La deuda externa es el mecanismo para esclavizar a los países y hacerse con sus bienes, a través de algunos “capataces” del lugar, llámense gobernantes.
En realidad, con muy poca energía, comprando, quitando y poniendo “capataces”, se ha controlado a las poblaciones del planeta entero, tratándolas como esclavos.
A este procedimiento, suman para hacer un poco más sofisticado y menos brutal el escenario, unos medios de comunicación al servicio de estos modernos traficantes de esclavos, a través de los cuales se hace creer a los pueblos que esa situación es la mejor para ellos y que no existe otra posible.
¡Qué simple y perverso juego!
Esos medios facilitan, como en los mejores momentos de una guerra, que en estos días los señores (miembros del FMI, BCE, CE) lancen mensajes tratando de jugar con el miedo del pueblo e incluso se permitan expresar que sus corazones se sienten engañados por quienes no están dispuestos a ejercer de capataces de su pueblo.
Claro, en la farsa que tienen montada y de la que somos víctimas, no encaja y por el contrario irrita sobremanera la convocatoria de un referéndum.
Es peligroso preguntar a las poblaciones… no sea que vayan a decidir no seguir siendo esclavos.
¡Por la condonación de la deuda griega y de todas las deudas, contraidas -por cierto- por las manos ensangrentadas de mercaderes de traje y corbata!