El Premio Pritzker es el más importante del mundo de la arquitectura. El jurado destaca la habilidad del chileno “para conectar la responsabilidad social, las demandas económicas y el diseño de hábitats humanos”.
Muy pocos han conseguido como Aravena unir la arquitectura como un proyecto artístico que responda a la vez a los desafíos económicos y sociales. Por eso, el chileno ha «expandido significativamente» el papel del arquitecto, señala el jurado.
La ceremonia de entrega del premio, dotado con 100.000 dólares (unos 92.000 euros) será el 4 de abril en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Aravena, de 48 años y que reside en Santiago de Chile, es el 41 ganador del Pritzker, el primero de Chile y el cuarto latinoamericano, después de Luis Barragán (1980), Oscar Niemeyer (1988) y Paulo Mendes da Rocha (2006).
“Arquitectura responde a desafíos del siglo XXI”
En un video en el que se anunció al ganador, se destaca que Aravena ha sido «pionero en la práctica colaborativa que produce obras poderosas de arquitectura y a la vez responde a desafíos claves del siglo XXI», como dar oportunidades a los menos privilegiados, mitigar los efectos de los desastres naturales, reducir el consumo energético y crear espacios de uso público.
El arquitecto es autor de edificios destacados que forman parte de la Universidad Católica de Chile en Santiago, en los que se hace un uso eficiente de la energía teniendo en cuenta el entorno para aumentar la luz disponible y crear espacios de encuentro. Pero más allá de su país natal, Aravena (Santiago de Chile, 1967) ha realizado otros proyectos destacados en Estados Unidos, México, China y Suiza, tanto en el ámbito público como privado.
Desde 2001, Aravena trabaja junto con sus socios Gonzalo Arteaga, Juan Cerda, Victor Oddó y Diego Torres en el proyecto ELEMENTAL, bautizado como un «Do Tank», en oposición a un «think tank» (es decir un «laboratorio de acciones» en vez de «ideas»).
Proyectos de interés público e impacto social
ELEMENTAL se centra en proyectos de interés público e impacto social y ha diseñado más de 2.500 unidades de vivienda social de bajo coste. Su característica fundamental es que los arquitectos trabajan estrechamente con los ciudadanos y usuarios finales de sus proyectos.
Además, se construyen viviendas incrementales, es decir casas que se entregan con una superficie básica terminada pero en las que se deja espacio para que el usuario pueda expandirlas cuando su economía se lo permita y transformarlas en viviendas de clase media.
Reconstrucción de la ciudad de Constitución
El grupo también participó en la reconstrucción de la ciudad de Constitución en Chile, devastada por el terremoto y tsunami de 2010, en la que aplicaron estos mismos criterios de valor del espacio público y las viviendas incrementales.
«Mirando atrás, nos sentimos profundamente agradecidos», afirmó Aravena en un mail enviado a la Fundación Hyatt, que patrocina el Pritzker. «La arquitectura es una disciplina colectiva. Así que pensamos, con gratitud, en todas las personas que contribuyeron a dar forma a una enorme diversidad de fuerzas en juego».
Alejandro Aravena es el director de la Bienal de Arquitectura de Venecia 2016.