/Texto y Fotografías de Daniela Quinteros Rosas/
Siguen cayendo troncos pero continúan brotando árboles. La naturaleza querida y temida otorga todos los días en la ingenuidad infantil una nueva posibilidad de cambio. Los niños devuelven a la tierra todo lo que nosotros le hemos quitado. Estamos bajo su observación, a todo momento y de una forma u otra son ellos quienes en este caso, con los ojos cerrados, imaginan las melodías, se entregan a la pasión de la música, sin propósito, sin final. Solo los sigue el impulso natural de abrazar un instrumento y otorgarle la vida que nace de cada árbol, junto a ellos.
Levantan los troncos caídos y devuelven sin saberlo, la energía que se expande en la naturaleza. Son los niños la posibilidad de que el árbol, nunca pierda sus raíces y crezca libre y justo.
Orquesta de la Escuela de Música de Coyhaique.
Villa Ortega, Inauguración Festival de la Morilla
Región de Aysén