El presidente electo por el pueblo argentino y por las corporaciones transfugacionales Mauricio Macri, lleva varias semanas de vacaciones, entrecortadas, porque entre partidas de golf y chapuzones en los lagos patagónicos ha tenido que sacarse fotos en las inundaciones que asolan varias provincias del noreste argentino, comparecer frente a la prensa y dar el visto bueno a la firma de decretos que vayan conformando esta nueva forma de gobernar en democracia, sin tener en cuenta ni las leyes, ni la Constitución Nacional.

Ese modelo de arbitrariedad es del que se vale Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, para atropellar a la Organización Barrial Tupac Amaru y negarse a recibirlos para articular las políticas sociales con la organización de la Diputada y ahora recientemente electa Parlamentaria del Mercosur, Milagro Sala. La criminalización de la protesta ha llevado al gobierno de Jujuy a cerrar miles de cuentas bancarias de los miembros de la Tupac, de ponerles multas por el acampe que realizan frente a la gobernación y el intento de expropiar los bienes de la organización.

No es una paradoja del destino que en medio de una ola de despidos masivos de empleados públicos, se ataque a Milagro Sala, también empleada estatal, delegada de ATE y que fuera dirigente de la primera resistencia jujeña a principios de los 90, de lo que fue el vaciamiento absoluto del Estado y la “inviabilidad” de la provincia de Jujuy, que se convirtió en sinónimo de hambre y abandono.

Fue desde ese contexto que se forjó el carácter luchador de Milagro Sala, que a base de copas de leche (ollas populares para los niños), fue articulando una organización para recuperar a los sectores más marginados de la marginación jujeña. Ella, que había sido abandonada de bebé y que creció en las comodidades de una familia adoptiva de clase media, renegó de ese destino y se dedicó a trabajar por los otros abandonados, por los que no habían sido adoptados ni por una familia, ni por un Estado, ni por una patria.

Invisibles

Así como los venezolanos pobres votaban a Hugo Chávez porque no querían volver a ser invisibles, los jujeños pobres se hicieron visibles con la Tupac Amaru.

Milagro Sala está detenida por “instigación al delito y tumulto en concurso real” y luego le agregaron “alzamiento en contra de leyes gubernamentales”. Desde el día de ayer está en prisión y ha comenzado una huelga de hambre, no en contra de su detención, sino en contra del gobierno autoritario de Gerardo Morales.

Morales y Sala se conocen muy bien, en los 90, cuando ella encabezaba los reclamos de los más humildes, era el gobierno radical del que Morales formaba parte el que administraba los bolsones de comida, que entregaban a Sala, Santillán y otros dirigentes de la época y que “no alcanzaban para nada”, según cuentan los protagonistas de esta historia. Pero la tenacidad de Sala la llevó a coordinar cientos de copas de leche y convertirse en la representación de un Estado ausente y de un país que se había anestesiado naturalizando el hambre del norte.

Piletas, escuelas, hospitales y viviendas

Llegaron las cooperativas de trabajo y con el gobierno de Néstor Kirchner los planes más ambiciosos: la construcción de viviendas. Kirchner la recibió y le otorgó el primer crédito para construir un número de casas y le advirtió que si no las construía que no volviera nunca más. Sala volvió cuando terminaron las obras, pero no del número de viviendas previsto, sino del doble y con lo que les había sobrado habían comenzado más obras.

barrio tupac

Así es que los barrios construidos por la Tupac Amaru tienen escuelas primarias y secundarias, hospitales y salas de primeros auxilios, porque han maximizado los recursos a través de cooperativas y mucha organización. Ellos fabrican absolutamente todo lo que pudieran necesitar, desde los ladrillos, hasta las cortinas, las canalizaciones y las colchas.

Morales también fue ministro del gobierno de De la Rua que terminó de poner de rodillas a los argentinos y que dejara un tendal de muertos antes de abandonar el poder en diciembre del 2001. Desde hace años el actual gobernador de Jujuy se dedicó a atacar a Milagro Sala y a la Tupac Amaru como organización, llegando a decir que habían creado “un Estado paralelo” e inventando denuncias grotescas. Previo a las elecciones que ganó, el país entero se convulsionó por el asesinato de un joven jujeño víctima de un robo y que inmediatamente fue utilizado por Morales para señalar a la Tupac Amaru como los culpables de esa muerte. Esa estigmatización persistente durante años tiene mucho que ver en el resultado electoral de octubre pasado que le dio la chance a Morales de convertirse en Virrey.

Todos los sectores

Desde todos los sectores del campo social y popular se dieron muestras de solidaridad con la dirigente jujeña y de respeto para la organización social más grande de la Argentina, que tiene representación en varias provincias y que solo en Jujuy nuclea a más de 20 mil familias.

Este lunes se llevará a cabo un Cabildo Abierto desde las 17 horas en la Plaza de Mayo para dar visibilidad a este conflicto, que no es mostrado por los medios de comunicación dominantes y para presionar al gobierno nacional a que resuelva esta situación. Ya que las instancias provinciales se ha visto que están cooptadas por el poder de turno.

La justicia no ha podido argumentar en qué se basan para la acusación de la parlamentaria y estos métodos abusivos, dan cuenta de una extorsión, “mientras se mantenga la comisión del delito, es decir el acampe, se mantendrá la detención”, dijeron desde la justicia. El acampe había comenzado el 10 de diciembre, día en que asumieron tanto Morales, como el presidente Macri y exige un diálogo entre Sala y el gobernador.

Hasta el momento los acampados no quieren abandonar la medida de fuerza, que es un derecho constitucional en la Argentina y Milagro Sala desde la prisión insiste en la necesidad de un encuentro para dialogar con la máxima autoridad provincial.

Hoy en Página 12, la autora del libro “Milagro Sala, Jallalla”, Sandra Russo, exponía su apreciación sobre estos hechos: “No van a poder con ella. Milagro es fuerte, ha peleado toda su vida contra distintas adversidades, y siempre, por mujer, por colla, por negra, por pobre, por atrevida, la han repelido. Los que la van a defender son los que han crecido sanos y nutridos, instruidos y preparados, los que han nadado en las innumerables piletas que, como una fijación, Milagro ha multiplicado por todas partes. Ella les ha enseñado a nadar en la adversidad, y si hoy los juntara a todos, a los miles y miles que han tenido una vida digna gracias a su lucha colectiva, y les preguntara qué quieren, ellos contestarían lo que cualquier pobre del mundo: salud, trabajo, educación”.

Acercarse al amor de Milagro

Si se miran los documentales “Milagro en Jujuy” de Miguel Pereira o “Tupac Amaru, algo está cambiando” de Federico Palumbo y Magalí Buj, la palabra que más se utiliza para describir a la dirigente es “amor”. Amor por los pobres, amor por los necesitados, amor por los niños y amor como receta, como arma, como motor para transformar la historia.

Los que también sentimos amor por los otros, no podemos ser indiferentes a la suerte de esta militante, que se ha convertido en un símbolo de superación, de tenacidad y de construcción colectiva. Milagro Sala es un modelo, al igual que la Tupac Amaru, que molesta a los poderosos, que interpela a los indiferentes y que estimula e inspira al resto de organizaciones.

Como gritan los miles de militantes tupaqueros: ¡Jallalla Milagro Sala! ¡Paz, fuerza y alegría!

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