Recordamos con el turrón los avances, retrocesos, hitos y calamidades que el 2015 ha tenido para el medio ambiente y el papel que Ecologistas en Acción ha mantenido para vertebrar luchas, reivindicaciones y alianzas en todo el Estado.
Fotografía: JC Marín/Pepi Muñoz
Terminamos el año con el polvorón bastante atragantado tras el acuerdo decepcionante de la cumbre del clima en París. La justicia climática, la descarbonización, la financiación adecuada, los derechos humanos, la perspectiva de género, las refugiadas y refugiados climáticos… han quedado fuera del texto final desoyendo las reivindicaciones de la ciudadanía. Cuanta más evidencia científica existe de los ya palpables efectos del cambio climático en muchas áreas del planeta y cada vez más en nuestras propias vidas, más empeño se pone en la quema de combustibles fósiles.
Y cuánto más sucios, parece ser que mejor: llegada de las primeras arenas bituminosas desde Canadá, presentación de las primeras solicitudes para empezar a perforar mediante fractura hidráulica en Burgos y nuevos vertidos de fuel en las costas, esta vez de Canarias. Mientras, se siguen poniendo trabas a las renovables y se mantienen abiertas las centrales nucleares con dudosas maniobras.
Como diría Galeano, vamos al suicidio… ¡pero en qué coches!
Coches como los de Volkswagen. Año también del destape de fraudes de la industria automovilística, el principal sector emisor de gases de efecto invernadero y otros contaminantes que matan al año a miles de personas. La preocupación por las consecuencias de la mala calidad del aire de nuestras ciudades parece que sí encontró durante 2015 algo de eco. En junio Ecologistas en Acción publicaba su informe anual sobre calidad del aire en el Estado español, recordando que un total de 44,7 millones de personas respiraron aire contaminado.
Sí nos comeremos con gusto un buen mazapán por ciudades como Madrid o Valladolid, que han comenzado a tomarse algo más en serio el tema poniendo en práctica algunas medidas. El recorrido que queda por hacer es largo y las administraciones han dado pasos aún tibios que necesariamente deben ampliarse. Desde Ecologistas en Acción seguiremos informando, denunciando y trabajando para que aumenten las medidas y llegue más información a la ciudadanía.
Los intereses de la industria del automóvil no han sido los únicos en ponerse por encima de la salud de las personas y del territorio. En 2015 hemos visto cómo se aprobaba la Ley de Montes, que permite la construcción en zonas incendiadas y perjudica el trabajo de los agentes forestales. O la Ley de Caza de Castilla-La Mancha, que privilegia esta actividad frente a la conservación de la naturaleza. También hemos presenciado cómo se aprobaba la entrada de más transgénicos y sustancias tóxicas en la UE.
Pero, sin duda, el gran ejemplo de cómo las instituciones se ponen al servicio del capital durante 2015 ha sido el Tratado Trasatlántico de Libre Comercio (TTIP en sus siglas en inglés). Diversas organizaciones a nivel mundial, entre ellas Ecologistas en Acción, han dedicado el 2015 a destapar los verdaderos objetivos de este tratado totalmente oculto para la ciudadanía a través de informes, entrevistas y hasta raps. Con ello se han conseguido más de tres millones de firmas exigiendo la suspensión de las negociaciones del TTIP y la derogación del resto de tratados de libre comercio de la UE y que millones de personas salieran a la calle en ciudades de toda Europa reclamando una Unión Europea al servicio de la gente.
Acuerdos y políticas internacionales que siguen anteponiendo la acumulación de riqueza a la buena vida. El mismo Papa manifestó durante 2015 en su primera encíclica la grave responsabilidad del sistema económico, de la política internacional y local y de la cultura del consumo de masas en la destrucción del planeta y la pobreza. Si no fuera por su tratamiento a los temas de género, cualquiera diría que el Papa Francisco es un fiel lector de nuestra editorial.
Pocas alegrías parece que nos deja el 2015, último año de la legislatura más catastrófica para la legislación ambiental. Una de las excepciones ha sido la aprobación de las primeras 82 reservas naturales fluviales, algunas de ellas propuestas por Ecologistas en Acción.
La ciudadanía organizada en los movimientos sociales, y algunos de los movimientos políticos a diferentes escalas que están permitiendo cambios en las formas de participar en la política, abren ventanas de oportunidad. El movimiento ecologista no duerme y encara el 2016 con la certeza de que el futuro será ecologista o no será, y de que es posible construir alternativas –muchas ya existen– que nos permitan transitar hacia escenarios menos dependientes del expolio de los recursos del planeta y con menos impacto en la naturaleza y en las personas más desfavorecidas.