Opinión Pública Ecuador, empresa consultora experta en relevamiento, manejo e interpretación de datos, llevó adelante un módulo de encuesta dirigido a indagar la percepción de violencia y no violencia de las personas que viven en Ecuador. Este esfuerzo se desarrolló en el marco de la iniciativa humanista “Octubre por la Paz y la No Violencia” que comenzó el día 2 de octubre y concluirá el día 31, con más de 80 eventos realizados en cinco ciudades del país.
El objetivo del estudio era medir, por primera vez, la percepción de la violencia en la sociedad civil. La intención del estudio era indagar sobre; violencia recibida y principales escenarios cotidianos; violencia que se ejerce; la forma en la que se manejan los conflictos; la práctica de acciones no violentas.
El módulo de encuesta se aplicó con 933 ecuatorianos y 932 ecuatorianas mayores de 16 años (1865 personas en total), en todas las provincias de la Costa y la Sierra ecuatorianas, garantizando así la representación nacional. Dada la sobremuestra en las provincias de Guayas y Pichincha, en las ciudades de Guayaquil y Quito, es posible tener datos específicos para estas cuatro localidades. En el estudio, se hizo un análisis por dominio, provincia, cantón, sexo, edad, nivel de educación, nivel socioeconómico, etnicidad y zona.
A continuación compartimos los resultados obtenidos para cada pregunta realizada.
Pregunta 1. Dígame si a lo largo de su vida, en la calle, en fiestas, en lugares de diversión, iglesias, unidades de salud, transporte, etc. ¿Ha sido agredido/a o violentado/a por alguna persona conocida o desconocida?
Los resultados muestran que 4 de cada 10 personas en algún momento de su vida se han sentido agredidas o violentadas por alguien conocido o desconocido; hay más incidencias en el área urbana y en la región Sierra, donde sube a 50% de los entrevistados. En total, 44% de los hombres admitieron haber sido víctimas de violencia, mientras las mujeres lo admitieron en un 38%.
Pregunta 2. ¿En cuál de los siguientes lugares ha sido con mayor frecuencia agredido/a o violentado/a?
Se observa que la mayor parte de las personas que dijeron haber sido víctimas de violencia (41%), la han sufrido en espacios públicos como la calle y el transporte público, dato con mayor incidencia en el área urbana, la población masculina y los grupos de edad más jóvenes.
Pregunta 3. ¿Alguna vez ha sido violento con alguna persona cercana a usted como un familiar o amigo íntimo y/o con alguna persona lejana a usted?
Respecto a la generación de actos de violencia hacia una persona lejana o cercana, un 44% de las personas contestó afirmativamente. En general, cerca de la cuarta parte de la población ha sido violenta con alguien cercano como un familiar o amigo íntimo y un 31% con personas lejanas. El 52% de las personas encuestadas dijeron que nunca han sido violentas con otra persona.
Es mayor el porcentaje de hombres (48%) que reconocen haber sido violentos con otra persona en comparación de las mujeres (40%); a nivel generacional, es la población más joven (16 a 19 años, 36%) y de mayor edad (60 años en adelante, 39%) quienes en menor el porcentaje dicen haber sido violentos con otros en comparación con los grupos de edad entre los 20 a 59 años.
Al mirar comparativamente los indicadores sobre recepción de violencia versus ejercicio de violencia se observa que aquellas personas que han sido víctimas de violencia son, en su mayoría, generadoras de violencia. En el caso opuesto se invierte la relación. Así, quienes no han sido víctimas de violencia manifiestan no tener actitudes violentas hacia otras personas, como lo indica el gráfico siguiente:
Estos resultados estarían poniendo en evidencia un círculo de reproducción de violencia. Sin embargo, también darían cuenta de niveles significativos de tolerancia hacia la violencia, reflejada en el posible ocultamiento de la violencia en los diferentes segmentos geográficos o sociodemográficos analizados.
Pregunta 4. Pensando en su forma de ser y de actuar, ¿cómo reacciona la mayoría de las veces frente a una situación de conflicto, tensión con alguien?
Al indagar en las prácticas asociadas a la resolución de conflictos por parte de las personas, la reacción recurrente con mayor número de menciones es el diálogo/acuerdo (38%). Sin embargo, existe un 30% de personas que tienden a ignorar el asunto, un 16% impone su punto de vista y un 7% aplica castigos o sanciones. Solamente un 5% no dieron una respuesta y un 4% mencionó otras modalidades.
Al mirar las reacciones de las personas que no habrían recibido violencia en algún momento de su vida, se observa que casi el 80% de la población indica que tiende a dialogar o a ignorar un conflicto. En cambio en las personas que han recibido violencia, tienen porcentajes más reducidos de esos 2 tipos de reacciones, teniendo como consecuencia un incremento de reacciones como la imposición de su punto de vista (24%), así como de la aplicación de sanciones (12%).
Adicionalmente a esto, se exploró sobre el nivel de recordación de resolución de un conflicto de manera no violenta. El 54% de la población pudo recordar al menos una ocasión en la que resolvió un conflicto de manera amistosa, no agresiva.
Frente a los resultados arrojados por este módulo de encuesta aplicado, cabe recordar que ya en 1996, la Organización Mundial de la Salud destacó que:
La violencia es un problema polifacético, de raíces biológicas, psicológicas, sociales y ambientales, y para el que no existe una solución sencilla o única; al contrario, es una cuestión que debe abordarse a varios niveles y en múltiples sectores de la sociedad simultáneamente. Basándose en la perspectiva aportada por el modelo ecológico, es posible orientar los programas y las políticas de prevención de la violencia hacia los individuos, las relaciones, las comunidades y las sociedades en su conjunto, y aplicarlos en colaboración con distintos sectores de la sociedad en escuelas, lugares de trabajo y otros centros, y sistemas de justicia penal. La prevención de la violencia tendrá más probabilidades de éxito si es integral y con base científica. Por lo general, las intervenciones emprendidas en la infancia y las prolongadas suelen ser más eficaces que los programas a corto plazo.
Y que, adicionalmente, en el capítulo de recomendaciones, la misma OMS indicó que:
A nivel individual, las estrategias se centran fundamentalmente en fomentar actitudes y comportamientos saludables en los niños y los jóvenes durante el desarrollo, y en modificar las actitudes y los comportamientos en los individuos que ya se han hecho violentos o corren el riesgo de atentar contra sí mismos.
Las iniciativas de base comunitaria buscan concienciar a la población sobre el problema de la violencia, promover las acciones comunitarias y ofrecer a las víctimas atención y apoyo.
Las estrategias basadas en la sociedad se centran en factores culturales, sociales y económicos relacionados con la violencia, y prestan especial atención a las modificaciones de la legislación, las políticas y el entorno social y cultural más amplio para reducir las tasas de violencia en distintos ámbitos y en comunidades enteras.
Durante el evento de presentación, las personas participantes valoraron este primer esfuerzo por el aporte que hace a una mirada sobre la percepción de violencia y no violencia en el conjunto de la población ecuatoriana.
Adicionalmente se anotó la importancia de difundir estos primeros resultados y de buscar mecanismos para profundizar en ellos, pues definitivamente pueden dar lugar al diseño de estrategias orientadas a promover las respuestas no violentas y, por esta vía, eliminar el círculo de reproducción de la violencia, así como a avanzar en el reconocimiento de las diferentes formas de violencia y la necesidad de superarla.
Sin duda, abordar de modo radical la violencia y la no violencia tendría efectos inmediatos, para comenzar, en el sistema de salud, cuyo gasto en resolver las consecuencias concretas de la violencia disminuiría significativamente implementando programas que la eliminen transformando así, radicalmente la vida de los habitantes del Ecuador. De paso, pero no menos importante, ese recurso liberado podría invertirse en las modernas técnicas y medicaciones para resolver las tantas otras enfermedades y condiciones médicas que nuestra gente sufre, dando a todos y a todas una mejor estándar de vida.
Ojalá los Ministerios de Salud y Educación prestaran atención a este estudio tan importante y tan poco reportado por los medios de comunicación.