eternizarse en el poder para consolidar un modelo absolutamente insostenible. La actual Constitución Política ha sido funcional a este estado de cosas y mientras no exista una Asamblea Constituyente no habrá cambios profundos ni modificaciones de fondo. Necesitamos recuperar nuestra democracia, una democracia soberana que garantice la voluntad de las mayorías con respeto a los derechos esenciales de las minorías.

En lo social, este sistema ha generado un exacerbamiento del individualismo e instalado una competencia  a ultranza, debilitando  la colaboración  y aumentando la desconfianza e incluso la violencia en las relaciones personales  y sociales, respecto de las cuales los gobiernos de turno han pretendido -sin éxito alguno- abordar este problema a través de políticas “mano dura”, que restringen libertades, discriminan a los más postergados y profundizan la crisis actual.

En este contexto, estimamos que, para salir de esta situación debemos hacer los esfuerzos para la convergencia de todos aquellos sectores políticos-sociales que no han estado involucrados en los escándalos de corrupción y que estén dispuestos a la construcción de una alternativa democrática que asuma la tarea de impulsar las trasformaciones políticas, económicas y sociales que nuestro país requiere, en base a los siguientes temas:

  1. Elementos para una convergencia en la diversidad
  • La democracia real frente a la democracia formal.  Consideramos un imperativo político la convocatoria a una Asamblea Constituyente para la redacción de una nueva Constitución. Es necesario construir una democracia soberana que garantice efectivamente la voluntad de las mayorías con respeto a las minorías.  Para ello resulta esencial transparentar y separar claramente los intereses públicos de los privados. En este sentido, la entrega de cuentas públicas, el plebiscito vinculante, la iniciativa popular de ley y la revocación de los mandatos, constituyen herramientas que permiten avanzar en una verdadera democratización dejando atrás la actual institucionalidad diseñada para favorecer los intereses de los grandes grupos económicos por sobre los de la ciudadanía.
  • Estado y Mercado: No somos fundamentalistas del estado ni del mercado. Creemos que ambos son necesarios y que deben compatibilizar su acción, entendiendo que el primero debe modernizarse y el segundo debe estar supeditado al bien común. No compartimos que se consagre un Estado neoliberal -fundamentalista del mercado- como una camisa de fuerza en la Constitución. Tampoco creemos en un Estado todopoderoso. Se hace necesario entonces procurar las condiciones que permitan a la sociedad avanzar hacia condiciones de vida más justas, donde los bienes comunes (agua, soberanía alimentaria, pesca, bosques, minería ) contribuyan al bienestar de todas y todos en resguardo y perspectiva para satisfacer nuestra actuales necesidades y en especial las de las futuras generaciones.
  • Educación, salud y pensiones. Hoy la educación, la salud y las pensiones se estructuran en base a esquemas economicistas, discriminatorios e injustos, que separan a unos pocos privilegiados de una gran mayoría marginada. Estos derechos universales irrenunciables están librados a fuerzas de mercado y considerados como meros bienes de consumo. Nosotros en cambio los consideramos como derechos públicos indispensables en una sociedad democrática. Trabajaremos por el acceso a una Salud y Educación dignas y gratuitas, y por un sistema de pensiones basado sobre un fundamento solidario que reemplace el sistema actual destinado a financiar a grandes grupos económicos.
  • Poner por delante la cuestión del trabajo y la creatividad frente al gran capital. Los grandes capitales, han encontrado en nuestro ordenamiento político actual, el ámbito ideal para la concentración financiera y la expansión de una banca codiciosa e inhumana. Se ha postergado el valor del trabajo destinándolo a la especulación y la usura, sometiendo a los trabajadores de nuestro país a sueldos y condiciones indignas. La legislación laboral debe reconocer el rol de los sindicatos, el derecho de huelga efectivo y el derecho a negociar colectivamente. Aquello no debe entenderse en contraposición con anhelar una sociedad donde florezca el emprendimiento que, sobre todo en su dimensión digital, ambiental y colaborativa, promete ser un espacio meritocrático donde prime el talento y la creatividad. El surgimiento de las star-ups tecnológicas supone mayor competencia, una buena forma de democratizar la riqueza y un combate efectivo a la concentración económica. También debemos facilitar la competencia justa de las pequeñas empresas que propicien una economía a escala humana, moderna y que se proyecte como eje para un buen vivir de los barrios y territorios, procurando el resguardo social, patrimonial y ambiental, en los que se instalen.
  • La responsabilidad intergeneracional con los bienes naturales y las nuevas generaciones. Debemos avanzar a una relación más armónica con la naturaleza y los bienes comunes que ésta nos provee, donde se reemplace el modelo explotador y extractivista por una economía a escala humana y ecológica, que tribute de manera responsable en los territorios y regiones. Donde el estado y la ciudadanía organizada sea garante del uso adecuado de los bienes naturales, y no se exponga a ciertos territorios -otrora polos de desarrollo y hoy zonas de sacrificio- a la destrucción, enfermedad y postergación absoluta. Propiciaremos una adecuada asignación, manejo y explotación en materia de pesca, bosques, minería, agua y energía, que hoy son utilizados de manera irracional por los grandes poderes económicos que ostentan la propiedad de ellos. Ante lo cual impulsaremos un programa amplio de recuperación de bienes comunes, para una gestión económica y social sustentable, con participación ciudadana que garantice su permanencia y beneficio a las actuales y futuras generaciones.
  • La descentralización frente a la centralización. Chile es el país más centralizado de América Latina. Las regiones y provincias de nuestro país son esclavas de la decisión del poder central. Hoy, más que nunca, es necesario la distribución del poder central, de manera que las desigualdades propias de la concentración política, económica y territorial abran paso al desarrollo de todo el potencial de nuestras regiones. Trabajaremos por un federalismo respetuoso de la identidad cultural y de las capacidades locales. Desde las regiones haremos un nuevo Chile integrado, con un ordenamiento territorial que supere el centralismo y la concentración económica que nos asfixia y abusa de los ciudadanos.
  • Libertades, derechos y política. Luchamos contra todo tipo de autoritarismos que tengan por objeto reducir el poder soberano de las mayorías y/o atropellar los derechos de las minorías. Respetamos profundamente el Estado de Derecho. Creemos en una democracia de ciudadanos con deberes y derechos, que avance a la plurinacionalidad e integración cultural y que garantice el ejercicio de las libertades individuales. Proponemos un reenfoque en la relación económica de nuestra sociedad que reordene las prioridades sociales en función del crecimiento humano con respeto y cuidado de la naturaleza.
  • Las próximas elecciones Municipales: Dado todo lo anterior, las próximas elecciones municipales son un primer intento para animar los esfuerzos de nuestra convergencia  en la diversidad. Estas elecciones son las más cercanas a las verdaderas necesidades de la gente, por tanto deben ser asumidas con sentido de futuro y posicionamiento de estas ideas, como condición de origen para un proyecto futuro. Para ello los partidos que firman esta convocatoria, expresan su voluntad de construir sus listas de candidatos en conjunto con todas las organizaciones sociales y con quienes, coincidiendo con nuestras aspiraciones, estén dispuestas a luchar por ellas y sumarse a este bello desafío.
  1. Convocatoria

Para nosotros, la diversidad es riqueza y pluralismo, razón por la cual queremos conformar un proyecto abierto y en permanente construcción, que enfatice en una nueva forma de acción política y social, que busque el acuerdo con los partidos y organizaciones dispuestos a luchar contra aquellas corrientes que promueven, alimentan y/o mantienen la violencia y la discriminación en todas sus formas.

Es el bienestar de todos lo que motiva nuestra acción. Esta no es una cuestión de fórmulas, ideologías o dogmatismos sino de direcciones, por lo cual, convocamos a la construcción de una coalición política y social, conformada por fuerzas diversas, donde la convergencia de distintas culturas y vertientes políticas constituya su mayor riqueza. Con la convicción de que la unidad en la diversidad es vital para enfrentar a un duopolio que frena incluso la más mínima de las reformas, convocamos a la construcción de una alternativa democrática que asuma el impulso transformador que nuestro país está requiriendo, deseando y anhelando.

 

Partido Humanista, Partido Liberal, Partido Ecologista Verde.