Son 174.000 las personas que se vieron obligadas a huir de sus hogares durante la última década en Honduras debido a la violencia. Estos números impresionantes fueron publicados por las Naciones Unidas en un nuevo informe que se presentó en Tegucigalpa sobre el estado de los derechos humanos de los desplazados.
En el país, uno de los más violentos y pobres de América Latina, hay por lo menos 41.000 familias que fueron desalojadas por la fuerza por bandas criminales entre 2004 y 2014, según se indica en el estudio. El fenómeno del «desplazamiento interno» en Honduras no es comparable con el que causan los conflictos armados «convencionales»; sino un flujo «a cuenta gotas» de personas o familias enteras que abandonan sus comunidades de origen – a menudo con discreción y cautela – para pasar desapercibidas ante los ojos de los actores armados de los que escapan.
Un fenómeno que de alguna manera «sigue siendo casi imperceptible – a pesar de los números – debido a la generalización de la violencia, la inexistencia de un sistema nacional de protección, la «no tipificación» del desplazamiento forzado de seres humanos como un delito en sí, en un país donde el promedio de homicidios por día es de 14.