Mientras nos siga pareciendo normal que la mujer sea un objeto al servicio del hombre, seguirá siendo normal que algunos hombres las asesinen como si fueran suyas y hasta que no empecemos a tratar al maltrato como terrorismo ni se persiga al maltratador con la misma contundencia y rechazo que a cualquier otro terrorista, continuará el feminicidio.
Por Javier Gallego para Carne Cruda
Ni El Mundo, ni ABC, ni La Razón. Tres de los cuatro periódicos nacionales en papel no consideraron que fuera noticia de portada la manifestación contra la violencia machista que inundó las calles de Madrid el sábado. La Vanguardia no le dio ni foto a una marcha que reunió a unas 200 mil personas convocadas por más de 400 organizaciones y que movilizó 268 autobuses, 700 billetes de tren y aviones desde todos los puntos del país. Lamentable. Las mujeres no merecen la portada de los periódicos dirigidos por hombres. Son noticia de segunda. De páginas interiores. Su clamor es sólo un rumor para la mayoría de grandes medios. Sus gritos, ruido de fondo. También es violencia contra ellas esta indiferencia y menosprecio.
Ése es el problema de nuestra sociedad, que no reconoce la magnitud del problema, que lo minusvalora, por mucho que se haga eco de las campañas contra el maltrato y los asesinatos. Se paralizaría el país, se declararía el estado de excepción si cada año asesinaran a 70 hombres, 70 políticos, 70 curas, 70 militares, 70 banqueros, 70 empresarios o 70 futbolistas. Pero unas 70 mujeres son asesinadas cada año y muchas no llegan ni a la portada de los periódicos. Al día siguiente de la manifestación, mataron a otras tres. Sólo El Mundo y El Periódico lo recogieron en su apertura. La muerte no nos iguala a todos. La desigualdad que sufren en vida las mujeres, se la llevan a la tumba.
Si la muerta es mujer parece que muere menos. Aunque mueren más. 1378 mujeres han sido asesinadas por hombres en las últimas dos décadas, medio millar más que las víctimas de ETA en 50 años, pero aún estamos discutiendo si se le puede llamar terrorismo. Ciudadanos se ha negado a firmar una declaración de las cortes valencianas que lo denominaba “terrorismo machista”. Será que las mujeres se mueren solas y que no es terror el asesinato masivo. En septiembre los senadores populares rechazaron un pacto de Estado contra la violencia de género propuesto por el PSOE. Pero ambos partidos han firmado un pacto contra el terrorismo yihadista que no mata a nadie en España desde el 11M. Hay más prisa y unidad por frenar un terrorismo que no actúa que por proteger a las mujeres.
Ayer lunes mataron a otra. Cuatro mujeres en dos días. 45 en 2015. Pero sigue sin ser una emergencia nacional. No es ni siquiera una urgencia por más que el ministro de Sanidad e Igualdad saliera este fin de semana en twitter a decir lo contrario. Mintió. Su gobierno ha recortado casi 17 millones de euros, un 27,5%, en los programas contra la violencia machista. Esperanza Aguirre votó en contra de la manifestación en el pleno precisamente porque la convocatoria denunciaba los recortes y sólo Andrea Levy representó al partido en la manifestación. La omisión del deber de socorro también es maltrato.
El domingo, en el Gran Premio de Motociclismo de Valencia, volvimos a ver la imagen que se repite en todas las carreras: cada piloto es escoltado por una modelo semidesnuda contratada para sujetar una sombrilla sobre la cabeza del motorista. En la entrega de premios, como en otros deportes, otras azafatas cumplen el papel de florero en el escenario en el que son coronados los héroes. El premio del hombre de éxito es estar rodeado de mujeres hermosas, estatuas silenciosas, sirvientes sumisas y sonrientes.
A nadie parece escandalizarle dentro del mundo del deporte esta humillación en pleno 2015. Cuando lo comenté en las redes, algunas personas, hombres sobre todo, replicaron que exageraba y que esas mujeres eligen libremente el trabajo. Pero no por ello deja de ser denigrante. Mientras nos siga pareciendo normal que la mujer sea un objeto al servicio del hombre, seguirá siendo normal que algunos hombres las asesinen como si fueran suyas. Hasta que no empecemos a tratar al maltrato como terrorismo ni se persiga al maltratador con la misma contundencia y rechazo que a cualquier otro terrorista, continuará el feminicidio. Aunque no siempre salga en las portadas.