Por Victor Piccininni
Hipocresía (según la RAE): Del gr. ὑποκρισία hypokrisía. 1. f. Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.
Hasta no hace mucho tiempo en la República Argentina, los grandes grupos económicos intentaban llegar al poder por la vía de los golpes de estado, o más civilizadamente intentando colocar a sus representantes económicos en los gobiernos elegidos democráticamente. Esto último generalmente ocurría en épocas de crisis económicas (Cavallo en los gobiernos de Menem y De la Rúa, López Murphy con De la Rúa,por citar unos pocos ejemplos). Si se presentaban a elecciones con uno o varios partidos propios, generalmente no podían superar el 7 u 8 % de los sufragios. Pero, algo ha cambiado en el escenario electoral argentino. La alianza Cambiemos, con el PRO imponiendo sus candidatos y estrategias electorales, ganó las elecciones presidenciales y comenzó a gobernar el país. En poco más de un mes, una nefasta realidad social comienza a develarse detrás de aparentes y amigables “formas”.
Algunos detalles pintorescos que ilustran esta forma política:
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En plena campaña electoral un encumbrado referente económico del PRO, disertando en la Universidad de Columbia en los Estados Unidos, no pudo frenar su entusiasmo frente al micrófono. Con tono jocoso, sonrisa de oreja a oreja…como si fuera un niño contando una travesura, le contaba al auditorio la estrategia comunicacional de su partido. Un resumen de lo que decía es lo siguiente:
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“Lo primero es que no propongas nada”…..y que “no expliques nada”.
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“Si vos explicás qué es la inflación, vas a tener que decir que la emisión monetaria genera inflación, que entonces debería reducirse la emisión y que si hacés eso tendrías un ajuste fiscal donde la gente va a perder su trabajo y eso no queremos que lo digas. Cuando seas gobierno hacé lo que vos creas, pero no lo digas ahora”….
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“en fin…decís cualquier cosa; hablá de tus hijos..de tu familia…«
(Puede verse el video de esta disertación en https://www.youtube.com/watch?v=WrypDqCHfBs).
Luego de que esta infidencia saliera a la luz, el mencionado referente económico fue “ocultado” por los estrategas de la campaña. No fuera cosa que siguiera divulgando los secretos y consejos comunicacionales que le trasmitían sus asesores. Nos referimos a Federico Sturzenegger, actual Presidente del Banco Central de la República Argentina.
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El candidato a Presidente de la misma alianza política enfrenta las cámaras en el principal debate público. Postura y sonrisa fingida. Intenta forzadamente ser amable. Quiere con esfuerzo representar “el libreto” que le han enseñado: “no propongas nada”…..”no expliques nada”… “se amable”…”no te olvides de sonreír”.
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La escena se repite con cada candidato, en cada propaganda de campaña, en cada entrevista, en cada afiche: la “sonrisa forzada”, las frases amables, la vestimenta “elegante sport”, globos al aire, la multiplicidad de colores, la música festiva, la fingida “revolución de la alegría”!.
Inesperado para muchos, PRO-Cambiemos obtiene el 35% en la primera vuelta electoral y el 51% en el ballotage. Mauricio Macri es elegido presidente de la República Argentina.
La estrategia y la fiesta PROsigue. Ahora tienen el poder.
Reuniones de gabinete al aire libre. Sonrisas forzadas. Reuniones urgentes de CEOs. Gestos amables. Medidas salvajes. Aumento de impuestos. Persecución ideológica. Despidos masivos.
No estamos ya ante el político serio que con tono formal y cara apesadumbrada anuncia las urgentes medidas de “ajuste económico”.
No, metafóricamente, estamos ante ese tipo de lógica empresarial donde el nuevo CEO, Presidente de la compañía, con un mensaje optimista sobre el futuro de la empresa, anuncia el despido de 20.000 trabajadores, y de inmediato, como si nada sucediera, anuncia también que cada empleado público gozará de 30 minutos por turno para realizar ejercicios de relajación que mejorarán el rendimiento y el ambiente de trabajo. Ese mismo día, el presidente visita un hogar de niños y ya cansado, pero siempre sonriendo, se fotografía junto a ellos. Los 20.000 despedidos han quedado ya en el olvido.
Es importante destacar que con buenos o malos “políticos-actores” cumpliendo el papel que les han encomendado no alcanza. Detrás o junto a ellos, una poderosa maquinaria comunicacional se mueve para “convencer” al gran público que las sonrisas no son fingidas, son reales. Son los grandes medios de comunicación, socios del poder económico concentrado, que repiten y amplifican el mensaje, multiplican las sonrisas. Generan el “humor social”. No informan. Solo atacan o alaban. Saben como empujar a la gente en una u otra dirección.
Una falsa amabilidad y una sonrisa fabricada son su sello distintivo. Son su maquillaje.
Hacia el gran público hay vacío de propuestas y de contenido. Todo se concentra en cuestiones de “formas” y “estéticas”. Los objetivos hacia dentro de la “empresa” (antes “estado-nación”) están muy claros: mayor concentración de la riqueza, mayor dependencia de capital financiero y de los grupos de poder económicos locales y mundiales.
Antes se hablaba de “pan y circo”. Esta vez, parece que solo se habla de “circo”.
Es la egocéntrica sonrisa del “Guasón” que con macabro realismo anuncia sus planes. Es la sonrisa malvada e insensible del explotador frente a su indefensa presa.
El PRO y sus poderosos dueños han conseguido el éxito momentáneo que buscaban. La “mentirosa y falsa amabilidad” se ha impuesto. Gobierna sonriente, insensible y cruel.
Es el anti-humanismo que se esconde detrás de una nueva y sonriente máscara: la “hipocresía política”.