8300Web, por Colectivo de Economía Crítica
El pasado viernes se realizó una histórica movilización en San Juan capital motivada por la indignación ante el catastrófico derrame de cianuro en el río Jáchal, por parte de Barrick Gold. Se calculó una asistencia de cuatro mil personas, marcando un hito en el levantamiento de San Juan contra la megaminería.
El 12 de septiembre, ante la falla de una válvula, fueron volcados más de un millón de litros de solución cianurada al río Potrerillos, afluente del río Jáchal. “Nos enteramos gracias al mensaje de texto de un trabajador, no por la empresa ni por el gobierno”, denunciaron los vecinos jachaleros. Así comenzaron a darse las movilizaciones y protestas en Jáchal y en San Juan capital, que fueron creciendo en intensidad.
La acción más significativa fue el viernes pasado, cuando aproximadamente cuatro mil personas marcharon por la capital provincial. Llegaron autoconvocados de varios departamentos de la provincia, algunos a más de 100km, acompañados por vecinos y asambleas de Mendoza, La Rioja y Córdoba. La consigna compartida es “cierre, remediación y prohibición”.
Los vecinos de Jáchal denunciaban el accionar de las empresas mineras y el gobierno antes de este derrame. Ya en 2004 se había conformado el grupo “Madres asambleístas contra la megaminería”; y a principios de 2015 la asamblea de vecinos“Jachal no se toca”.
Pero su voz es permanentemente aplacada, ya que ninguno de los grandes medios de la provincia cubre las acciones y demandas de las asambleas. “Están trabajando todos con la misma intención, de ratificar la megaminería como una política de estado”, declararon los vecinos. “Para nosotros la megaminería es una gran mentira. No fue el desarrollo sustentable que ofrecieron, y los controles y la seguridad medioambiental que ofrecían tampoco han existido.”
La explotación de la mina Veladero se encuentra ubicada en el departamento de Iglesia a 340 km de la ciudad de San Juan y tiene como objetivo la extracción de oro y plata. Allí la minera canadiense Barrick Gold realiza su actividad desde el año 2005 utilizando cianuro, entre otras sustancias, en el proceso extractivo.
Lo que sucede en San Juan no es un hecho aislado. Es consecuencia de una matriz extractivista que se extiende por todo el territorio nacional y alcanza a otros países latinoamericanos. En Argentina, el extractivismo alcanza sus máximos puntos de conflictividad social con la megaminería y el fracking, en las provincias cordilleranas, y con el avance del agronegocio en muchas otras provincias.
El caballo de Troya con el que intentan infiltrar estos proyectos mineros es el discurso del empleo, las inversiones y la producción. Pero las investigaciones de especialistas muestran que estos son sólo mitos: los trabajos estables son pocos, las inversiones responden primeramente a las necesidades de la empresa y el producto no se replica en valor agregado para la población.
El discurso oficial en favor de la minería transnacional a gran escala dice que este tipo de actividad es completamente necesaria ya que los minerales son utilizados a diario en la vida de las personas. Sin embargo en el caso de Veladero este argumento pierde total sentido al ver que para el año 2014 la proporción de la demanda de oro para uso tecnológico fue del 8,21%, por lo tanto los principales destino del oro fueron la joyería (58,36%) y monedas, lingotes, bancos centrales y otras instituciones (33,43%).
En definitiva, la cuestión de fondo es cómo entendemos en nuestras sociedades la relación hombre-naturaleza. Desde la teoría económica dominante -y sin duda para las empresas extractivistas- la naturaleza es sólo una “proveedora” de recursos para el beneficio del hombre. En contraposición, desde las comunidades se alzan voces que sostienen que somos parte de la naturaleza, y nos afecta cualquier cambio que sufra. En esto, el pueblo jachalero se levanta como ejemplo de lucha y compromiso social.