Klaus Zapata llevaba años luchando por los derechos humanos en Colombia, por la paz y la defensa del medio ambiente. El último mes estuvo muy activo en el conflicto laboral que mantenían los trabajadores y la patronal de PROALCO, una empresa ubicada en Sibaté, zona cercana a Soacha, en la periferia de la capital colombiana.
Prensa Rural informó que en el día de ayer fue asesinado a balazos en el barrio Ciudad Latina de Soacha. El mismo día había habido una movilización por la defensa del páramo y contra la minería, de la que participó Klaus, junto a las Juventud Comunista (JUCO).
«El asesinato de Klaus se produjo en un municipio plagado de paramilitares, donde incluso patrullan armados en la parte alta de Cazucá, contigua a Bogotá, los cuales controlan territorios y las actividades ilegales como el tráfico de drogas. Así mismo tienen cooptada parte de la institucionalidad en Soacha como han denunciado varios de sus pobladores, hoy muertos o desplazados bajo amenazas de muerte.
Se espera por parte del Estado una respuesta clara y que se haga justicia puesto que no es posible que mientras estamos ad portas de una firma de paz, el paramilitarismo goza de muy buena salud y éste podría echar a la basura todos los anhelos de un país sin guerra, en donde sea posible ejercer la oposición política sin miedo a ser asesinados como ocurrió con el genocidio de la Unión Patriótica» concluye la citada nota.
La muerte de Klaus Zapata no fue la única ocurrida en el mes de marzo, de ahí que crezca el temor de que se trate de una intentona de frustrar el proceso de paz que se mantiene desde hace 3 años en La Habana, Cuba, entre el gobierno colombiano y las FARC-EP.
En un momento tan delicado donde los mercaderes de la guerra y la violencia buscan perpetuar sus negocios y privilegios, el pueblo colombiano debe mantenerse firme frente a estas agresiones y provocaciones y mostrarle a los antihumanistas que el fin del conflicto armado está más cerca que nunca y los colombianos quieren dar vuelta la página definitivamente.