La tensión que se ve viene viviendo en los últimos días en Beirut podría complicar la ya profunda crisis política que sufre el país. Manifestantes contrarios al gobierno que salieron a la calle para protestar contra las toneladas de basura no recogidas, se enfrentaron con la policía. Las fuerzas del orden echaron mano a cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, causando heridas e intoxicación a decenas de personas.
Hoy, en vista de otro día de tensiones y nuevas marchas planificadas ya desde la mañana, el primer ministro Tamam Salman amenazó con renunciar. Su gobierno de unidad, integrado por partidos sunnitas y chiítas, ha sido acusado de corrupción, de inercia y rivalidades sectarias, fomentadas por el conflicto en la vecina Siria.
Según los manifestantes, estas serían las causas que impiden al gobierno hacer frente a la peor crisis de desechos que jamás haya sufrido el país, luego de que el mes pasado cerrara una gran planta de tratamiento. Actualmente el primer ministro y su gabinete son la única institución existente, ante la falta de un presidente de la República y de un parlamento electo.