En la actualidad es inevitable pensar en grupos como el ISIS o Boko Haram cuando se habla de terrorismo; sin embargo, el extremismo violento no se tiene sus raíces ni es privativo de ninguna religión, región, nacionalidad o grupo étnico, afirmó el Secretario General de la ONU, el 8 de abril.
Ban Ki-moon preside la Conferencia sobre Prevención del Extremismo Violento que tuvo lugar en Ginebra con el auspicio de Naciones Unidas y el gobierno suizo.
En ese foro, Ban reconoció que el extremismo socava los esfuerzos colectivos de paz y seguridad, traspasa las fronteras y amenaza el desarrollo, sembrando miedo y división; por ello, dijo, es necesaria una respuesta internacional concertada que aborde sus causas.
Recordó que las reacciones exclusivamente militares han demostrado ser contraproducentes, como lo han sido también las medidas de seguridad que atropellan los derechos humanos.
“Cuando los esfuerzos ignoran el estado de derecho y violan las garantías fundamentales, no sólo traicionan los valores que tratan de defender sino que terminan alimentando el extremismo violento”, subrayó.
Ban destacó, por otra parte, la urgencia de proteger a los jóvenes, a quienes consideró víctimas del terrorismo por partida doble ya que son objetivo de ataques y de reclutamiento de los grupos extremistas.
“No tendremos éxito a menos que sepamos encauzar el idealismo, la creatividad y la energía de 1.800 millones de jóvenes en el mundo”, puntualizó.
Esas virtudes de la juventud deben servirnos de base para la construcción de una alianza global contra el extremismo violento, concluyó Ban.