Una guerra con Irán sería una catástrofe. Sin embargo, al oponerse a la vía diplomática, cientos de integrantes del Congreso podrían estar cometiendo un error que podría derivar justamente en un conflicto de esas caracterísiticas. El acuerdo nuclear con Irán, nombre que recibe comúnmente este complejo acuerdo diplomático, fue alcanzado el 14 de julio entre un grupo clave de potencias mundiales, la Unión Europea e Irán. El objetivo del acuerdo es restringir las actividades nucleares de Irán a un uso con fines pacíficos y anular la capacidad de ese país de construir una bomba nuclear. A pesar de lo que sostienen sus detractores, el acuerdo no se basa en la confianza, sino que otorga al Organismo Internacional de Energía Atómica la facultad de llevar a cabo amplias y minuciosas inspecciones a fin de garantizar que Irán cumpla con sus compromisos. A cambio, se levantarán muchas, aunque no la totalidad, de las sanciones impuestas a Irán, que han tenido efectos devastadores sobre su economía.
La alternativa a la diplomacia sería rociar con combustible una región del mundo que ya se encuentra en llamas a causa de conflictos armados tan intensos como complejos. El ejército iraní cuenta con más de medio millón de soldados y, sin duda, podría movilizar muchos más ante la amenaza de una invasión. Irán limita al oeste con Irak, con el que comparte una vasta frontera, y al este con Afganistán, dos países en los que se desarrollan actualmente conflictos militares y desastres humanitarios que han consumido al ejército estadounidense desde el año 2001 con un costo de miles de millones de dólares y la pérdida de un sinnúmero de vidas humanas.
Gary Sick se desempeñó en el Consejo de Seguridad Nacional durante los gobiernos de los presidentes Gerald Ford, Jimmy Carter y Ronald Reagan y fue el principal asesor sobre Irán de la Casa Blanca durante la Revolución Iraní y la llamada “Crisis de los rehenes”, que se registró cuando 52 estadounidenses fueron tomados como rehenes en Irán durante 444 días entre los años 1979 y 1981. Sick explicó en el noticiero de “Democracy Now!”: “Tuvimos básicamente dos años de negociaciones que fueron notablemente exitosas y produjeron algo que es complicado pero que aún así resuelve el problema. Si el Congreso estadounidense lo rechaza, Estados Unidos se queda solo».
Gary Sick plantea un asunto clave. Si el Congreso de Estados Unidos rechazara el acuerdo y, si una vez que el presidente Barack Obama vetara el rechazo (como prometió que haría) el Senado lograra reunir los 67 votos necesarios para revertir su veto, aún así eso no significaría que el resto de los signatarios del acuerdo aceptarían el rechazo. China, Francia, Rusia y el Reino Unido junto a otros países de la Unión Europea pueden aceptar los términos del acuerdo y levantar las sanciones impuestas a Irán, lo cual dejaría a Estados Unidos aislado y solo (junto a su aliado en Medio Oriente, Israel), en pie de guerra contra Irán. Gary Sick sostuvo: “La posibilidad de abrir una renegociación es prácticamente nula. Con el devenir de la situación, se corre el verdadero riesgo de llegar a un conflicto. Ello nos ubicaría no solo en el lugar donde nos encontrábamos hace dos años, que fue cuando el Sr. Netanyahu se paró frente al plenario de las Naciones Unidas, mostró la foto de una bomba y habló de llevar a cabo algún tipo de intervención inmediata, sino que en realidad sería aún peor, porque mientras tanto, habríamos perdido el apoyo de la mayor parte de la comunidad internacional”.
Otra persona que apoya el acuerdo es una activista estadounidense que estuvo prisionera en Irán. Sarah Shourd permaneció recluida durante más de 400 días en la tristemente célebre Prisión Evin de Teherán, la mayor parte del tiempo en aislamiento. Shourd, Shane Bauer y Josh Fattal fueron los tres excursionistas estadounidenses arrestados por agentes de la guardia fronteriza iraní mientras hacían senderismo en el Kurdistán Iraquí en el año 2009. Muchas de las críticas que se plantean al actual acuerdo se centran en que no garantiza la liberación de otros cuatro estadounidenses, tres de los cuales se sabe que se encuentran recluidos en Irán, entre ellos, el reportero del periódico The Washington Post Jason Rezaian. Se cree que el cuarto, Robert Levinson, se encuentra con vida, pero se desconoce su paradero.
Sarah Shourd manifestó en el noticiero “Democracy Now!”: “Pienso que es un buen acuerdo. Creo que es mucho mejor de lo que se podía haber esperado. No solo debilita la línea dura de Irán y suaviza las tensiones entre ambos países, sino que podría conducir a una cooperación para combatir al ISIS. También considero que es bueno para los estadounidenses que se encuentran detenidos allá actualmente. Pienso que en realidad reduce los motivos para que el gobierno iraní recurra a la táctica de tomar rehenes». Cuando se propuso el acuerdo en 2010, Shourd se encontraba detenida. Contó cómo recibió la noticia: “Tenía una televisión pequeña que emitía solamente un canal de noticias gestionado por el Estado iraní, pero las leyendas al pie de la pantalla estaban en inglés y fue así que me llegó lo poco de información que obtuve del mundo exterior. Así supe de la Declaración de Teherán, cuando Turquía y Brasil presentaron un sorprendente acuerdo que podría haber llegado muy lejos para resolver el problema nuclear con Irán. Sentía mucho entusiasmo. Bailaba y reía en mi celda porque no me cabían dudas de que mi liberación, así como la liberación de Shane y la de Josh, iban a ser cuidadosamente evaluadas en función de la atmósfera de las relaciones entre Estados Unidos e Irán. Si la atmósfera es buena, parecería ser más favorable para los rehenes. Ese acuerdo fue rechazado por el gobierno estadounidense al día siguiente y se impuso otra serie de sanciones al gobierno iraní».
El miércoles, varias agrupaciones estadounidenses organizaron más de 225 manifestaciones públicas ante las oficinas de los integrantes del Congreso en el marco del llamado Día Nacional de Acción “No a la guerra con Irán”. Shourd se unió a muchas otras destacadas mujeres, entre las cuales se encuentran Gloria Steinem, Alice Walker, Jane Fonda y la activista por la paz Medea Benjamin para declarar, tal como rezan las banderas del grupo de mujeres por la paz Codepink: “Las mujeres apoyamos el acuerdo nuclear con Irán, le decimos no a la guerra y SI a la diplomacia».
Durante las negociaciones del acuerdo sobre armas nucleares con la Unión Soviética en el año 1987, el presidente Reagan dijo en repetidas oportunidades: “Confía, pero verifica», haciendo alusión a un proverbio ruso. Resulta claro que Reagan no confiaba en los soviéticos, por eso insistió en un riguroso proceso de verificación. Este acuerdo con Irán incluye exactamente eso. Demos una oportunidad a la diplomacia.