Por Laura Capriglione, para Jornalistas Livres
El hall monumental del antiguo Hotel Cambridge, en el centro de San Pablo, recibió en su momento la voz y el piano suaves del cantor americano negro Nat King Cole. Tiempos de gloria del edificio construido en los años 50. Hace tiempo. Después de eso, el Cambridge entró en triste decadencia, quebró, cerró. Resucitó en 2012, cuando el Frente de Lucha por la vivienda y el Movimiento Sin Techo del Centro (MSTC) resolvieron ocuparlo y revitalizarlo. El lunes 12 de octubre, día del niño, lo que se oyó en el mismo hall fue la algarabía feliz de la esperanza.
Eran cerca de 250 niños pobres, hijos de los ocupantes del Cambridge y de otros predios situados en la avenida Rio Branco, en la calle São Francisco, en la Quintino Bocaiúva, en la calle José Bonifácio, todas en el centro, todas ligadas al MSTC. A ellos se unieron amigos llegados de los alrededores, de la zona norte, de la sur, de la región central. Amigos de los ocupantes.
La mayoría nunca tuvo antes la oportunidad de festejar un día del niño, aunque haya escuchado hablar de eso en las actividades escolares y por la televisión. Verdaderos juguetes, sólo este año fueron posibles.
Enormes y coloridos juegos inflables llenaron todo el hall que fuera de Nat King Cole… Y entonces alguien llegó con la idea de mojar los juegos. Y después otro llegó con jabón. En pocos minutos, niños y niñas completamente mojados saltaban y se deslizaban dentro de los inflables. ¿Quién necesita piscina?
Fue el vecino José Ademir quien organizó la fiesta con las madres. Él dijo a Jornalistas Livres que el movimiento de vivienda lo recibió en un “momento muy difícil” (no dijo cuál). La fiesta para los niños de la ocupación es su forma de retribuir y agradecer. Salió llorando de la fiesta, después de tomar un pedazo de torta decorada con confites coloridos.
Además de los inflables, Ademir consiguió dulces, torta y regalos –muñecas, flautas, panderetas, pelotas–, que los chicos recibieron después de protagonizar una especie de show animado por el payaso Paulo. Pequeños novatos tímidos eran incentivados por el público, también pequeño. Adictos a la vida colectiva, rápidamente estaban todos cantando y bailando en apoteosis carnavalesca.
Según la coordinadora del MSTC, Carmen Silva Ferreira, una de las principales líderes sin techo de San Pablo, “el futuro del movimiento está garantizado porque la esperanza de días mejores brilla en los ojos de estos niños.”