Souad El Begdoury Khammal, es la presidenta de la “Asociación Víctimas 16 de Mayo” y recientemente ha sido nombrada presidenta de todas las víctimas del terrorismo en Marruecos. Ese día de Mayo del año 2003, Souad perdió a su marido Abdelwahed el Khamal, un conocido abogado, y a su hijo Taïeb, de 17 años, en el atentado contra la Casa de España en Casablanca. La explosión, a las diez de la noche, redujo el restaurante de este local social muy popular en la ciudad a escombros entre cuerpos calcinados y gritos de pánico de los supervivientes. Junto a Abdelwahed y Taïeb murieron otras 20 personas, entre ellas 4 españoles, en el peor de los cinco ataques simultáneos que se produjeron en Casablanca contra “objetivos infieles” extranjeros. Los otros escenarios fueron el hotel Farah, el consulado de Bélgica, un restaurante italiano y el cementerio judío. En total las víctimas mortales de estos ataques ascendieron a 45, entre ellas, 12 de los 14 terroristas que participaron en los ataques.
La asociación que preside Souad, trabaja para ayudar a las víctimas de los atentados. El Estado indemnizó a los familiares de los fallecidos pero se olvidó de los heridos. Muchos de ellos no han podido trabajar desde entonces debido al trauma psicológico. La asociación lucha para que no caigan en el olvido y se pierda la memoria, en homenaje a los caídos de los trágicos sucesos. Su presidenta aboga por educar en los verdaderos valores que el Islam predica como una religión de “paz y amor” entre los seres humanos”.
La profesora Begdoury, que goza del prestigio de la sociedad marroquí, participa en Fnidaq (Castillejos) en un foro especializado sobre yihadismo, donde ha recibido el reconocimiento de una gran parte de la magistratura y la abogacía de Marruecos así como de juristas españoles. Todos ellos se han reunido en una jornada en la pequeña localidad del norte de Marruecos, y han reconocido a Souad por su labor al frente de la Asociación de víctimas de los atentados del 16 de Mayo en Casablanca.
Pregunta: ¿Qué recuerda de los acontecimientos de aquel 16 de Mayo de 2003?
S.B: Pues solo recuerdo mucho dolor y un gran desconsuelo. La herida aún está en carne viva. Fue un golpe tremendo para mi familia y para las familias de las otras víctimas. No hay palabras para describir el sentimiento de rabia e impotencia que te queda por culpa de unos acontecimientos como estos. Al principio sí tuve el apoyo de la familia y de los amigos. Después todo el mundo se fue y comenzó el seguimiento médico-psicológico. Luego la vida fue volviendo a su forma normal. Ahora vivo sola y solo pienso en salir adelante con mi hija que vive en París, donde ejerce la abogacía. Ella estudió derecho para honrar la memoria de su padre y su hermano, que quería seguir los pasos profesionales de mi marido.
¿Cómo se puede afrontar un golpe como este?
Pues hay que tener la cabeza fría, aunque es difícil porque los recuerdos no te dejan vivir. Tenía una hija para sacar adelante y eso fue lo que me dio ánimo para seguir. Mi hija se convirtió en prioridad y ahora pienso que sin ella difícilmente hubiera pasado el trago tan amargo, algo que cambió nuestras vidas. Luchar contra el olvido de lo que ocurrió es otra de las cosas en la que me he apoyado. Estar en contacto con las otras víctimas y conocer de cerca cómo pudieron vivir al igual que yo el sufrimiento por sus seres queridos. Eso reconforta el alma.
Atacaron un lugar de convivencia donde perdí, además de mi familia, buenos amigos franceses españoles y marroquíes. Nunca dejaré de luchar para que sean reconocidos los derechos de las víctimas, de todas ellas. Esa es la forma de demostrar a todo el mundo y a los propios asesinos que en Marruecos somos personas de bien y que no los queremos en nuestra sociedad.
El atentado que costó la vida a casi toda su familia ocurrió en un centro social español, La Casa de España de Casablanca. ¿Han encontrado las víctimas apoyo por parte del gobierno español excepto las muestras de condolencia de los días posteriores a los sucesos?
No, ninguno. Los contactos posteriores, cuando creamos la asociación 16 de Mayo, fueron con organizaciones de víctimas del terrorismo españolas. Todas se mostraron muy respetuosas con nosotros y compartieron nuestro dolor. No hay que olvidar que en entre los muertos también había españoles y que el sufrimiento es el mismo. Tener que vivir con eso es muy duro. El gobierno de España no ha sido muy generoso a la hora de honrar a nuestras víctimas, con esto no queremos mendigar nada, sólo esperábamos el reconocimiento a los ciudadanos marroquíes que perdieron la vida en los ataques, y a los que en otro caso, quedaron marcados para siempre, bien por secuelas físicas o las otras, las que no se curan tan fácilmente. Sabemos que el objetivo era hacer el mayor daño posible a intereses extranjeros en mi país. No podemos obviar que estos crímenes se cometieron en territorio marroquí, pero el silencio de España nos pareció ofensivo. Sabemos que los españoles también han sufrido atentados terroristas como los de aquí. El 11M en Madrid fueron unos ataques muy crueles y cobardes donde murieron muchos inocentes. España es un pueblo muy sensible ante el drama que sufren las víctimas del terrorismo.
Ahora que han creado la asociación a nivel nacional en Marruecos, ¿espera que el gobierno de España se ponga en contacto con ustedes?
Nosotros no perdemos la esperanza que el gobierno español nos llame para hablar sobre el reconocimiento a las víctimas marroquíes de los atentados cometidos contra intereses españoles en Marruecos. Sería reconocer tantos años de sufrimiento de una manera oficial, aunque fuera de un modo simbólico, un homenaje por ejemplo, mantendría vivo el recuerdo de los caídos, no solo de aquella noche, sino de todos los atentados extremistas cometidos en Marruecos.
Las investigaciones tras los atentados concluyeron con la detención de más de 3.000 presuntos terroristas, entre ellos jóvenes de no más de 20 años, y de estos 17 fueron condenados a la pena de muerte. ¿Piensa que se hizo justicia?
Creo que nunca se hace justicia ante situaciones como esta. De los cinco atentados que se produjeron aquella noche todos los autores materiales fueron detenidos y en otros casos abatidos por las fuerzas de seguridad o se inmolaron en los ataques. En realidad muchos de los autores intelectuales fueron detenidos y juzgados por sus crímenes en las fechas siguientes a aquel día. Esos que inculcan odio a unos jóvenes de barrios marginales para cometer tal atrocidad son los verdaderos culpables.
¿Cómo quedaron las víctimas después de aquello?
Pues no muy bien en todos los sentidos. Gracias a la mediación del Rey Mohamed VI los hijos de los que sufrieron los atentados fueron nombrados en un decreto real como “ciudadanos protegidos”. También se indemnizó a cada víctima con 500.000 Dirhams (uno 48.000 €). Pero nunca es suficiente ante la magnitud de una tragedia como esta. Hay personas que todavía no se han recuperado y los escasos recursos que poseen no son suficientes para afrontar la situación. Para eso estamos luchando, contra el olvido y la marginación de las víctimas.
¿A qué dedica su esfuerzo la Asociación para que se puedan prevenir situaciones donde jóvenes sin apenas recursos y con un nivel de marginación importante caigan en manos de radicales y acaben cometiendo asesinatos indiscriminados?
Personalmente estoy dedicando mi tiempo a recorrer distintos lugares de Marruecos para visitar colegios e institutos públicos. Tratar de inculcar a los niños y jóvenes que la educación es la mejor forma de evitar que caigan en el mundo del radicalismo religioso. Estudiar y formarse como personas para que nadie los pueda engañar de ninguna forma. La labor docente es muy importante. También los padres tienen que estar atentos con sus hijos si ven algún comportamiento extraño que les pueda llevar a pensar que han sido captados por estas organizaciones. Estamos apoyados por el gobierno de Marruecos en este proyecto pero siempre se puede hacer más a este nivel.
La asociación está trabajando para que se pueda construir un monumento a las víctimas del terrorismo con el fin de que todo el mundo que lo desee pueda ir a homenajear a las personas que cayeron sin ninguna razón. Creo que con la ayuda de todos lo conseguiremos.
Para acabar Souad el Begdoury quiere lanzar un mensaje:
“Dejen a las personas vivir en paz. Una madre no tiene que ver cómo entierran a su hijo, es contra natura. Esta lacra que representa el terrorismo lo único que ha traído es sufrimiento y miedo a la sociedad. Todos los países del mundo están amenazados por la intolerancia y la imposición absurda del extremismo. Debemos unir nuestras fuerzas para combatirlo y que salga de nuestras vidas lo antes posible”.