El City Plaza Hotel fue cerrado por las autoridades griegas y la empresa que lo administraba se declaró en quiebra. La disolución de la empresa sigue pendiente con el fin de pagar los salarios que se adeudan a los empleados y alquiler que se debe al dueño de la propiedad. Alguna gente pensó algo aparentemente simple: mientras existen grandes espacios listos para ser utilizados como refugios, como un hotel cerrado, ¿por qué los refugiados deben sufrir en las calles, en las plazas, en campos improvisados o en campamentos militares con serias deficiencias y malas condiciones de vida?
El City Plaza Hotel, al igual que todos los lugares ocupados, no se beneficia de ningún estatus legal. Hubo una gran y polémica discusión entre muchos partidarios de ambos lados (si es correcto o incorrecto). Y hay muchos indecisos; aquellos que ven una evidente debilidad por parte del estado y de Europa en asumir las vidas humanas que llegan a nuestro país huyendo del conflicto; aquellos que ven que hay miles de personas que viven en tiendas de campaña, en los puertos o en las calles (que piden asilo, e incluso griegos que han sido afectados por la crisis) mientras que existen decenas de edificios vacíos, cerrados y abandonados; aquellos que se dan cuenta de lo absurdo de esta situación y la aparente incapacidad del gobierno griego para ver los nuevos signos de los tiempos.
Hoy en día los lugares ocupados proporcionan asilo a aquellos que lo necesitan, en todos los sentidos. Se ofrece servicio de comidas, higiene, vivienda, diversión para los niños, barbería y una relativa protección de la intemperie y de otras condiciones de salud peligrosas para las personas que buscan refugio tratando de respirar y organizar la próxima etapa de su vida. Todo es proporcionado por voluntarios, hombres y mujeres, no hay personal pagado. Todo lo que se da a los huéspedes proviene de donaciones de personas que responden a los llamados de los sitios ocupados, a través de sus páginas web y de redes sociales.
Al mismo tiempo, la ocupación aspira a ser un centro de reflexión, organización y solidaridad con los refugiados y otros temas que afectan a las grandes poblaciones. Los defensores de la ocupación del City Plaza Hotel marcharon el domingo pasado en contra de las nuevas medidas de austeridad adoptadas por el gobierno. Hicieron difusión, organizaron reuniones abiertas, y esto es solo el principio. Nadie sabe cuál será el futuro de esta ocupación. Hay ejemplos de países en los que las ocupaciones, en particulares circunstancias y con ciertos fines, fueron acogidas por las comunidades locales y municipios en Europa. ¿Será este el caso del City Plaza Hotel en Atenas?
Una cosa es cierta: en condiciones extremas, cuando hay muchas vidas en riesgo, la sociedad refleja cosas que van más allá de aquello a lo que estamos acostumbrados y, a veces, son se reflejan cosas positivas. La ocupación del City Plaza Hotel permanecerá en la historia de nuestro país como una acción que es al mismo tiempo ilegal y trascendente, con todo lo que esto implica, y si el Estado no encuentra un punto medio en el que proteja al mismo tiempo a la ocupación y los derechos del propietario del edificio, se inclinará inevitablemente a un lado u otro. Según se viene demostrando a través de tantas acciones de «dar», es evidente que la solidaridad está buscando constantemente nuevas maneras de expresarse en los corazones de mucha gente. En un sentido, la solidaridad ya ha ganado.