El 65% de las personas que han llegado a Europa por el Mediterráneo en lo que va de año vienen de Siria (43%), Afganistán (12%) y Eritrea (10%).
Huyen mayoritariamente de países en guerra, regímenes autoritarios y violaciones de derechos humanos.
Por Jaime Sevilla Lorenzo y Raúl Sánchez para Desalambre
Guerra, detenciones arbitrarias, torturas, abusos sexuales, represión informativa… Al menos seis de cada diez personas de las que han llegado a Europa por el Mediterráneo en lo que va de 2015 vienen de países en los que las violaciones de derechos humanos son constantes. En Siria, miles de personas están detenidas, secuestradas o desaparecidas y unos 250.000 civiles viven en estado de sitio. El conflicto de Afganistán se cobró 4.853 víctimas mortales en el primer semestre de 2014. En Eritrea, no se respetan las libertades de expresión, asociación y religión.
El 43% de las personas que han llegado a los países europeos a través del Mediterráneo en lo que va de año vienen de Siria, la mayoría a través de Grecia. El 12% proceden de Afganistán, también por Grecia. El 10% vienen de Eritrea, quienes escapan principalmente a Italia. Las siguientes nacionalidades mayoritarias son Nigeria (5%) y Somalia (3%), que también llegan sobre todo a las costas italianas.
Principales países de origen de las personas que llegan a Europa por mar
Siria: un conflicto con 190.000 muertos
Siria lleva cuatro años sumida en un conflicto en el que han muerto al menos 190.000 personas, según datos de Amnistía Internacional (AI). 11,6 millones han tenido que huir de sus hogares, de las cuales 4 millones han huido a otros países y el resto se han desplazado dentro de Siria. Esos 4 millones de refugiados están acogidos mayoritariamente en algunos de los países vecinos: Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto.
Una de esas personas que huyeron de Siria es Rami, de 27 años, quien cuenta en este reportaje que escapó de la ciudad de Raqqa cuando fue tomada por el grupo terrorista Estado Islámico. «Dio igual que viniera de una de las familias más poderosas de la ciudad. Si me hubiera quedado, sin duda me habrían matado, sin preguntas. Lo peor era que mis propios primos habían salido a buscarme también. Casi todos ellos se habían integrado en Estado Islámico. No había nadie que pudiera protegerme», relata.
Además, miles de personas están detenidas, secuestradas o desaparecidas y reciben torturas y malos tratos, y unos 250.000 civiles viven en estado de sitio y carecen de alimentos, medicinas y combustibles. Esta situación afecta gravemente a la infancia: 5,6 millones de niños sufren en Siria situaciones extremas de pobreza, desplazamiento y estado de sitio, de acuerdo con datos de Unicef.
Afganistán: los talibanes controlan parte del país
Aunque la OTAN puso fin a su misión de combate en Afganistán a finales de 2014, la situación en el país está lejos de ser estable. En los primeros seis meses de 2014, hubo 4.853 víctimas civiles del conflicto bélico, una cifra que se había duplicado desde 2009, según un informe de Amnistía Internacional. Los talibanes siguen controlando buena parte del país y se producen detenciones arbitrarias en las que se niega a los sospechosos el debido proceso. Amnistía también denuncia violaciones de la libertad de expresión y aplicaciones de la pena de muerte en juicios sin garantías.
Según la ONU, ocho de cada diez mujeres afganas han sido acosadas psicológica, física o sexualmente. Este reportaje cuenta cómo la artista Kubra Khademi, al realizar una performance reivindicativa en las calles de Kabul, «t uvo que acelerar el paso y saltar rápidamente dentro del coche de un amigo, porque poco a poco su paseo desafiante fue encendiendo a los transeúntes, una auténtica turba que la insultó, amenazó e incluso golpeó, hasta el punto de saltar encima del coche para evitar -sin éxito- que se fuera».
Eritrea: un servicio militar obligatorio por tiempo indefinido
El Informe Mundial 2015 de la organización Human Rights Watch (HRW) califica la situación de derechos humanos de Eritrea de «deplorable». Denuncia que las detenciones arbitrarias son «la norma»: los prisioneros no siempre conocen las razones de su arresto, se les mantiene detenidos por tiempo indefinido y pocos o ninguno de ellos son sometidos a juicio. Tampoco se respetan otros derechos humanos básicos como las libertades de expresión, asociación y religión: «Desde 2001, el Gobierno controla con firmeza el acceso a la información y no permite el trabajo de medios independientes, sindicatos y ONG», dice el informe. También afirma que el Gobierno «acosa» a los ciudadanos de religiones distintas a las cuatro reconocidas (el islam suní y las ramas cristianas ortodoxa, católica y luterana).
Otra de las razones que empujan a muchas personas a huir del país es el servicio militar obligatorio. Aunque oficialmente dura 18 meses, en la práctica tiene una duración indefinida que a menudo se alarga durante una década. «El servicio militar no tiene un final, es para toda la vida», afirma un refugiado eritreo de 14 años de edad en un testimonio recogido en el informe de HRW. Además, el servicio militar obligatorio se emplea como fuente de trabajos forzados para el Estado.
Nigeria: el miedo a ser secuestrado o asesinado
Nigeria también tiene problemas graves de derechos humanos. «Mujeres, hombres, niños y niñas viven en el constante temor de ser asesinados y secuestrados por Boko Haram y de ser sometidos a detención arbitraria, detención ilegítima, tortura e incluso ejecución por el Ejército», dice Amnistía Internacional en su web. 7 de cada 10 reclusos no han sido declarados culpables de ningún delito.
A estos problemas se suman los ocasionados por la pobreza y la desigualdad. «Uno de cada tres nigerianos vive en barriadas marginales o asentamientos informales en condiciones de pobreza y hacinamiento, con acceso limitado a agua apta para el consumo y bajo la amenaza constante de desalojo forzoso», dice Amnistía.
Somalia: la guerra de los 24 años
En Somalia hay un poco conocido conflicto armado que dura ya 24 años y que «sigue desplazando, hiriendo y matando civiles», dice el Informe Mundial 2015 de Human Rights Watch. Las fuerzas de seguridad son responsables de ataques indiscriminados, violencia sexual y detenciones arbitrarias.
La justicia es administrada en gran medida por la jurisdicción militar, con procedimientos que no se ajustan a los estándares internacionales de juicio justo. El grupo terrorista Al Shabab recluta niños y ataca escuelas, pero la ONU también ha documentado casos de reclutamiento infantil por parte de las fuerzas del Gobierno.