Entrevistamos a Rafael Barajas, alias El Fisgón, uno de los mejores caricaturistas mexicanos, con quien tuvimos oportunidad de conversar largamente en su casa de Ciudad de México
Dedico a mis caricaturas, cinco que hago a la semana para el periódico La Jornada, además de los dibujos para una revista de humor político, son muchas horas de trabajo, pero me gusta mucho, de modo que no lo siento. Soy un vicioso de la profesión. La dinámica no es tan mecánica, pero lo que suelo hacer es buscar información del día y tratar de encontrar las contradicciones y donde hay una contradicción, hay un chiste. Eso no falla, hay que buscar las contradicciones más finas, políticas o también en temas ecológicos. Fundamentalmente sobre hechos que ocurren acá.
Como vivimos en México en una emergencia política tan extrema, casi no hay tiempo para mirar hacia otro lado.
Aquí todos son decapitados, todos son muertos, todos están en crisis brutales, son casos de corrupción, entonces al lado de eso los acontecimientos internacionales no nos parecen lo importantes que son. Ayer mataron a un maestro, estamos en eso….
Hoy estamos viviendo uno de los peores momentos de la historia de la humanidad, es uno de los momentos más siniestros de la historia humana. Hay momentos en que los pueblos se organizan y luchan por sus derechos y por sus recursos naturales, luchan por obtener una mayor proporción de la riqueza que genera su trabajo, etc…. y hay otros momentos en que se desorganizan, en los que las elites toman posesión de los recursos naturales, reducen la distribución de las ganancias y les quitan derechos a los pueblos, etc… Los períodos en los que los pueblos se organizan son períodos revolucionarios y estos otros en los que se desorganizan, son tiempos contra-revolucionarios. En los últimos 300 años yo creo que ha habido tres grandes ciclos contra-revolucionarios, que son la restauración de la monarquía en Francia, de la monarquía en Europa a principios del Siglo XIX, el fascismo, y este momento actual, el ciclo neoliberal. Y creo que este es el más profundo, fíjate. Y es el más agresivo. Es el más profundo porque es una reacción a un largo ciclo revolucionario, un ciclo en el que los pueblos se reorganizaron, buscaron tener más derechos y ello se concretó sobretodo en lo que fueron los Estados de Bienestar.
La contra-revolución monetarista básicamente lo que ha hecho es desmantelar todo aquello que se había conquistado en 30 o 40 años y tiene varias características que la hacen particularmente agresiva. En primer lugar, es una contra-revolución que se da por primera vez en la historia a nivel global. Segundo, no es una contra-revolución reactiva. Tanto el fascismo como la restauración monárquica fueron movimientos reactivos y este es un movimiento largamente pensado. Es un movimiento planteado a largo plazo, con estrategias a largo plazo, con objetivos a largo plazo. Esto viene desde los ochenta, con objetivos muy claros. Ha tomado décadas y hay lugares en los que la descomposición avanzó de manera más veloz.
Hubo a comienzos del Siglo XXI un ciclo de procesos latinoamericanos que se dieron además con mucha cercanía. El caso liderado por Chavez en Venezuela, el caso de Argentina, de Brasil, de Bolivia, por supuesto de Ecuador, incluso lo que pasó en Chile… y México iba a entrar en ese ciclo con el gobierno de López Obrador. Y fue una estrategia global, una jugada global, no permitirlo. No permitir de ninguna manera la llegada de un gobierno de izquierda ni en el 2006 ni en el 2012. No lo pueden permitir, porque hubiera reforzado el ciclo de las revoluciones latinoamericanas. Lo pararon, lo pararon aquí, lo pararon en Honduras, lo pararon en Colombia, lo pararon ahora en Chile a su manera, lo pararon en Perú y ahorita – es un desastre – ese ciclo revolucionario lo están echando para atrás. Y lo están haciendo además de manera ordenada. Han comenzado con Argentina, luego van por Venezuela, seguirán con Brasil… Van a ir paso por paso. Para estos señores, ojo! que la Social Democracia es un movimiento radical; es Estado de Bienestar y eso les resulta intolerable! Además las ataduras del modelo neoliberal son tan grandes que los gobiernos no tienen margen de movimiento. ¿Qué margen de movimiento puede tener un gobierno en Chile? ¿Qué margen de maniobras puedes tener en Perú? Te tienen sujeto por todas partes. Los pueblos pelean, los pueblos dicen “no, no queremos esto!” y votaron por Ollanta Humala pensando que iba a ser un tipo progre y nada! No puede hacer nada.
Pressenza: ¿Estamos entrando de lleno en un ciclo contra-revolucionario que quizá cuánto va a durar?
En América Latina yo digo que estamos viviendo de lleno un ciclo contra-revolucionario que empezó en la década de 1970 y está actualmente en la cresta de ola. Dentro de ese ciclo, hubo un brote revolucionario que ya lo están controlando. Eso es lo que están haciendo ahorita en todo el Continente. Las lógicas dominantes son tan fuertes, que no te dan margen de maniobra.
Todo proceso pasa por diversas fases. Estoy convencido de que ahora, pese a todo, es ahora cuando más se necesita cambiar el sistema. El sistema es realmente monstruoso. Van a la destrucción del planeta, eso está garantizado. Es una cosa enloquecida. El modelo está sumido en una crisis profunda, una crisis que se desató en el 2008 y no se ha superado. El caso griego es prueba de eso. No se ha superado y todas las medidas que han tomado tienden a ahondar más esa crisis. Es una cosa de locos. Creo que vamos a una crisis más profunda y en esos momentos aún más confusos es donde se forman las fuerzas nuevas. Si estamos desorganizados como estamos, no lograremos alumbrar nada nuevo. Es un momento en el que hay que abrir el debate teórico, reforzar las ideas nuevas, releer mucho, estudiar, hablar de la barbarie del modelo, esgrimir ideas, pensar y reflexionar.
Estamos en una cosa monstruosa porque a estos señores no les importa la vida. Están sentados en sus intereses, con un egoísmo brutal, una avaricia, una codicia brutales, para satisfacer su ambición y mantener sus actuales margenes de ganancias, no les preocupa siquiera minar las bases mismas del sistema capitalista. No les importan los mercados, la producción, el trabajo. Viene el cambio climático y los discursos son las ganancias. ¿De qué están hablando? Están poniéndonos ante el dilema de cambiar esto o ir hacia la extinción. Es el ecocidio con la destrucción del medio ambiente, la destrucción de la economía y la guerra que ya emprendieron contra los pueblos. Es una guerra descarada pero no declarada. Es una máquina de control y sometimiento inclemente. Estamos viendo cómo se está llevando a cabo esta guerra, que controla a los pueblos sin necesidad de ejércitos y donde los consorcios mediáticos juegan un papel fundamental, un papel muy importante.
Y en ese sentido, el organizar, el reflexionar, el abrir circuitos de participación donde se pueda pensar, es lo peor que le puede pasar al sistema. Mantener la discrepancia es fundamental.
Si revisas la historia de las ideas, verás que desde los años 50 a los 80 hubo un despliegue muy grande de ideas, con Sartre, Marcuse, muchos pensadores… pero hoy ¿a quién tienes? Revisa los intelectuales del sistema y dime dónde están. La gente más interesante hoy está claramente en la oposición a este sistema. Está del otro lado. Por eso es que es tan importante, más que nunca antes, formar a gente que sea capaz de entender el problema actual. Generar nuevos medios de comunicación que discutan lo establecido, que aporten datos fundamentando lo que ocurre, transparentando los hechos, denunciando al sistema.
En México no hay organización de la opinión. Lo nuevo va por las redes sociales, inorgánicamente, de modo desestructurado. Pero esas redes cuentan con mayor credibilidad que los conglomerados mediáticos manipulados por el capital.
Es necesario formar círculos de estudio, de reflexión, para que la gente – sobretodo los jóvenes – puedan entender los procesos. Es el momento de desplegar las grandes ideologías, no se pueden hoy arrinconar nuestras ideas, hay que sacarlas a la palestra, debatir. Más que nunca es importante formar gente. Es lo que va a permitir la resistencia al modelo. Formar gente que entienda, que pueda pensar. Hoy es muy difícil hacer análisis de procesos, la visión está totalmente fragmentada. Necesitamos volver a reflexionar, entrenarnos en ello. Si no somos capaces de pensar, de relacionar contextos, hacer análisis de coyuntura, no podremos modificar las condiciones actuales. Por poca gente que se forme, eso es lo que hay que hacer. El tema primario hoy es la formación de los jóvenes, eso es lo único que puede abrir un futuro revolucionario.
No importa que no veamos el nuevo ciclo revolucionario, no importa que nosotros lo vivamos o no, sino que se entienda de dónde venimos, se comprenda lo espeluznante que es la dirección que ha tomado el proceso, que se piense en términos radicales y se esté dispuesto a cambiar las cosas. Son las ideas de cambio lo que hace falta sembrar. Este es el momento de las grandes ideas, de las más grandes ideas. Si este cambio civilizatorio es parte de un ciclo, entonces vendrá una revolución tanto o más poderosa. Siempre que tengamos las ideas para hacerlo y nos organicemos de acuerdo a ellas.