La construcción de patrones de comportamiento y representación es un acto de control y disciplinamiento de los cuerpos. Vivimos dentro de una estructura social que ha dividido las corporalidades en masculinas y femeninas, cada una con su molde, sus reglas y su estética.
De esta forma, no solo los cuerpos femeninos están sometidos a un canon, las masculinidades también están subyugadas a una forma determinada de actuar y representarse, basada en la virilidad, que es tremendamente violenta, no solo con las mujeres, sino con ellos mismos.
Si la virilidad requiere de la visualidad para legitimarse, nosotrxs nos agarramos del poder de lo visual para construir otras formas de representación. El retrato, en este sentido, se convierte en un acto político que muestra diferentes posibilidades de auto-representación, y otras formas de habitar los cuerpos, en las que lo femenino y lo masculino conviven y se complementan en una misma corporalidad.
La Teta Colectiva fotográfica genera, con esta serie, un pequeño espacio en el que los cuerpos pueden existir y resistir de manera libre; un lugar en el que todos los cuerpos son válidos, todos los cuerpos importan, todos los cuerpos son bellos.
En esta serie colaboraron varias personas, a quienes agradecemos y abrazamos.
Una colaboración de La TETA Colectiva (texto y fotografías)