– El vertiginoso crecimiento de Añelo, un pueblo del suroeste de Argentina, a la sombra de la explotación de los hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, se trastocó por la caída mundial de los precios del petróleo, que ha frenado el desarrollo local y amenaza inversiones y empleos.
La gran formación geológica de gas y petróleo de esquisto (de roca), situada en la provincia de Neuquén, comenzó a explotarse a mediados de 2013, por la estatal empresa Yacimientos Petroliferos Fiscales (YPF), en asociación con la transnacional estadounidense Chevron.
“Fue cuando tuvimos una explosión interesante en materia de crecimiento con el plan estratégico de desarrollo que venimos impulsando de radicar todas las empresas de servicios petroleros en Añelo. Eso nos ayudó muchísimo a crecer, a desarrollarnos como pueblo”, recordó a IPS su intendente (alcalde), Darío Díaz.
La población de este pueblo patagónico, a 100 kilómetros de Neuquén, la capital provincial, que era de unos 3.000 habitantes se duplicó a 6.000.
Ello sin contar la enorme circulación de operarios, técnicos, ingenieros y ejecutivos de las corporaciones petroleras, junto con camioneros que proveen materiales al yacimiento de Loma Campana, a ocho kilómetros de Añelo.
“Teníamos unas 10 empresas de servicios asentadas en Añelo y hoy ya tenemos operando alrededor de unas 40 y unos 160 convenios de radicación firmados con otras más”, explicó el intendente.
Vaca Muerta, con 30.000 kilómetros cuadrados ricos en petróleo y gas de esquisto o lutitas, también conocido por el vocablo inglés “shale”, convirtió a este país en el segundo del mundo en producción de hidrocarburos no convencionales, detrás de Estados Unidos.
Loma Campana, con 300 pozos activos y una inversión acumulada de 3.000 millones de dólares, produce actualmente 50.000 barriles (de 159 litros) diarios de petróleo, según datos YPF.
La atracción del oro negro alentó grandes inversiones públicas en Añelo y otros pueblos cercanos. Se anticipaba que en 15 años su población alcanzaría los 25.000 habitantes.
“Estamos haciendo dos escuelas, un hospital. Se ampliaron los colegios primarios y secundarios. Estamos haciendo plazas y una nueva subestación de energía. Hicimos una planta potabilizadora de agua, mejoramos servicios cloacales. Realmente en materia de obras públicas hicimos bastante, siempre pensando en el crecimiento”, detalló Díaz.
Pero la expansión del pueblo trajo problemas también.
El intendente explicó, como ejemplo, que el alquiler mensual de una vivienda de dos dormitorios pasó de unos 33 dólares a 100 y que un terreno que antes valía 1.700 dólares, ahora no se adquiere por menos de 130.000.
“Esos son los cambios abruptos que tiene el petróleo”, analizó. “Lo que más sufrimos los antiguos pobladores de Añelo fue ese impacto social de tanto movimiento, de tantos vehículos, de tanta gente, que te trae inseguridad y otras cosas más, razonables en cualquier desarrollo”, reflexionó Díaz.
Ahora, nuevas complicaciones
Ahora Añelo teme que además de los costos pagados por un desarrollo explosivo, finalmente el prometido progreso no llegue.
El 4 de marzo, el presidente saliente de YPF, Miguel Galuccio, anunció en una conferencia con inversores internacionales que los recortes del sector en 2016 se reflejarán en que el bloque de Vaca Muerta “irá más lento”.
Durante 2015 la compañía tuvo una caída de 49 por ciento en sus ganancias, mientras su inversión creció menos de cuatro por ciento, por debajo de los niveles precedentes.
Los costos de producción de esquisto, que requieren la cara tecnología de la fractura hidráulica, no son competitivos, en un escenario de hundimiento de las cotizaciones en que los tipos marcadores internacionales oscilan actualmente entre 30 y 40 dólares el barril.
En Argentina, el costo de extracción en pozos convencionales está entre 25 a 30 dólares el barril y en los no convencionales se acerca a 70 dólares, coinciden especialistas petroleros.
Pero la cotización interna del barril en la cuenca neuquina está regulada en 67,5 dólares y en los demás yacimientos en 54,9, un valor artificial establecido para sostener los planes de expansión petrolífera y en particular los de Vaca Muerta, aunque ahora con menor ritmo.
YPF anunció que en la cuenca neuquina, reducirá en 15 por ciento los gastos de explotación. Esto implica una reducción de 21 equipos, y como consecuencia despidos, o dicho en su lenguaje, disminución de “costos laborales”.
“La situación es bien complicada”, explicó Díaz, quien calculó que habrá 1.000 desocupados más en la provincia, que se sumarán a otros ya suspendidos. Ya se percibe “una merma de actividad”, dijo, “la gente trabaja menos horas”, hay una caída en los salarios y eso produce un impacto social.
Sindicatos petroleros de la cuenca neuquina sitúan los despedidos hasta ahora en estos bloques en 1.000 personas, a los que se suman otros 1.000 en otras áreas.
Eduardo Toledo un técnico agropecuario que decidió venir a vivir en Añelo desde Buenos Aires e invertir sus ahorros en un restaurante, ve con recelo la reducción de la actividad en Vaca Muerta.
“Arrancamos en una situación muy precaria: un anafe (cocina) de tres hornallas y un hornito, y hoy ya tenemos toda una batería de cocina”, recordó Toledo cuyos clientes son camioneros con altos salarios petroleros, operarios y otros empleados de servicios de las industrias radicadas en los alrededores.
Fueron muchos los que como él invirtieron en hoteles, viviendas para alquilar, comercios y pequeños servicios. “Todo el mundo quería tener algo en la que iba a ser la capital del no convencional”, destacó.
Actualmente su actividad se redujo a un “nivel de medio a bajo”. “Hay también una cuestión de sensación. Si la gente sabe que va a perder el trabajo no quiere gastar”, explicó.
Toledo aún confía en que el interés por el gas no convencional mantenga “el movimiento”, pese al hundimiento de los precios.
En Vaca Muerta, 77 por ciento de las reservas probadas de esquisto son de gas.
Además, “hay recursos gasíferos importantes que todavía no se convirtieron en reservas”, aclaró en entrevista con IPS el académico Ignacio Sabbatella, doctor en ciencias sociales de la Universidad de Buenos Aires y coautor del libro “Historia de una privatización. Cómo y por qué se perdió YPF”, que fue volvió al control estatal en 2012.
Expertos y pobladores miran el largo plazo
Sabbatella subrayó que hay que considerar que más allá de las fluctuaciones internacionales del precio del petróleo las inversiones en Vaca Muerta “rinden sus frutos en el largo plazo”, estimados en 5 a 10 años.
Recordó que la exploración comenzó apenas en el 2011, “sobre todo con la recuperación del control estatal de YPF, en sociedad con empresas transnacionales como Chevron”. La que es la mayor empresa argentina estuvo en manos privadas entre 1992 y 2012, cuando el gobierno de Cristina Fernández (2007-2015) decidió su reestatización.
Sabbatella analizó que el anuncio de los recortes de YPF se da en el marco de “un cambio de política”, desde la llegada a la Presidencia, el 10 de diciembre, del centroderechista Mauricio Macri, que puso fin el ciclo centroizquierdista iniciado en 2003 con el gobierno de Néstor Kirchner y seguido por el de Fernández, su esposa.
“El gobierno saliente hizo todo lo posible por sostener las inversiones, la producción y la exploración, aún con un contexto internacional desfavorable, y lo que estamos viendo es que este gobierno está sosteniendo a medias esa política e incluso está empujando a YPF a recortar sus inversiones”, opinó Sabbatella.
“El gobierno actual cree que lo mejor es ajustar la política petrolera nacional a las condiciones externas. En un contexto de precios bajos creen que lo mejor es no sostener las inversiones internas e incluso hasta han dado algunos ejemplos, en el sentido de la convivencia de importar crudos y combustibles más baratos del mercado externo”, advirtió.
Al margen de esos análisis, Toledo prefiere ser optimista porque si no, reflexiona, “tengo que cerrar el restaurante”. “No tengo fondos para irme a otro lado y además no me interesa porque cuesta mucho volver a arraigarse a un lugar como este”, lamentó.
Editado por Estrella Gutiérrez