Por Jean-Marie Collin, “Blog Défense et Géopolitique, Alternatives-Internationales”
Cuando un documental (1) da la sensación de que un arma mágica protege contra todos los peligros, hay de qué sorprenderse. Esto es lo que denuncio junto con Paul Quilès y Bernard Norlain.
De contrabando en una presentación del arsenal nuclear, se afirma (2) que esta fuerza fue el “vector principal de la paz” en el siglo XX. Esta declaración no sólo es inverificable, sino que aparta de un plumazo el reconocido papel que jugaron las organizaciones internacionales (como la ONU, Unión Europea, OSCE), la labor de los diplomáticos o asimismo la interdependencia (económica y cultural), factor esencial de la estabilidad y la seguridad.
Recordando, de todos modos, que Francia ya no practica una política anti-ciudad dirigida a matar a 50 millones de personas, se nos dice (3) que nuestras armas nucleares pueden atacar precisamente los centros de poder, ¡como una fábrica! Dejemos de lado el carácter absurdo de la destrucción de una fábrica con semejante poder de fuego y recordemos que los centros de poder político, económico, (léase militar) están ubicados en las ciudades. ¡Así que los civiles tampoco se salvarían! Hacer creer que las armas nucleares son –casi- como las armas comunes no hace otra cosa que incitar a su utilización en algún determinado plazo.
Luego, dos generales nos explican, con dudosa ironía, que el arma nuclear podría utilizarse para dar una “última advertencia” en forma de impulso electromagnético (IEM) sobre un territorio, o de un ataque a un objetivo simbólico, o también de una prueba en un lugar desértico, “que no mataría más que algunos camellos” (sic). Se trataría, nos dicen, de “restablecer la disuasión”, frente al adversario que no tomara en serio a Francia.
Cómo es posible contradecirse hasta ese punto. Si se utilizara un arma nuclear, querría decir que la política de disuasión fracasó y no vemos cómo podría ser posible restablecer esa política después que hayamos suscrito su fracaso. Por otra parte, dar a entender que un IEM provocará poco daño es absurdo, porque además de ser falso (bloqueo integral de todos los sistemas eléctricos y electrónicos), si fuese cierto, ¿en qué cosa impresionaría al adversario? Finalmente, sea quien sea ese adversario, creer que este no podría reaccionar es como jugarse la seguridad de un país al póker y obligar a Francia a entrar en un escenario de ataque nuclear masivo.
¿Qué se puede decir también de esa sugerencia de una de las más altas autoridades militares (4) de nuestro país, que propone reflexionar con respecto al uso del arma nuclear contra el ISIS (Daesh)? Se trata de una etapa importante en la evolución del pensamiento estratégico francés, según el cual, hasta aquí, el arma nuclear se destina a Estados y no a grupos terroristas. Las palabras de Jacques Chirac (2006, isla Longue), sin embargo, eran claras: “la disuasión nuclear no está destinada a disuadir terroristas fanáticos”. Incluso si el ISIS se define como un Estado islámico, no califica como tal en el sentido reconocido por el derecho internacional de la Convención de Montevideo. ¿Es necesario recordar también que sobre estos territorios residen poblaciones civiles que soportan el yugo de esos terroristas?
Por último, cabe interrogarnos sobre esta revelación de los realizadores del documental, que nos cuentan que en caso de guerra y de inhibición del Presidente de la República (por muerte, secuestro o incapacidad) ¡un individuo designado previamente en secreto tendría la capacidad de dar la orden de ataque nuclear!
Esta afirmación resulta sorprendente para los ex ministros, los parlamentarios, los diplomáticos… y los franceses. Efectivamente, hasta hoy, la doctrina francesa siempre expresó que solo el Presidente, elegido por el pueblo, dispone de este poder supremo. Su fundamento se encuentra en los textos jurídicos y fuentes no jurídicas, como los Libros Blancos de defensa. El procedimiento secreto mencionado en este documental estaría pisoteando nuestra Constitución, ya que las reglas previstas de devolución de este poder (en favor del presidente del Senado y después del gobierno en su conjunto) en caso de ausencia del Presidente, recaerían en un desconocido, sin duda militar…
Esta película se transmitió en un horario de gran audiencia en un canal de televisión público. Fue realizada con la ayuda de las autoridades políticas y militares de nuestro país, que una vez más dan prueba de su voluntad de promover esta ilusoria línea Maginot nuclear, sin matices ni debate, no más eficaz que su antecedente del siglo pasado.
(Publicado en La Croix , 8 de abril de 2016)
1 Francia, el presidente y la bomba, película realizada por B. Tertrais, J. Guisnel, S. Gabet y difundida en France 5 el 22 de marzo de 2016
2 General Bentégeat.
3 Almirante Guillaud
4 General Pierre de Villiers, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas: “Tenemos que reflexionar a propósito de esta evolución del terrorismo internacional que se transformaría en Estado. Esta reflexión debe correlacionarse con el concepto de disuasión nuclear”.