No alcanza lo pedido por los sindicatos, pero es más de lo que proponían los empresarios y mediadores gubernamentales, el nuevo salario mínimo de los trabajadores textiles y del calzado en Camboya.
Se trata de un sector vital para el país que produce el 80 % de las exportaciones del país, por valor de cinco mil millones de dólares anuales y que emplea a 700.000 camboyanos, sobre todo mujeres, con un fuerte impacto económico y social. Es sector textil es el único para el que está previsto un salario mínimo, en parte debido a la fuerte presencia de empresas multinacionales, comprometidas a respetar estándares mínimos, con resultados diversos.
Fue determinante la posición de los representantes de las partes sociales que habían propuesto 135 dólares mensuales, mientras los sindicatos habían partido de 177 dólares y luego bajaron a 160, amenazando con huelgas en caso de no lograr esta cifra. Finalmente, el gobierno fijó el salario mínimo del sector en el equivalente de 140 dólares, lo que constituye un aumento del 9,4%.
Los resultados de la negociación traerán sin dudas repercusiones en un país que padece fragilidad política, junto a una fuerte degradación social y una pobreza difundida.