La Clínica Solidaria del Pireo ofrece un testimonio de sus luchas, su dolor, pero también de la alegría de los voluntarios que brindan servicio a las personas refugiadas en el puerto del Pireo.
Todos los días llegan las personas refugiadas en barco y todos los días los voluntarios y voluntarias ayudan, curan, reconfortan y acompañan. Distribuyen alimentos, calzado, ropas y mantas, cocinan y participan en la distribución de las comidas con la esperanza de que alcance para todos. En las clínicas solidarias, la gente aporta también juguetes para los niños refugiados. Un farmaceuta voluntario cumple dos cuartos de trabajo por semana en la farmacia ambulante de la puerta E1 del puerto, mientras que una enfermera se ocupa de las mujeres embarazadas y de las amamantan. Solidaridad y dignidad animan la conciencia de los griegos, animan su vida cotidiana a pesar del propio sufrimiento.
Elegir lo Humano: ningún ser humano por encima de otro ser humano.