Por Ana María Mahserdjian
Hace tiempo que diferentes hechos en el mundo nos abofetean la cara… tocan nuestros corazones, sacuden nuestras emociones… No sé cual tomar primero… soy hija de sobrevivientes de un genocidio, pero en cada uno, en cada instante me pregunto ¿dónde ha quedado la humanidad?
Cuando vemos una fotografía de un niño muerto en la playa…
Cuando vemos las imágenes de los niños en África desnutridos, hambrientos y en riesgo de vida…
En momentos en que nos enteramos por los diferentes medios de la indiferencia de la autoridad, o la discriminación a la que son sometidos diferentes grupos étnicos o religiosos, frente a alambrados que les prohíben ir hacia un lugar de paz.
Y me sigo preguntando ¿dónde te has perdido humanidad?
En qué momento histórico dejamos nuestra calidad de humanos para convertirnos en salvajes, bárbaros?
¿Cómo, porqué y para qué un país que firma un cese al fuego, además de no respetarlo, en el intercambio de los cuerpos de sus muertos devuelve cuerpos mutilados y decapitados? Porque eso es lo que pasó la semana pasada con los cuerpos de los jóvenes soldados armenios que fueron devueltos por los azeríes… ¿Hasta qué punto otro ser humano reúne esa condición cuando ante soldados prisiones heridos, se lo tortura hasta la muerte? Y no siendo suficiente, se comenten hechos de barbarie… hechos específicamente violatorios de todas las leyes de humanidad, de la ONU y de todo lo escrito y pensado. ¿cómo se le explica a una madre esto?
¿Dónde te has perdido humanidad?
¿En qué nivel de anestesia estamos que no denunciamos…?
¿En qué nivel de egoísmo, egocentrismo y estupidez humana estamos?
¿Desde qué lugar se pretende justificar o defender estos hechos aberrantes?
Sin embargo me queda una esperanza… hay movimientos que han surgido desde la gente que se están moviendo, están saliendo de su zona de confort para ejercer un cambio… quizás pequeños… quizás sin promoción… quizás sin el apoyo que es necesario e indispensable…
En ellos está la humanidad… en los que hacen pequeñas acciones… en los que sacando tiempo y fuerzas y muchas veces recursos económicos a su comodidad apuestan por un mundo mejor, un mundo no violento, justo, en paz.