Por Fakali, Federación andaluza de mujeres gitanas
El 8 de abril se conmemora el Día Internacional del Pueblo Gitano. Esta fecha fue institucionalizada, junto a la bandera y el himno gitanos, en el Primer Congreso Mundial Gitano celebrado en Londres en 1971.
Cada vez que se conmemora la celebración de un día a favor de un pueblo o una comunidad de personas es porque algo falla. Porque existen carencias. Porque no se ha accedido al goce de la plenitud de derechos cívicos. Y porque se dan situaciones de desigualdad entre seres humanos. Aunque resulte tópico recordarlo, no es menos cierto.
Aun así, conmemoramos el 8 de abril por todo lo que significa para el avance y la justicia social de nuestra gente. Pero desde el convencimiento de que esta efeméride no puede significar para la ciudadanía gitana un manifiesto a la esperanza de acabar con las desigualdades. Ni al reto de eliminar la injusticia. El Día Internacional del Pueblo Gitano debe significar una realidad: que todos esos planes, todos esos recursos, y todas esas políticas articulados por los estados miembros de la UE se traduzcan en hechos reales.
Este día expresa claramente el camino que nos queda por recorrer y el trabajo por hacer para llegar a esa tan deseada igualdad entre personas gitanas y no gitanas. Por ello, con el objeto de seguir avanzando en la consecución de su ciudadanía plena y su reconocimiento institucional y cultural, la Federación de Mujeres Gitanas Universitarias quiere compartir esta fecha con la población gitana y no gitana de Andalucía en particular, y España y el mundo en general, denunciando la escalada de intolerancia y violencia que se está viviendo respecto al pueblo gitano y difundiendo y defendiendo una imagen distinta, alejada de prejuicios y estereotipos, y mucho más cercana a su realidad.
Nadie debe olvidar la lucha del pueblo gitano para cambiar la inercia de las políticas discriminatorias practicadas por los países miembros de la UE, en las que la crisis ha servido para reforzar aún más las estructuras racistas y discriminatorias. Francia expulsó a más de 11.000 personas gitanas en 2015, sin ir más lejos.
FAKALI también tiene el deber de luchar para que España no sea sólo un país emblemático en teoría en la igualdad entre personas gitanas y no gitanas. Seguimos trabajando duro para que nuestros gobernantes y nosotros mismos, como ciudadanía gitana, logremos alcanzar en la práctica el reconocimiento que nuestra cultura debe tener y que nunca ha tenido. Ensalzamos la lucha que las personas gitanas protagonizan para colocar a su comunidad en el lugar que se merece a pesar de la invisibilidad y la desigualdad brutales a las que son sometidas a diario. Y el esfuerzo para desarrollarse el doble en la mitad de tiempo sin las condiciones elementales ni tener aseguradas sus garantías básicas como ciudadanía de pleno derecho, partiendo desde mucha más distancia que el resto de las personas no gitanas.
Es la hora del pueblo gitano para demostrar la contribución tan importante que ha hecho a Europa, España y especialmente Andalucía. Aunque es en nuestra tierra, donde habita más de la mitad de la población gitana de España, donde se produce la dolorosa paradoja de ir a un colegio y comprobar que el alumnado ni siquiera sabe quiénes somos los gitanos. Nos hacen invisibles. Y para muestra, un botón: en toda su historia democrática, después de diez legislaturas, en el Parlamento de Andalucía no ha habido ni un solo gitano ni una sola gitana en sus escaños. Esta es una de las pruebas evidentes de la desigualdad y la injusticia que existen detrás de esa infrarrepresentación gitana en las políticas gubernamentales y en los poderes públicos.
«La ciudadanía gitana no sólo puede ser representada por aquellas voces e imágenes que los racistas siempre quieren dar de nosotras y nosotros. No podemos ser objeto de la humillación de las televisiones en particular y los medios en general con el consiguiente descenso de la autoestima de nuestra cultura y la justificación de que los gitanos somos los ‘otros’, los forasteros. O los TRAPACEROS (quienes «con astucias, falsedad y mentiras procuran engañar a alguien en un asunto»), como violentamente y sin justificación alguna nos catalogan los más ilustrados y déspotas miembros de la RAE», mantiene Beatriz Carrillo de los Reyes, presidenta de FAKALI y AMURADI.
Desde la Federación de Mujeres Gitanas Universitarias hacemos un llamamiento a la ciudadanía y a los poderes públicos para que se unan a nosotras y nosotros no sólo para defender la causa gitana sino para que nuestras sociedades sean más libres, democráticas y justas. La comunidad gitana no se va a conformar ni se va a resignar. No quiere limosna, sino justicia, que significa luchar codo con codo contra el racismo y la desigualdad que corroe las entrañas de nuestras sociedades y las pudre.
No basta con seguir generando declaraciones de buenas intenciones para que luego estos discursos queden en agua de borrajas. Y no sólo por el beneficio propio para la comunidad gitana. Si pretendemos salvar el concepto de ciudadanía europea, si queremos evitar que Europa sea un fracaso, tendremos que dar un salto de calidad para recuperar el camino que se ha abandonado, que en definitiva es el camino de los valores y los principios basados en la libertad y la justicia.
Sastipen Thaj Mestepen (Salud y Libertad)