El velatorio se hizo la sede de la Asociación Boliviana de Laferrere: hubo música de Lila Downs de fondo, flores y banderas y carteles de militancia, como ella quería. Y más tarde el cuerpo fue trasladado al cementerio Lar de Paz en González Catán. Allí familiares y amigos la despidieron con cantitos y palabras de despedida. “Espero haber hecho un aporte a la lucha por un mundo sin desigualdad”, había escrito Diana en un poema.
Por María Florencia Alcaraz y Matías Máximo para Infojus Noticias – Fotos de Mario Sayes y Charo Larisgoitia
Cuando el cortejo llegó al cementerio Lar de Paz en González Catán, La Matanza, el coche que trasladaba al cuerpo de Amancay Diana Sacayán pasó por debajo de un puente multicolor. Sus familiares y amigos sostuvieron una bandera enorme de la diversidad sexual. A pesar del dolor, no hubo lugar para el silencio. “Acá está la resistencia trans”, cantaron con voz firme todos los presentes una y otra vez. “¡Diana, Diana, Diana corazón. Acá tenés las travas para la liberación!”, fue otro de los cantitos. Todos terminaban en aplausos y el grito: “Diana Sacayán, presente. Ahora y siempre”. Para muchos el llanto fue inevitable.
“Se va a acabar, se va a acabar, esa costumbre de matar”, vitorearon. A la activista trans la despidieron más de 200 personas. Le dejaron una bandera argentina, una multicolor y una wiphala, la bandera de los pueblos originarios. También tiraron flores de todos los colores. Diana descansa en tierra matancera, donde se crio y vivió desde que era una beba. Está en el lugar desde donde fundó MAL (Movimiento Antidiscriminatorio por la Liberación) en 2002. El cementerio está ubicado muy cerca del predio del CEAMSE donde Diana se unió a la pelea de los vecinos autoconvocados para ponerle freno a esa montaña de basura que les deterioraba la calidad de vida. Sus restos fueron enterrados cerca, también, de la ruta 21 donde ella se plantó como piquetera cuando en La Matanza la comida la ponía la olla popular, la moneda era el patacón y en los barrios se desplegaban los trueques.
El año pasado la militante trans hizo un poema. “Cuando yo me vaya no quiero gente de luto/ Quiero muchos colores, bebidas y abundante comida/ Esa que de niñ* me hacía falta”, escribió. Anoche, en la sede de la Asociación Boliviana de Laferrere, en el conurbano bonaerense, comenzó su sepelio, con música de Lila Downs de fondo y flores. Como ella quería. Esta mañana continuaron llegando amigos y familiares desde todos lados. Los abrazos, el mate y el recuerdo de Diana circularon entre los presentes.
“Deseamos que esta luche continúe. Ella dejó un legado. Tenemos que continuar su lucha”, dijo Cinthia, una de las sobrinas de Diana. Antes de que comenzara el cortejo que salió en caravana, se improvisó un acto homenaje. Cinthia se paró frente a todos los que se concentraron en el salón donde se hizo el velatorio. No entraba nadie más. Agradeció la fuerza y cariño que le estaban dando a la familia. “Que se esclarezca lo que pasó”, pidió. En el fondo, las fotos de Diana colgaban de las paredes, también había imágenes de Ernesto Che Guevara, Evo Morales y otros referentes bolivianos.
“Tiene que cesar la persecución al movimiento trans”
Después de las palabras de despedida de Cinthia, que dijo que ayer descubrió “lo inmensa que era su tía”; hablaron distintos representantes de entidades de derechos humanos y sindicales. Pedro Mouratian, interventor del Instituto Nacional contra la Discriminación la Xenofobia y el Racismo (INADI) expuso ante los presentes y anunció que el organismo se va a presentar como querellante en la causa que investiga el crimen de Diana. “Hasta siempre, compañera”, la despidió Mouratian.
“Podemos tener ley de Matrimonio Igualitario, ley de Identidad de Género, ley de Cupo trans pero vamos a seguir peleando por el derecho a la vida”, dijo Noelia Luna de la Asociación Civil Miser (Movimiento de Integración Sexual étnica y religiosa). Todos la aplaudieron.
Martín Canevaro de 100% diversidad y derechos, frente a todos, destacó que “estamos despidiendo a una gran militante social y política”. Pidió “Memoria, Verdad y Justicia por Diana Sacayán”.
Al momento de hablar Lily Galeano, de HIJOS, contó que era una admiradora del trabajo de Diana. “Nos deja la enseñanza de que había que ir por el trabajo. Tiene que cesar la persecución al movimiento trans”, dijo. Pablo Pimentel, titular de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH) propuso que la ley de cupo trans para la provincia de Buenos Aires se llame Diana Sacayán.
“Cuando yo me vaya quiero una despedida sin cruces”
La familia de Diana es numerosa: con ella, eran 16 hermanos, todos del mismo matrimonio de padres tucumanos que se trasladaron a la provincia de Buenos Aires cuando la activista tenía nueve meses. Los padres murieron y entre sus hermanos queda una joven trans, que era muy apegada y la tenía como referente. Los que pudieron anteponerse al dolor o a la distancia estuvieron en el velatorio.
“Diana empezó desde joven a considerar esta asociación boliviana como parte de su espacio, fue donde dio sus primeros pasos en el compromiso con el activismo por los derechos humanos. Acá la querían mucho y por eso cuando nos enteramos de esta noticia horrible vinimos a preguntar si era posible velarla acá. Aceptaron y con gusto. Es un espacio que fue importante en su vida y donde se sentía cómoda”, dijo a Infojus Noticias Micaela, una de sus sobrinas.
Detrás del cajón con el cuerpo de Diana hubo una cruz tapada por seis tiras con los colores de la bandera de la diversidad sexual. Ese gesto respondió a otro de los versos de su poema: “Cuando yo me vaya quiero una despedida sin cruces; tod*s saben sobre mi atea militancia/Y sin machos fachos porque también saben sobre mi pertenencia feminista”. Al costado, había un cartel con la inscripción “#NiUnaMenos, basta de travesticidios”.
Ayer a las 23 horas, un micro salió desde el Congreso de la Nación, dispuesto por la Secretaría de Derechos Humanos, para aquellos que quisieran ir hasta Laferrere. A esa misma hora, una corona de flores del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, llegaba a la asociación boliviana. Hoy, otro micro partió desde la sede porteña del INADI con el mismo fin.
Las coronas llegaron desde todos lados: el Ministerio de Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Página 12-Diana colaboraba en el suplemento Soy-, la diputada Karina Nazabal, el Bloque de Diputados del Frente para la Victoria, el Partido Comunista, entre otros. Hoy cuando se llevaron el cuerpo armaron un camino de flores para salir del lugar.
Una muerte violenta
Diana fue encontrada muerta en el departamento donde vivía con una amiga, en el barrio de Flores. La autopsia ratificó que se trató de una muerte violenta producida por heridas de arma blanca y que la víctima intentó defenderse, según publicó el portal Fiscales, de la Procuraduría General de la Nación. El titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº4, Matías Di Lello, avanzó ayer con una serie de medidas destinadas a esclarecer el homicidio en conjunto con la titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), la fiscal Mariela Labozetta. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner se manifestó en contra de la violencia y la discriminación que sufren las mujeres y pidió el pronto esclarecimiento del asesinato.
Diana lideraba el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL) y era secretaria mundial trans alterna de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays y Bisexuales (ILGA). Después de la sanción de la ley de Identidad de Género, participó de los proyectos de pensión y cupo laboral trans en la provincia de Buenos Aires.
En 2012, Diana recibió de manos de la presidenta Cristina Fernández su DNI con la identidad de género que eligió para su vida. Ese derecho civil adquirido no fue un principio ni un fin: su activismo había empezado mucho antes y siguió hasta los últimos días. “La semana pasada tuvimos una reunión para coordinar un proyecto de abrir una oficina del INADI que trabaje en la zona oeste, porque hay mucho por trabajar en discriminación y derechos humanos”, contó Penélope Gutiérrez. “Cuando yo me vaya espero haber hecho un pequeño aporte a la lucha por un mundo sin desigualdad de género, ni de clase”, escribió Diana.