Miles de australianos han salido a las calles en todo el país para expresar su apoyo a los solicitantes de asilo que se encuentran detenidos en los campos de refugiados.
Los manifestantes en Sídney (sureste), Melbourne (sureste) y otras ciudades han exigido este domingo al Gobierno del nuevo primer ministro Malcolm Turnbull a cerrar los centros de detención que se ubican en Nauru (en Micronesia) y Papúa-Nueva Guinea (en la isla de Manus), donde les retienen a los refugiados en muy malas condiciones.
Australia ha adoptado una política dura en cuanto a la emigración de indocumentados. Anteriormente, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Zeid Raad al-Husein, denunció la postura de Canberra ante los inmigrantes irregulares y solicitantes de asilo, criticando que su actual postura daña fuertemente la reputación de ese país en cuanto a los derechos humanos.
El pasado mayo, el Departamento de Inmigración de Australia reportó más de 280 casos de asalto y agresión sexual en tres meses en los centros de detención de inmigrantes en ese país.