Los tuneles de Cu Chi
Un relato desgarrador sobre los “túneles de ratas” de Estados Unidos en los campos de batalla subterráneos de Vietnam, por Tom Mangold & John Penycate – Libros Ballantine.
Un amigo me pidió que leyera este libro y me alegra haberlo hecho. No es que me diera algún placer, sino que ninguno de nosotros debería olvidar estos tristes eventos históricos o dejarlos deslizarse hacia el pasado. Además, no hay que dejar que los excesos actuales y aparentemente perpetuos de la violencia militar desaparezcan en la historia sin una reflexión.
Reflexioné y me pregunté, por qué nosotros, la especie humana, todavía tan belicosa y tribal e inclinada hacia el nacionalismo, y en realidad está tan condicionada en contra de aquellos que no están de “nuestro lado”.
Es algo anacrónico poner al Capitalismo en contra del Comunismo en esta era, cuando ambos extremos han empezado a entender que deben acomodarse a las disposiciones del nuevo mundo en donde la interdependencia, los medios de comunicación masivos, la educación, descentralización y el incremento de conciencia social están derribando las paredes del imperialismo y el neocolonialismo por medio de aglutinaciones no estatales de las empresas.
El vietnamita ha peleado por generaciones en contra de los chinos, los japoneses, los franceses y finalmente las tropas de los Estados Unidos y aliados dispuestos. Por supuesto, el vietnamita luchó para aferrarse a su tierra y lo que quedaba de su forma de vida con total tenacidad
Para leer la nota publicitaria de ventas de Amazon relacionada con el libro, el sesgo pro-EE.UU. se hace claro al decir que «los Túneles de Ratas eran G.I.s de legendarias habilidades y coraje» y el Viet Cong, era «… un enemigo cruel e ingenioso».
El libro es mucho más balanceado y utiliza fuentes validas para detallar la manera en la que los locales se atrincheraron con un éxito espectacular, y cómo los invasores ganaron más y más experticia hasta que desarrollaron lo que se conoció como el Túnel de las Ratas –expertos y valientes, si deben tomarse bandos, tienen muchas historias heroicas que contarse entre los invasores.
Sin importar cuántas anécdotas del Túnel de las ratas fueron sacrificadas, sus hazañas palidecen en comparación con las magníficas medidas de defensa tomadas por los vietnamitas, quienes tuvieron el derecho moral de proteger su tierra y a la gente frente a la invasión extranjera y el intento de ocupación por una potencia mayor.
El valiente cirujano, el Dr. Vo Hoang Le, cuenta su historia de interminable improvisación mientras trabajaba en condiciones imposibles bajo tierra. El animador, sí, allí hubo tropas de entretenimiento en los túneles, en el largo plazo también- Pham Sang cuenta como él superó su rol de animador para convertirse al final en un soldado. Otras anécdotas provienen de Vo Thi Mo, la chica guerrilla, y su banda de las hermanas luchadoras que peleaban junto con los «muchachos».
Lo más importante para mí, fue aprender claramente que los vietnamitas son tan profundamente patriotas con su forma de vida, su tierra, y sus amores, como cualquier otro, y aprender como ellos se relacionan, se ayudan y mueren el uno por el otro.
Es impresionante aprender que los Comunistas, a pesar de ir de un extremo a otro, son buenas personas, con planes viables para sacar a sus compatriotas de la pobreza endémica, de la corrupción y, especialmente, de los excesos del capitalismo realizados a un estilo tan ejemplar en campamentos militares de los EEUU con todas sus disposiciones e instalaciones comparativamente de lujo, mientras que los vietnamitas se ocultaban bajo tierra, en el polvo mismo de su tierra.
La política de quemar la tierra con napalm, las bombas de quinientas libras que dejaban cráteres de 30 pies de profundidad, los gases ponzoñosos, explosivos de C4 y guerra psicológica, golpearon a los luchadores vietnamitas, pero nunca detuvo sus actividades militares y, al final, el acoso constante por parte de los defensores, derribó la poderosa máquina de guerra de Estados Unidos, que simplemente se retiró.
Nadie ganó.
Traducido por: Andrea Espinosa