Delegados del gobierno y de las fuerzas opositoras de Sudán del Sur iniciaron hoy en la capital etíope conversaciones en busca de la paz, anunció una fuente diplomática.

El ex canciller de Etiopía Seyoum Mesfin, quien actúa como mediador, señaló este jueves que los representantes del presidente sursudanés Salva Kiir y del ex vicepresidente Reik Mashar, líder opositor, deben llegar antes del 17 de agosto a un acuerdo que ponga fin al conflicto que desde hace 19 meses afecta a ese país africano.

Mesfin, quien actúa por mandato de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), organización subregional que intercede entre los dos enemigos, mostró confianza en que el diálogo avance aunque, en criterio de observadores, aún parece difícil arribar a un arreglo.

De acuerdo con las fuentes, tanto el jefe del equipo negociador del gobierno, Nhial Deng Nhial, como Taban Deng, quien encabeza la delegación de la oposición, mantienen un fuerte enfrentamiento. Este último llegó a desconocer la legitimidad del presidente Kiir mientras Nhial aún muestra una posición intransigente.

La IGAD, integrada por Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenya, Somalia, Sudán y Uganda, a la cual también pertenece Sudán del Sur, amenazó a los beligerantes con aplicar medidas punitivas si no acuerdan la paz en el plazo fijado.

La gestión de la IGAD se amplió recientemente con el apoyo de Argelia, Chad, Nigeria, Rwanda, Sudáfrica, China, Gran Bretaña, Estados Unidos y Noruega, además de otras organizaciones como Naciones Unidas y la Unión Africana.

La propuesta plantea compartir el poder, con el 53 por ciento de los cargos ministeriales para el presidente Kiir, y el 33 a los opositores de Mashar. Un siete por ciento de puestos para los exdetenidos (presos políticos de Kiir) y el restante siete por ciento para diversos partidos.

La guerra civil en Sudán del Sur comenzó en diciembre de 2013 cuando Kiir acusó al entonces vicepresidente Reik Mashar de planificar un golpe de estado, lo que desató enfrentamientos con un saldo hasta la fecha de 50 mil muertos y dos millones de desplazados.