Por Neeta Lal
Las muertes por esterilización no son muy conocidas en India. Pero un trágico episodio ocurrido en 2014 en que 12 mujeres murieron tras una fallida campaña estatal masiva de esterilización en el central estado de Chhattisgarh ocupó los titulares de la prensa internacional.
Unas 80 mujeres habían sido “arreadas como ganado” a campamentos provisorios para realizarles una ligadura de trompas mediante laparoscopía sin análisis clínicos previos, lo que le costó la vida a muchas de ellas.
En otro episodio ocurrido en 2013, la policía del oriental estado indio de Bihar detuvo a tres hombres por realizar intervenciones quirúrgicas sin anestesia a unas 53 mujeres durante dos horas.
Unas cuatro millones intervenciones quirúrgicas realizadas entre 2013 y 2014 dejaron unas 1.434 mujeres muertas. Entre 2009 y 2012, el gobierno indemnizó a unas 568 personas damnificadas por esta causa, según datos del Ministerio de Salud.
Una de las principales causas de este problema es el exagerado foco puesto en la esterilización femenina en los programas de planificación familiar del gobierno y una lamentable falta de opciones para las mujeres en materia de control de la natalidad.
No hay otras formas de anticoncepción disponibles por la falta de centros de salud. Solo hay inyectables y pastillas de progestágeno en hospitales privados, inaccesibles para las mujeres pobres.
La esterilización masculina todavía está mal vista, y según las últimas investigaciones de Planificación Familiar 2020 (FP2020), la femenina representa 74,4 por ciento de los métodos anticonceptivos modernos utilizados en India, mientras que la de varones asciende a 2,3 por ciento.
El uso de condones representa 11,4 por ciento y las píldoras anticonceptivas solo 7,5 por ciento y no hay registros de implantes o inyectables.
En el sureño estado de Karnataka, por ejemplo, las mujeres representan 95 por ciento de las esterilizaciones realizadas en los centros de bienestar familiar.
La situación sanitaria obedece a una grave disparidad de género y a una mentalidad patriarcal y a actitudes sociales fuertemente arraigadas. A pesar de que la vasectomía es un procedimiento mucho menos invasivo y complicado que la ligadura de trompas, se obliga a las mujeres a realizársela.
“En la esterilización masculina, los cirujanos seccionan y ligan el conducto por el que circula el esperma de los testículos al pene. Es mucho menos doloroso que la esterilización femenina que implica la sección y la ligadura de las trompas de Falopio y, por ende, implica una operación abdominal”, explicó el ginecólogo y obstetra Pratibha Mittal, del Hospital Fortis, de Nueva Delhi.
El capítulo de Bengaluru de la Asociación de Planificación Familiar de India (FPAI, en inglés), que promueve la salud sexual en India, informó que recibe entre 70 y 80 solicitudes de esterilización tubaria al mes. “Rara vez un hombre consulta por una vasectomía”, coincidió uno de los médicos consultados.
Las mujeres rurales soportan la presión de sus esposos o familiares políticos para no tomar anticonceptivos orales ni inyecciones, por lo que solo les queda la alternativa quirúrgica. Además, se les ofrecen todo tipo de incentivos, desde máquinas de lavar y batidoras hasta dinero en efectivo.
Defensores de la salud femenina sostienen que los objetivos en materia de esterilización fijados por el gobierno también empujan a las mujeres al quirófano.
“La insistencia oficial en la esterilización femenina es la alternativa preferida para evitar la difícil tarea de educar a la población sobre otras opciones. Enseñar a las mujeres pobres sin educación formal de comunidades aisladas a usar píldoras anticonceptivas es mucho más caro que las campañas masivas de esterilización”, se lamentó Neha Kakkar, voluntaria de la Asociación de Planificación Familiar.
Lo preocupante, remarcan especialistas, es que el número de hombres interesados en la vasectomía disminuyó en los últimos cinco años. Estadísticas del gobierno capitalino muestran que entre 2009-2010, ellos representaban 20 por ciento de las esterilizaciones, pero se redujeron a 14 por ciento entre 2010 y 2011, ocho por ciento entre 2012 y 2013, siete por ciento entre 2013 y 2014 y cinco por ciento entre 2014 y 2015.
Las esterilizaciones masivas comenzaron en India en 1970 en el marco del programa de planificación familiar, con ayuda del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y del Banco Mundial.
Pero se convirtieron en una infamia a mediados de esa década, cuando la primera ministra Indira Gandhi suspendió el gobierno democrático, y organizaciones estatales lanzaron una campaña draconiana para esterilizar a hombres pobres mediante métodos coercitivos.
Cientos de hombres, hasta jóvenes de 16 o 17 años y sin casarse, fueron conducidos en camiones y operados en campamentos provisorios. Aquellos que se negaban sufrían abusos policiales. Pero la coerción nunca funciona.
“Se necesita una campaña de educación sobre la esterilización masculina. Los hombres creen que pierden potencia sexual, lo que no es cierto. Las esposas asumen entonces la carga de la planificación familiar y se olvidan de que los hombres son igualmente responsables”, explicó Mittal.
Según los especialistas se necesita un cambio de paradigma, en especial porque India, con unos 1.200 millones de habitantes, va rumbo a superar a China como el país más poblado del mundo en 2030 al acercarse a los 1.500 millones de habitantes.
Incluso, en este país nacen 11 por ciento más de varones que de niñas cada año, por encima de la referencia de cinco por ciento, lo que profundiza el desequilibrio entre los sexos.
Un informe de Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, urgía en 2012 al gobierno indio a crear un sistema de denuncias independientes para que la gente denuncie la coerción y la calidad del servicio en los centros de esterilización.
También recomendaba educar a los hombres sobre las alternativas anticonceptivas para ellos, pero no hay evidencias de que las autoridades hayan actuado en consecuencia.
La salvación puede estar en el crecimiento de la población de India, que disminuyó de 21,54 por ciento en el período 1991-2000 a 17,64 en 2001-2011. Según datos oficiales, la fertilidad también cayó de 2,6 por ciento, en 2008, a 2,3 por ciento, en 2013.
Con la constante presión de los medios de comunicación, además de la esterilización, el gobierno trata de aumentar la oferta y la disponibilidad de anticonceptivos en el marco del programa nacional de planificación familiar.
Hace poco, India incluyó el anticonceptivo inyectable en el programa.
“La oferta de más opciones y un mejor acceso a anticonceptivos modernos debería ser una parte inextricable de los programas de igualdad de género y salud en India”, sostuvo la voluntaria Kakkar.
“Las campañas de sensibilización sobre los beneficios de la planificación familiar y el reemplazo de las cirugías coercitivas con un mayor acceso a opciones de salud reproductiva modernas deben formar parte de los cimientos de nuestra estrategia sanitaria”, subrayó.
Traducido por Verónica Firme