Por Guillermo Guzmán.– “Sudán del Sur se enfrenta a una de las peores crisis humanitarias del mundo”. Así lo cuenta Zlatki Gegic, director de Oxfam Intermón para esta zona. El país centroafricano es el más joven del mundo después de que hace cuatro años se independizara. Hoy, vive su realidad compaginando una guerra civil que comenzó en diciembre de 2013 con más de dos tercios de su población en situación de inseguridad alimentaria.
“La población de Sudán del Sur necesita desesperadamente que esta guerra se acabe para poder acceder a alimentos y recibir ayuda”, cuenta Gegic. Más de medio millón de sudaneses del sur se han visto obligados a refugiarse en países vecinos -como Etiopía, Sudán, Uganda o Kenia- por la guerra. Internamente, hay más de un millón y medio de personas desplazadas.
Al conflicto armado se están sumando, también, los desastres naturales como las inundaciones o las sequías. Todo ello está provocando que la población se mueva en una búsqueda desesperada de alimento. Casi cuatro millones de personas en Sudán del Sur pasan hambre, un tercio de la población.
La peor parte de este relato se la llevan los niños. La malnutrición aguda afecta a 248.000 niños, según datos de Oxfam Intermón. Además, de todos los refugiados el 60% son menores de edad. La guerra no les es ajena, y la ONU estima que unos 12.000 niños han sido reclutados como niños soldados por grupos armados en el país.
Imagen: Vista general del centro de protección de civiles de las Naciones Unidas, en Juba. Gabriel Pecot / Oxfam Intermón
La mayor parte de la población de Sudán del Sur recibe hoy ayuda humanitaria alimentaria de manera directa o indirecta. “Las mayores necesidades se concentran en el millón y medio de personas desplazadas que han tenido que huir de sus hogares”, cuenta Intermon Oxfam. “Los desplazados afrontan una combinación de inseguridad crónica, condiciones de vida infrahumanas y falta de medios de protección”. La radiografía del país centroafricano es devastadora.
La situación del país hace, además, que la ayuda humanitaria esté llegando con muchas dificultades. Oxfam denuncia que se están produciendo ataques contra los trabajadores humanitarios que “limitan seriamente el acceso a las personas necesitadas”.
“Nuestro objetivo principal es salvar vidas”, asegura Simon Mansfield, del Departamento de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea. “El problema ahora es conseguir que las partes que están luchando [en la guerra civil] acuerden mantener sus compromisos, y alcanzar una resolución política”. Un conflicto que, junto con el hambre, están haciendo del país más joven del mundo un lugar en el que la lucha por la supervivencia es la única aspiración de la mayoría de la población.