El ministro de Salud, Daniel Gollán, advirtió sobre la “nueva” situación de la industria farmacéutica: “Los precios de los productos están vinculados a una cotización de la empresa en las bolsas de los grandes centros financieros del mundo”. También señaló la importancia de la Ley de Medicamentos Genéricos para ayudar a que “la gente entienda que (cuando compra un medicamento por la marca) está pagando más sin necesidad de hacerlo”.
Por Ayelén Pujol para Infojus Noticias
La batalla contra el negocio de los grandes laboratorios es una de las problemáticas centrales de las áreas de Salud de la región. Los países de la Unasur denunciaron el abuso y la extorsión de los laboratorios multinacionales, y comenzaron a negociar conjuntamente los precios de los medicamentos. El ministro de Salud, Daniel Gollán, planteó la necesidad de frenar el modelo “mercantilista” y “depredador” que –advirtió- amenaza al sistema de salud de Argentina y el resto de los países del mundo
Gollán calificó a la situación como “nueva”, aunque aclaró que la industria farmacéutica transnacional siempre tuvo un margen de ganancia que estuvo por arriba del promedio de otras industrias. “El problema es que no sólo existe un precio abusivo, sino que se ha transformado en un proceso de especulación financiera. Ese precio alto está vinculado a una cotización de la empresa en las bolsas de los grandes centros financieros del mundo. Hay una doble distorsión: sacar la máxima ganancia posible de un medicamento que le hace falta a la gente y a la vez entrar en una lógica de especulación financiera que le agrega un doble circuito de sobre ganancia”, explicó.
-¿Cuál es el plan para enfrentar este sistema?
-Todo esto hace que los medicamentos de alto costo y de última generación hoy están siendo inaccesibles no sólo para Argentina, sino para todos los países del mundo. Estamos encarando el tema con todos los países del Unasur más México, que se ha sumado a la propuesta de plantar una posición política en conjunto frente a los laboratorios multinacionales y plantear que la única manera en que esto se puede resolver es bajando los precios de usura. Precios de usura significa menos accesibilidad, precios más razonables es más accesibilidad.
-¿Eso fue lo que hicieron con la compra de Atripla (medicamento para los pacientes con HIV)?
-Sí, lo compramos a través del Fondo Estratégico de la OPS (Organización Panamericana de la Salud). Se adquirieron 651 mil unidades a un valor de 4,06 pesos, cuando en el mercado local la oferta era de 75 pesos. Esta operación implicó un ahorro de más de 46 millones de pesos.
-¿Y qué se hará frente a aquellos que compran las patentes para después controlar el precio?
-Hay laboratorios en el mundo que son titulares de productos muy caros para la salud, que ni siquiera tienen una planta de producción. Son empresas que compran patentes. El negocio es comprar la patente, apoderarse de ella, ser único proveedor, tomar una posición monopólica o una posición dominante muy fuerte y en base a eso especular con la salud de la gente. Si no avanzamos en estos caminos, el sistema se nos volverá imposible de financiar porque hay un porcentaje altísimo de dinero que no va a la prevención, la promoción de la salud o la rehabilitación, sino que se está yendo al bolsillo de los especuladores. Esta pelea es la que nos está juntando a todos los ministros de Salud de todos los países porque atañe por igual a Estados Unidos, Canadá, a Europa y a los países de renta media y ni que hablar a los de renta baja.
-En el ámbito local específico, ¿cuál será la política a implementar?
-Será clave tener una política nacional de medicamentos que nos permita el acceso de todos los que los necesiten a un precio racional. En el mundo, la salud está quedando cada vez más en manos de grupos concentrados que impregnan y generan una cultura de la salud en términos de negocio. Nuestro enemigo está ahí.
En el discurso de cierre del Encuentro Nacional de Equipos de Salud que se realizó en la Ex ESMA la semana pasada, Gollan pidió la colaboración de todos los médicos para una pelea similar vinculada a los altos costos. Es que hay casos de profesionales que no cumplen con la aplicación de la Ley de Medicamentos Genéricos (25.649) y obligan así a los usuarios a tener que consumir marcas de mayor precio.
“Hay que parar la cultura del mercado y construir una alternativa distinta basada en el derecho a la salud”, expresó el ministro. Y agregó: “¿Cuál es la diferencia entre poner en la receta el nombre de la droga y no el nombre de la marca, que por la ley se puede agregar debajo? Si yo voy a una farmacia y pido Paracetamol voy a encontrar de diferentes precios. Pero voy a comprar el que pueda pagar. Lo que hacen quienes no recetan genéricos es distorsionar la realidad porque existe el mismo producto más barato”.
Gollan reconoció que encuentran resistencia en médicos que “no transmiten con claridad el mensaje” y aclaró: “La ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) controla todas las pruebas que hacen sobre cómo llega ese medicamente a los receptores. Lo importante es la droga porque el medicamento es el mismo, no hay dos calidades diferentes. La correcta aplicación de la ley ayudaría a que la gente entienda que está pagando más sin necesidad de hacerlo”.
-¿Qué medidas se tomarán con los médicos que no acatan esta política del Estado?
-Nosotros tenemos la ley de genéricos desde 2002 y por estos días estamos sacando una resolución que lo que dice es que se debe cumplir la ley. Es decir, una verdad de Perogrullo. Si los médicos insisten en no cumplirla obviamente vamos a tener que aplicar las normativas administrativas del Estado. Les pondremos primero una multa, después otra y si siguen insistiendo pueden llegar a perder la matrícula. Llamamos a nuestros colegas a que cumplan con la ley.
-¿Por qué cree que el tema de los genéricos empieza a tomar importancia mundial?
-Se empieza a plantear el tema en su verdadera dimensión y nos lleva a situaciones en la que los estados más desarrollados, como Estados Unidos o Inglaterra, están litigando judicialmente contra las posiciones monopólicas. Hillary Clinton (candidata presidencial en Estados Unidos), por ejemplo, puso el tema en su agenda de campaña, con la idea de ponerle un límite a la voracidad de estos laboratorios, de estas empresas. Y hay asociaciones científicas del mundo que antes no tomaban una posición frente al precio, pero que empiezan a plantear el problema porque sus pacientes se están quedando sin poder tratarse.