El humanista Mario Aguilar, prosecretario nacional del colegio de profesores abre el debate sobre la carrera docente, instando a Andrés Allamand (RN) a responder las críticas sobre la visión empresarial y competitiva en la educación, y su efecto en la calidad de la pedagogía de los estudiantes.
Carta de Mario Aguilar a Andrés Allamand
Estimado senador Allamand:
El Gobierno ha ingresado las indicaciones para el proyecto de carrera docente que se tramita en el Senado. Sorpresivamente, establece un retraso en el mejoramiento del porcentaje de horas lectivas, lo que es lamentable, ya que esta es una de las medidas más urgentes que requiere hoy la docencia y que tiene impacto directo e inmediato sobre la calidad de la educación.
Esta medida nunca ha estado en ninguna conversación ni ha sido propuesta por ningún sector; es impresentable esta indicación, que se explica únicamente porque el Ministerio de Hacienda sigue constriñendo los recursos para educación y que el Gobierno ya no tiene pudor alguno para incumplir sus compromisos.
Por otra parte, resultan muy amenazantes las indicaciones presentadas por senadores de derecha, en especial de usted, de Von Baer y Walker, quienes insisten en las fracasadas concepciones que establecen climas punitivos y autoritarios al interior de los colegios.
La evidencia nacional e internacional demuestran que esos sistemas basados en la desconfianza y los excesivos controles no se traducen en mejor educación, al contrario, generan malos climas laborales y eso termina afectando gravemente a los niños. Bajo la idea de “dotar de más atribuciones a los directores” subyace una concepción gerencial de la gestión directiva. Se piensa más en un capataz que en un líder pedagógico, y se entiende al docente como un mero ejecutor de diseños externos que en un profesional con autonomía y creatividad.
Ciertamente estamos muy distantes de esas concepciones, las que, por lo demás, se han aplicado en Chile por casi treinta años y han resultado en un rotundo fracaso.
Nosotros propiciamos la escuela democrática. Eso implica desarrollar centralmente la noción de comunidad educativa, donde los diferentes estamentos participan y tienen poder de decisión. En esta visión, el consejo de profesores deviene en una instancia de deliberación, generación de propuestas y programas e instancia de decisión colectiva donde todos se sienten comprometidos con la marcha del proyecto educativo. Acá, el director es un guía pedagógico, primus inter pares, no un dictador. Categóricamente decimos que la escuela-empresa no funciona y que se requiere reponer la idea de escuela-comunidad.
Agradezco su respuesta sobre este particular.
Humanista. Prosecretario nacional, Colegio de Profesores