El secretario general del Partido Humanista, Efren Osorio, señaló que esto “es un acto personal y unilateral que no se puede imponer por decreto”, pero que como sociedad “pasa por verdad y justicia”.
Tras la muerte del ex jefe de la DINA Manuel Contreras, quien fuera condenado por más de 500 años de cárcel por los crímenes cometidos durante la dictadura, el Secretario General del Partido Humanista, Efren Osorio, se refirió a la situación actual de los Derechos Humanos en Chile y sostuvo que es imperioso “construir las condiciones para que las necesarias reconciliaciones puedan realizarse y eso pasa por verdad y justicia”.
A continuación, una entrevista en profundidad sobre este tema.
¿Qué significa para el país la muerte de Manuel Contreras?
La partida de uno de los símbolos más perversos que marcaron de manera trágica y brutal una época de gran oscuridad para nuestro país y cuyas sombras, lamentablemente, permanecen hasta el día de hoy.
En todo caso, no es posible concentrar toda la culpa en la maligna figura de Contreras, pues para que Contreras pudiera existir, para que Contreras pudiera desplegar todos sus tentáculos de maldad, fue imprescindible la existencia de un Poder Judicial que le permitiera hacer todo lo que hizo. Fueron necesarios periodistas y medios de comunicación que manipularon y tergiversaron la información, haciendo de las víctimas los culpables y de los culpables remedos de salvadores de la nación y, por cierto, civiles que no quisieron ver, que voluntariamente se taparon los ojos ante la evidencia de los horrores que se cometían delante de sus narices.
Es cierto que Contreras es un verdadero engendro de perversidad, pero si existió es porque una parte importante de nuestra sociedad fue cómplice de todos sus horrendos crímenes de manera directa, por acción u omisión, e indirecta, pues en esa época era muy común escuchar esa desagradable cantinela: “Algo habrán hecho para estar presos”, ¡¡y cuánta complicidad y responsabilidad encierra esta frase!!, dicha y repetida por tantos chilenos, mientras otros seres humanos eran lanzados al mar o violados por perros.
Entonces es demasiado importante para el país que todos estos sectores mediten y reflexionen su responsabilidad por la existencia de este verdadero engendro.
¿Cómo debemos recordar al ex director de la DINA?
Es realmente imperativo que todo lo que hizo Contreras y todo lo que permitió el surgimiento de su oscura figura no se olvide sino que se recuerde muy bien para que a futuro no vuelvan a surgir figuras como la suya. La historia de Chile debe recordar que Contreras, junto a la figura de Pinochet y Jaime Guzmán, forma parte de una siniestra trinidad que dañó gravemente la paz social de nuestro país.
¿Que ocurre ahora con el intento de llegar a la verdad y la justicia, sin tener la información que ocultaba Contreras?
Con figuras como la de Contreras hay que ser muy categórico, pues una cosa es la necesaria reconciliación y otra cosa es el intento de olvido. Cuando se utilizan adjetivos fuertes (“engendro perverso”, “asesino despiadado”) para describir a tipos como Contreras, mañosamente se nos acusa como resentidos o vengativos. Y esto es una trampa, porque es evidente que debemos avanzar y superar las heridas y la oscuridad heredadas de estos personajes, pero si realmente queremos que nuestra sociedad se sane, entonces es imprescindible hablar las cosas por su nombre y sin bajarle el perfil.
Estos crímenes son verdaderas “fracturas sociales” que requieren ser abordadas y enfrentadas en toda su magnitud y gravedad, pues de lo contrario vuelven a surgir en el futuro de la manera menos esperada. Por lo tanto, si realmente queremos que esto no se repita, no debemos soslayarlo ni minimizarlo. La triada perversa de Contreras, Pinochet y Guzmán son responsables de crímenes demasiados horrendos y graves que no solo dañan a las víctimas directas y a la sociedad completa de la época, sino también a las nuevas generaciones a quienes, de no actuar correctamente, les estaremos heredando una “fractura social” no tratada o tratada de manera inadecuada, que les afectará aunque no hayan vivido en esas épocas.
¿Cómo hacemos para reconciliarnos frente al personaje con más condenas por violación a los Derechos Humanos de la historia de Chile?
La reconciliación es un acto personal y unilateral que no se puede imponer por decreto pues es un proceso demasiado íntimo pero como sociedad podemos y debemos construir las condiciones para que las necesarias reconciliaciones puedan realizarse y eso pasa por verdad, reparación y justicia. Personalmente creo que la venganza, el odio y el resentimiento es el triunfo de los Contreras, Pinochet y Guzmán y es ahí donde aparece la reconciliación que no significa reconciliarse con estos personajes y ese es el error: pensar que la reconciliación es casi el perdón de ellos y declarar que no eran tan malos.
Muy por el contrario, la reconciliación finalmente es superar el dolor y el grave daño que me hicieron estos personajes sin modificar ni minimizar toda la gravedad de sus acciones sino comprender que si realmente quiero salir del círculo vicioso de la violencia del cual soy una víctima entonces debo integrar, comprender y reconciliarme conmigo mismo y ese es finalmente el triunfo de la vida y de la paz y, por cierto y por añadidura, la derrota de la violencia, es decir, la derrota final del asesino y del torturador. Por eso todo el poder simbólico y sanador de aquella frase de los familiares y víctimas de la dictadura: “Verdad y Justicia, nada más… pero nada menos”.