por ALEJANDRO BEREZIN, Est. Ingeniería Comercial, U. Adolfo Ibáñez. Pahil Hashomer Hatzair Chile.
Para El Diario Judío
Un grupo de terroristas judíos atacó a una familia árabe con una bomba incendiaria, desencadenando la muerte de un bebé de sólo un año y medio que murió quemado en su cuna, y dejando en estado grave a ambos padres y a su hijo mayor, con quemaduras en más de la mitad del cuerpo.
La letalidad de la doctrina fundamentalista, subyugada por el extremismo religioso o patriótico, no representa los valores centrales del judaísmo ni del sionismo, no respeta la vida como tal y no construye un futuro mejor ni para Israel ni para el mundo. No hay verdad absoluta que pueda pasar por encima de la vida misma. Pero “¿Hasta cuándo?” es una pregunta que deja de tener sentido si sólo repetimos, ante cada calamidad extremista, que ojalá no vuelva a ocurrir.
Si queremos ver menos odio y venganza, debemos educar en torno a la paz y la convivencia. El mismo primer ministro Netanyahu comunicó que todo el mundo en Israel está en shock por el condenable terrorismo contra la familia Dawabsha, que estamos “súper” indignados y nos llama a luchar juntos en su contra. Si el gobierno reconoce tolerancia cero contra el terrorismo, así también debería ser nuestro silencio frente a tan vergonzoso crimen.
Pero llamar a la lucha contra el terrorismo y el extremismo judío nos llama a reflexionar en el proyecto político-nacional que construimos y estamos construyendo. La violencia y el terror son también hijos del sistema, reproducidos y alimentados por el mismo. La construcción de asentamientos no es gratis, sino a costa de víctimas fatales e inocentes.
Si hay momentos en que los judíos deberíamos mostrarnos unidos y fuertes, es este. Así también lo manifestó el Presidente de Israel. “Tomar la justicia en las propias manos (…) es premiar a los terroristas”. Todos los judíos deberíamos estar unidos, mostrando un unívoco mensaje de repudio y rechazo total a la violencia perpetrada en el nombre de nuestro pueblo. El mismo Presidente Rivlin comunica su más profunda vergüenza y tristeza. Que a los judíos en Chile no nos de vergüenza expresar nuestra vergüenza.
Si usted es judío, siéntase completamente responsable y obligado de afirmar NO EN MI NOMBRE. Porque quiéralo o no, uno solo nos representa a todos, y a mí estos asesinos no me representan. Por esto, frente a tan detestable acto, expresemos públicamente nuestra más enérgica condena, porque un fanático extremo pesa por millones de mensajes de sentido común y paz.