Por Jordi Ferrús Herrera
Barcelona. Reino de España
¿Hablamos de soberanía? Hablamos de TTIP
¿Para quién crece la economía, si las beneficiadas son las grandes empresas por encima de los Estados? Que las grandes empresas, las mismas que alardean ser las principales aportadoras de puestos de trabajo en los estados capitalistas crezcan, no quiere decir que este »Incremento de beneficio » recaiga sobre las trabajadoras. Lo que seguro que crecerán son los precios de determinados productos de monopolio extranjero que se nos impongan aquí; pero los salarios no tienen porque aumentar y en consecuencia la renta nacional se queda igual o incluso puede disminuir.
El TTIP se vende como la eliminación de los aranceles para un intercambio económico »más beneficioso para todos ». Lo dudo.
Estos » aranceles » son medidas estatales de protección de los trabajadores, son leyes y regulaciones para el equilibrio económico para con la (des) igualdad social que el capitalismo de multinacionales y empresas tiende a crear allí donde arrasa. Los Estados, en soberanía popular, serán quienes regulen este desequilibrio. Un acuerdo que atente contra estas medidas es un acuerdo que atenta contra la soberanía de los Estados y de su gente.
Para terminar de romper la tónica positivista tan vendida sobre el TTIP, quiero desmontar el argumento gastado de tanto oído » Si EEUU y EU crecen fruto de la liberalización, todas las economías mundiales se ven beneficiadas» No sólo lo dudo, sino que incluso me asusta escucharlo. Este señor no debe haber oído hablar de Argentina, Venezuela, México, Etiopía, Marruecos, Chile … Ni de los Chicago Boys ni del fascismo neoliberal. Que dos monstruos económicos, residencia de las sedes de las principales multinacionales mundiales se unan, hacen que el resto de países no alineados no puedan competir, hablar, reclamar o hacerse un lugar geopolítico para su libre desarrollo: O son económicamente sometidos o no hablarán. Ni estos países ni los nuestros pueden beneficiarse de un acuerdo que permite a la lógica de la Lex Mercatoria llevada al extremo institucionalizarse en carne de tribunales de arbitraje como el ISDS (Creación del Banco Mundial y firmado por el Estado español en tiempos de Felipe González) que permitan a las empresas exigir a los estados compensaciones si alguna ley, implantada y fruto de la (poca) democracia, no permite un rendimiento X o afecta a sus beneficios. (Y aquí hablamos también de impuestos, máximos de emisiones de CO2, acatamientos sindicales …)
Cualquier acuerdo de esta magnitud, tanto el TPP como el TTIP, son acuerdos entre oligarquías financieras de los países del centro, con clara intención de seguir desarrollando colonialismo financiero a escala global. Los y las ciudadanas son aún más vulnerables hacia las actitudes impunes de las empresas, ellas dominarán la relación Estado-empresa, y todo lo que hagan que pueda perjudicar la salud, los derechos de las trabajadoras, el medio ambiente (…) No será punible. Si los gobiernos lo hicieran, serían estos últimos los penados.
Esta bota no sólo pretende aplastar las soberanías, sino que son legitimadas por los mismos gobiernos que se la venden, y mientras venden la voz del pueblo, se encargan de silenciar las suyas propias. Un ejemplo claro es la República Argentina, quien nos ha enseñado a juzgar los crímenes contra la humanidad cometidos por el fascismo, ha crecido y ha recuperado lo que era suyo y que la oligarquía extranjera le había expoliado. Y hoy de golpe, con la toma de poder de Macri, un neoliberal amante del capitalismo, parece que la gente haya olvidado; pero no es cierto. Hay quien sigue luchando, hoy más que nunca, por los derechos y la justicia social, por la esperanza de todos y todas nosotras, por un futuro más esperanzador.